Quinto

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Un mes después.

Cuando dan las cinco en punto apago
el computador, tomo mi mochila y me levanto de un salto de mi escritorio, me despido de Hanna con la mano y salgo a toda prisa del edificio, veo el auto oscuro aparcado afuera, Taylor me abre la puerta y luego de saludarlo entro en un fluido movimiento con las mejillas rojas y la emoción desbordándose de mi pecho.

-Hola -estoy sentada a su lado y las mariposas empiezan a dar vueltas en mi estómago.

-Hola Anastasia -me sonríe y casi me derrito en el asiento, se inclina para dejarme un rápido beso en los labios. -¿Un día productivo?

-Sí, mucho -el auto arranca y nos incorporamos al camino. -Han aceptado uno de los manuscritos que revisé la semana pasada y me ha tocada darle la noticia al autor, creí que se iba a desmayar durante la llamada, luego me han asignado para ayudar en las reediciones de la colección de los clásicos que van a editar para fin de año.

-Ya veo que fue un buen día entonces -me toma de la mano, veo algo en su mirada que me hace estremecerme.

-Soy una tonta, lo siento, esto debe ser recíproco -enderezo la espalda en un intento de verme formal. -Señor Grey ¿ha tenido un buen día en la oficina?

-Lo habitual, reuniones, firmas de contratos, comprar un nuevo astillero -hace un gesto de agotamiento haciéndome reír. -Pero me he conseguido unos minutos libres para ponerme a leer.

-¿Una lectura de provecho?

-Mucho, sin duda -lo veo recostarse un poco en el asiento. -Verá señorita Steele, alguien se ha dejado junto a mi cama un libro de lo más interesante, y el marca páginas estaba justo en una escena de lo más... interesante.

El corazón amenaza con salirse por mi garganta, quiero agradecerle al cielo porque haya captado mi indirecta.

-¿En serio? Tal vez le gustaría contarme de qué iba.

-Creo que preferiría demostrárselo.

Así que vamos a su piso, directos al cuarto rojo donde nuestras ropas vuelan mientras me río como una tonta, me pone de pie frente a la cama mientras rebusca entre sus cosas y vuelve con un trozo de largo de algo, creo que cuero, con lo que me ata las manos tras la espalda y yo me estremezco de anticipación, luego me hace inclinarme hasta que la mitad de mi cuerpo está sobre la cama y me deja con el culo en pompa, su mano lo acaricia con posesividad.

-¿De verdad que quieres esto? -parece dudar, mi respuesta es un asentimiento con un gemido. -Bien, pero no quiero excederme, así que si te duele, me lo dices.

Estoy muy sensible, el simple roce de las sábanas contra mis pechos aumenta mi excitación, siento como alza la mano y la deja caer abierta sobre mi trasero arrancándome un jadeo, bueno ha estado bien, no me ha dolido nada, miro sobre mi hombro y veo el fuego en sus ojos.

-¿Qué tal?

-Más -estoy suplicando.

Lo hace de nuevo, un par de veces y me encanta, justo como en la escena del libro, luego viene a sentarse al borde de la cama y me toma por las caderas atrayéndome a su regazo, me abre las piernas, vivir lo que hay entre las páginas con él es la cosa más increíble que me pudo pasar, me tienta con la punta de su miembro, quiero obligarlo a entrar en mí pero mis manos atadas no me dejan muchas posibilidades, gimoteo como niña pequeña hasta que por fin se decide a penetrarme, suelto un gritito de alivio y luego me hace poner las piernas a cada lado de su cuerpo, sostiene mis hombros haciéndome subir y bajar.

-Era así, ¿cierto?

-Sí -estoy jadeando.

-Nunca creí que un ratón de biblioteca como tu leyera cosas así -ahora me sostiene del trasero para mayor control en las embestidas, no sé como lo hace, yo casi no puedo pensar. -Mañana mismo te compraré una librería.

-Christian -quiero tocarlo y no puedo, me revuelvo y lo nota, así que suelta la tira liberándome y por fin puedo abrazarme a él, alzo mis caderas con más fuerza hacia su toque. -Sí, así.

-¿Así? -se mueve más rápido. -¿O así?

Su mano hurga entre nuestros cuerpos y casi pierdo la conciencia cuando toca mi clítoris, hace círculos sobre él antes de aprisionarlo con sus dedos y no puedo más, llego al orgasmo, grito aferrada a él, abrazándolo, compartiendo mi aliento con él, pero esto aún no acaba, me gira sin salir de mi y embiste más rápido aprisionando mi cuerpo contra el colchón, nos miramos a los ojos sin parpadear y yo me corro de nuevo cuando él se vacía dentro de mí, luego viene la calma, la preciosa calma de estar juntos, unidos y abrazados en la cama.

-Te quiero -murmura en mi oído. -Te quiero Ana.

-Y yo, muchísimo -acaricio sus brazos y su pecho. -Y cada vez es mejor hacer el amor contigo.

-Oh Ana, apenas es el inicio -acaricia mi cabello sonriendo. -Hay tantas cosas que tengo que mostrarte...

-¿De verdad?

-Y van a tomarme tiempo, mucho tiempo... magia, locura, el cielo, lo que pidas.

-¿Lo que pida, en serio? -cuando asiente, me pego más a él. -Bien, porque hay algo muy interesante en el capítulo veintitrés...



Me lleva a mi departamento el sábado temprano, tengo que conseguir ropa limpia y algunas cosas que necesito para el trabajo mientras pase el fin de semana con él, Kate está de viaje así que el piso está solo, cuando entramos él va pegado a mí abrazándome por la cintura besándome el cuello, estoy riéndome como una niña pequeña por las cosquillas.

-Venga ya, suéltame.

-No me apetece -muerde mi cuello juguetonamente. -¿Y si te pierdo de vista?

-¿Porqué no mejor revisas si hay algo podrido en el refrigerador?

-¿Porqué no mejor me dan una explicación?

Alzamos la vista para ver a Elliot aparecer de la nada ahí en medio de la casa, Christian se tensa detrás de mí pero no me suelta.

-¿Qué haces en mi piso?

-¿Y tú que haces con mi hermano? -bufa. -¿Con él si te acostaste? ¿es porque tiene más dinero que yo?

-Cierra la boca -digo con los dientes apretados. -Dime que haces aquí.

Abre la boca para hablar pero no le pongo atención, veo a Kate salir de su habitación despeinada con su bata encima.

Oh mierda.

Relato |Blank space| ChristasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora