🌼 4 🌼 Jeff The Killer

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—¿Por qué tenemos que buscar a un perro?— Preguntó por enésima vez la muchacha.

—Sólo camina, Smile no debe de estar tan lejos si el poste nos mandó a buscarlo.—

—Pero me aburro, Jeff.— Hizo un puchero que el chico no vio por tener la vista al frente.— Jeff.— Lo llamó, pero no hubo nada por parte de él.

Se cruzó de brazos, conformandose con seguir caminando, maldecía a aquel animal que había acortado sus horas de sueño.

Estiró los brazos mientras bostezaba por quinta vez en los últimos tres minutos, la había levantado demasiado temprano para su gusto. Y para rematar, el día anterior había llegado demasiado cansada luego de su salida con Tobías.

No pudo evitar sonreír al recordar el día de ayer, subiendo un poco su estado de ánimo. Cosa que notó el azabache a su lado, disgustado por esa sonrisa tonta que adornaba más su bello rostro.

—¿Por qué esa sonrisa? ¿Acaso estás pensando en mi?— Sonrió socarrón.

—Ya quisieras, mapache.— Lo observó de reojo con la misma sonrisa.

—¿Entonces en quien? Ummm, déjame adivimar, ¿Será Masky?— Ella negó sin dejar de mirar al frente.— ¿En verdad no? Veamos, no me digas que piensas en el enano.— La observó burlón, ella simplemente negó.— ¿Tampoco? Bien, me rindo, ¿En quien está pensando la señorita?—

Lamió sus labios mientras enfocaba su vista en el chico.— ¿Para qué quieres saber eso? jajaja, saludos.— Se echó a correr luego de decir la última palabra, comenzando a reír al recordar en el serio rostro de su acompañante.

—¡Vuelve aquí, mocosa!— Dijo algo cabreado, aunque mayormente le estaba siguiendo el juego.

La chica agradeció haber practicado atletismo durante casi toda su vida, eso sumado al entrenamiento que le estaban dando en este lugar, le daba una gran ventaja contra Woods, quien si bien corría muy rápido, no tenía la agilidad que ella, al ser mujer poseía.

Perdiendolo fácilmente luego de tres vueltas.

Se apoyó en el suelo mientras aguantaba las carcajadas, y se limpiaba las lágrimas que había soltado, comenzando a hacer ejercicios de respiración, necesitaba tranquilizarse para que él no la encontrara.

Recostó su espada en el tronco del árbol, observando el paisaje, mientras su corazón regulaba sus latidos cada vez más.

Hasta que una mancha blanca captó su atención, con detenimiento observó, a primera vista, lo que era un lobo, pero era más esponjoso y no se veía tan salvaje, así que fue a su segunda opción, un husky.

Con cuidado decidió mantenerse por el momento en su lugar, hasta ahora el animal no la había notado, observó algunos mechones rojos y los negros típicos en la raza.

De pronto, el can notó su presencia, observandola con sus profundas orbes de color rojo sangre, y le perturbaba el hecho de que esa mueca que el perro hacia parecía una sonrisa macabra.

Comenzó a recoger sus piernas y poco a poco quedar aunque sea de cunclillas, mientras no despegaba la mirada del canino, quien sólo sacaba la lengua como si de uno cualquiera se tratase.

—Tú eres Smile, ¿Verdad?— Preguntó al aire, observando directo hacía esos profundos ojos.— Jeff y yo estábamos buscándote, así que no tengas miedo.— Se había levantado, pero seguía un poco encorvada para no asustar al perro.

Retrocedió un poco y el animal cambió su expresión, comenzando a gruñir hacia donde ella estaba.

El de cabello negro ya se estaba impacientando, era como si la niña hubiese desaparecido de la tierra

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El de cabello negro ya se estaba impacientando, era como si la niña hubiese desaparecido de la tierra.

—¿Cómo es que una mocosa se haya ido tan lejos?— Siguió dando vueltas tratando de encontrarla antes de que alguien más lo hiciera.

De pronto oyó un grito femenino a la distancia, reconociendo al instante pa voz de la chica.

—¡Aklla!— Gritó antes de sacar su cuchillo y comenzar a correr en dirección de la voz.

—¡Para, para!— El corazón de Woods comenzó a latir rápido debido al miedo.— ¡Para, me haces cosquillas, jaja!—

Ahora estaba ella frente a él, con el bendito perro encima haciéndole cariños, respiró agitadamente debido a todo lo que tuvo que correr.

—Al parecer encontraste a Smile.— Dijo aún recuperando el aliento.

—Ah, Jeff, sí, bueno, él me encontró a mi, es muy lindo, me encanta.— Dejó besitos en su nariz y frente.— ¿Quién es un buen chico?— Junto sus frentes, sonriendo.

Él sólo mostró una mueca de desagrado ante la mirada de superioridad que el animal le estaba dando, genial, tenía envidia de un perro.

—Bueno, ya tenemos a Smile, venga, vámonos.— Dijo harto, dándose la vuelta.

La chica se puso de pie y enseguida comenzó a jugar con el canino.

—Smile, ¿Puedes darme la patita?— Mostró su palma y al instante el animal obedeció.— ¡Bien! ¿Una vuelta?— Giró al instante.— ¡Que perro más inteligente!— Tomó sus mejillas y acarició su cabeza con cariño.

—Vámonos.— Ordenó el de piel blanca.

—Ven, Smile.— Ambos comenzaron a caminar a la par.— Me encanta, es demasiado lindo, me recuerda a mi Carbón, sabes, tenía un perro allá en mi rancho, se llamaba Carbón porque le gustaba jugar y ensuciarse hasta quedar negro, negro.— Relató.— Aunque no era un husky, era un perro criollo, chusco, sin raza, a prueba de balas, como quieras llamarle.—

—Ya, ¿Y?— Dijo sin interés.

—Sólo eso, murió de viejo, pero ya parecía que él iba a enterrarnos a nosotros, fue el único perro en mi vida, y vaya que fue el mejor perro criollo.— Sonrió con nostalgia.

—Ya veo.—

—Sé que Smile es un creppypasta, pero creo que se hubiera llevado bien con Carbón, ¿Qué dices?— Sonrió acariciando las orejas del can.

—...— La miró de reojo.— Sí, tienes razón.— Sonrió al ver la sonrisa iluminar el rostro de la castaña.

—Gracias.— Susurró.

—¿Ah? ¿Por qué?—

—Por mentir.—

—... cada vez que necesites escuchar una mentira para sentirte bien puedes venir conmigo.— Volvió su vista al frente.

La chica saltó a su espalda riendo.

—¿Qué haces?— Dijo irritado.

—¿Eso quiere decir que ya somos amigos?—

—Llámalo como quieras.— Sonrió un poco.

—¿Mejoras? ¿Confi?— Rió de su propio chiste.— ¿Beffos? ¿Maps?— Se agarró más fuerte.

—¿Qué dices? Bájate.— Trató de quitarsela de encima.

—Nadie se deshace de mi tan fácilmente.— Levantó el rostro con orgullo.

Y vaya que tenía razón, ahora se había adentrado más en el corazón de Jeff Woods.

S p e c i a l 🌙 | Creepypastas x OC |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora