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El sol comenzaba a ocultarse lentamente en la ciudad de San Fransokyo, Tadashi permanecía acostado en su cama observando como se desplazaban las sombras producto de la interacción de sus persianas y los últimos rayos de sol.

Poco a poco las nítidas sombras se convertían en borrones que se desvanecían frente a sus ojos al tiempo que la habitación de los Hamada iba siendo consumida por la penumbra, esa habitación que en algún tiempo del pasado le había parecido pequeña, ahora le parecía enorme.

Atrás habían quedado los tiempos en que era despertado bruscamente en la madrugada por un robot de pelea fuera de control, la luz al otro lado de la habitación que no le dejaba dormir por la noche, esos ruidosos videojuegos que no le permitían concentrarse cuando necesitaba estudiar.

Las caras que hacía cuando intentaban controlar al problemático robot, la burlona risa cuando ganaba en sus estrepitosos videojuegos, la sonrisa que involuntariamente hacia cuando trabajaba por la noche sin saber que era observado, su voz, que ya podría escuchar de nuevo.

-Como te extraño – murmuro dejándose llevar por sus pensamientos mientras era vencido por el cansancio

Tadashi se dejó llevar esperando poder descansar, ese día había sido especialmente estresante, pero su mente no se lo dejaría tan fácil, tan solo cerro los ojos y como si deseara castigarse a sí mismo recordó los que había pasado esa tarde al tiempo que era arrastrado por Morfeo.

Esa tarde cuando el joven Hamada entró al lucky cat café encontró una escena que no veía hace tiempo, en una de las mesas Honey y su tía Cass charlaban mientras bebían una taza de café, si bien se les veía tranquilas, se notaba que no era "solo" una charla

-¡Tadashi! -Exclamo Cass al ver entrar al chico – ¿Cómo estas? – pregunto viendo su semblante

-Hola tía Cass, Honey – saludo apáticamente a las mujeres pasando de largo

-¿Ya comiste? – pregunto la mujer rápidamente antes que el chico entrara a la trastienda – Hice...

-Gracias tía, pero no tengo hambre- interrumpió mientras se dirigía a la escalera, el Hamada subió rápidamente los escalones sin detenerse hasta llegar a lo mas alto de su casa, donde su habitación le esperaba, sin percatarse que alguien le seguía silenciosamente a pesar de su elevado calzado

-Tadashi – dijo Honey llamando la atención de este antes que entrara a su habitación

Honey ya sabia que si Tadashi entraba no tendría posibilidad de hablarle, todos habían sido vetados de ese cuarto por el joven universitario, esa habitación se había convertido en su templo, donde las cosas de Hiro permanecían intactas.

-¿Podemos hablar?

-¿Hablar?- preguntó murmurando - ¿Hablar de que?, ¿De como por mi culpa Hiro murió?, ¿De que no pude protegerlo? – decía fríamente

-No – Dijo agachando la mirada - Tadashi, comprendo como te sientes...

-Tu... no sabes – dijo elevando su voz sin cambiar su frío tono – como me siento, ¡tu no has visto como a la persona mas importante de tu vida es... !

-¡Tienes razón! – afirmo la chica – pero ahora veo como la persona mas importante de mi vida esta perdiendo la suya – replico dejándolo perplejo – Tadashi, ¿Crees que Hiro querría esto?, ¿Crees que el querría verte sufrir?

Desde MictlánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora