—¿Y qué me vas a enseñar hoy, Masky?— Preguntó mientras se sentaba en borde de la entrada de la cabaña.—Está más que claro que lo tuyo no son los cuchillos o hachas.— Suspiró mientras sacaba algo de la bolsa que traía en la espalda.
—Tampoco quiere decir que soy una inútil.— Aclaró antes de que continuara.
—Así que la última opción es esto.— Sacó una pistola y se la lanzó sin ningún cuidado.
Provocando que chocara contra su rostro.— Masky.— Reclamó mientras se acariciaba el rostro lastimado.
—Levantate que ya vamos a empezar.— Comenzó a caminar en dirección al bosque.
—Bien, bien... ¡Oye, Masky, esperame!— Corrió hasta llegar a su lado.
—¡Mira al frente!— Gritó antes de llevarse la mano al rostro con pena ajena.
La chica cayó sentada debido al ave que se había lanzado contra su cara, y que no había notado a tiempo antes.
—Auch.— Se acarició la nariz, mientras controlaba su respiración agitada.
—Creo que es suficiente por hoy.— Se sentó a su lado mientras cruzaba las piernas.
—¿Tu crees?— Preguntó con sarcasmo, logrando que el chico despeinara aún más su cabello.— Oye, no hagas eso.— Volvió a ordenar sus cabellos mientras lo veía de mala gana.
—Debes concentrarte más, siempre estás distraída al momento de luchar, ¿En que piensas?— Regañó por décima vez a la muchacha.
—En ti.— Respondió observandolo seriamente a lo que serían los ojos de la máscara.
Un silencio envolvió a los dos quienes permanecieron quietos expectantes a lo que el otro hacia.
—Tú...— No pudo terminar, pues la chica comenzó a carcajearse.
—¿A poco te engañé?— Se cayó de espaldas al césped mientras no podía contener las lágrimas por la risa.
—Maldita mocosa.— Dijo enojado, mientras se colocaba encima de ella para inmovilizarla tomando de sus muñecas y colocandolos arriba de su cabeza.— ¿Crees que todo aquí es un juego, no? ¿Qué tal si te mato ahora mismo?— Amenazó
—No puedes, ni siquiera Jeff tiene permitido tocar alguno de mis cabellos, menos tú proxy de Slenderman.— Sonrió orgullosa.
El de máscara sólo chasqueó la lengua, sabiendo que ella tenía razón.
Otra vez se quedaron en silencio, y en aquella posición un tanto incómoda para ella.
—No puedes ir provocando a toda la gente que pase delante tuyo.— Suspiró.
—Masky...— Se sorprendió al ver su preocupación.— No te preocupes, nadie me hará nada.— Sonrió honestamente.
—¿Cómo estás tan segura?— Aflojó el agarre.
Soltó una de sus manos, elevandola hasta la altura de su mejilla, retirando con cuidado el objeto de su rostro.
Estaba nerviosa, realmente quería ver su rostro desde hacía mucho tiempo, y esta era la oportunidad.
Sus ojos café acompañados con unas ojeras que sólo resaltaban su blanca piel, sus labios delgados y secos.
La expresión en su rostro no tenía precio, estaba hipnotizado en sus ojos, pero la duda estaba reflejada en toda su cara.
—Nadie me hará daño porque te tengo a ti.— Terminó mientras pasaba sus dedos por el contorno del rostro masculino.
El pulso del castaño se elevó y de pronto sintió los desesperados latidos de su corazón ponerlo nervioso.
La chica al ver que no respondía decidió sentarse y ver mejor el rostro de este.
—No estás nada mal.— Sonrió coqueta.
—¿Ah?— Dijo aún distante.
—Tim, ¿Te encuentras bien?— Preguntó preocupada.
Volvió al presente.— Mm, sí, sí, no te preocupes.— Se volvió a poner la máscara.
De pronto ambos escucharon un ruido venir de entre los arbustos, poniendo en alerta al proxy.
—¡Ah! ¡Aquí están!— Era Toby que venía hacia ellos.
—¡Toby!— Se levantó con emoción.— Masky, Toby y yo iremos a divertirnos a la ciudad un rato, ya le habíamos pedido permiso al operador, continuamos otro día, ¿Bien?—
—Cómo sea.— Respondió de mala gana.
—Adiós.— Se acercó para besarlo encima de la máscara, muy cerca a los labios, y susurró lentamente.— Nos vemos, Tim.— Mordió levemente el lóbulo de su oreja antes de correr en dirección del chico de hachas.
La recibió con los brazos abiertos, quien no lo desaprovechó y saltó para que girara con ella.
El de máscara con rasgos femeninos sólo pudo observar como se alejaba con el otro chico.
—Joder.— Jadeó sin saber cómo tomarse aquella muestra de afecto.
El proxy regresó a la cabaña, pasando de largo hasta su habitación.
Abrió con algo de brusquedad la puerta, haciendo que su compañero de habitación notara su presencia.
—¿Pasó algo?— Preguntó Hoodie.
—Es esa niña, maldición, no puedo sacarla de mi cabeza, eso es lo que pasó.— Suspiró mientras se acostaba en su cama.
— No me sorprende, todos se sienten de la misma manera con Aklla, es muy extraño.— Pensó en voz alta.
—¿Tú...—
Él sólo asintió.
No podían confiar en nadie más.
ESTÁS LEYENDO
S p e c i a l 🌙 | Creepypastas x OC |
FanficElla era especial, tenía algo que la volvía valiosa. Y no se referían a su figura, porque ¡Demonios! ¡Qué figura la que ella poseía! Tampoco tenía que ver su corazón, de todas maneras era un corazón lleno de bondad y servicio al prójimo. ¿Entonces q...