Me presento, soy Alizee Amato, pero puedes llamarme Alizee.
Sé que ahora estoy en la escuela y todos sabrán, siempre me quedo pensando como boba y mirando al techo. Soy la chica asocial de mi salón, y si, digo Asocial, no ANTIsocial. La verdad no tengo ganas de explicar cuanto me enoja que me digan ANTISOCIAL.
En fin, me estaba desviando del tema; soy una chica asocial que no sabe lo que hace con su vida. No le gusta hablar con gente por que los humanos son hipócritas, pelean por todo, literal.
Como ya sabrán, en mi mente mi personalidad es muy fuerte. Por fuera no me atrevo ni a decir hola. ¿Sabes cuanto tiempo pierdes hablando con humanos? mucho, lo presiento.
Aunque puedo aceptarlo, yo también soy una humana hipócrita, por que siempre las personas más lastimadas lastiman gente.
-Oye, Alizee- Dice la chica que se dirije hacía mi escritorio, apoyando sus manos en mi mesa.- ¿Que quieres, Lelia?- Digo aburrida, puesto que no me gusta hablar con gente y sólo quería que esta conversación acabara. -¿Quieres... Que vayamos a comer donas, galletas y dulces?- Siempre que estoy hablando con Leila termino hablando de dulces. Se nota que le encantan y a mi también. Leila es con quien me la paso regularmente, así que no es de sorpresa que vayamos a todos lados.
-¿Alizee?...- Ah, que estúpida, ni hablando con mi amiga de colegio me concentro. -Si, vamos.- En realidad, yo sólo voy por los dulces, pero sé que a ella le van a hablar todos... Eso me pone extraña. -Ya está hecho- Dice con una sonrisa.
Me hice la enferma para salir de clase, siempre lo hago. -¿Sr, Rossela? Amato se enfermó de nuevo.- Eso es lo único que pude escuchar. Mi madre ya es un poco mayor, no era necesario que la llamaran a que viniera por mí. Suspiré y me fuí a mi casa caminando tranquilamente.
Mientras iba a casa miré los tonos anaranjados del cielo, ya era tarde. Pero me quedé admirándolos, el cielo se ve hermoso así. -Que dulce se ve eso.- Dije suavemente, nadie me escuchó por que mi voz es suave naturalmente. Mis sentimientos eran como ese cielo, coloridos. -Sale una lágrima de mís ojos, al recordar que dulce era la gente en ese entonces.
-Todos se han ido... - Recordé que tenía que ir a casa y caminé a paso rápido, mi madre podría enojarse. Llevé una caja de sushi de la tienda, y entré a casa inmediantamente.
-¡Alizee!- Estoy nerviosa, mi madre grita como siempre cuando llego tarde. No conforme con eso, sólo solté una risa nerviosa y dejé el sushi en la mesa. -¡Alizee, es una buena noticia!- Fuí hacía mi mamá quien me mostraba un poco de dinero. -¡Hoy podrémos ir a casa de Mariella!- De repente, me sorprendí un poco. ¿Mariella no es mi mejor amiga?... Ya no sé como reaccionar. -¿M-Mariella eh?- Sonreí de repente. Ella era parte de los recuerdos que me hacían feliz. Fuí hacía mi madre la abracé, dejando caer unas lágrimas. -Gracias.- Me separé del abrazo y me dirigí hacía mi habitación.
-Ahhh~- Suspiré. Hace años que no me veía con ella. Quizá eso fué lo que hizo que me sintiera así de vacía. Saqué una fotografía enmarcada que tenía con ella, con unas cuantas cartas que me envió y unas que le quise darle. Pensé en que le daría todas esas cartas hoy, por que era la única oportunidad que tenía de verla de nuevo. ¿Quien lo pensaría? De una chica fría y callada saliendo estas palabras.
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Mi pequeño amigo.
Teenfikce☆゚+.☆゚+.☆゚+.☆゚+.☆゚+.☆゚+.☆゚+.☆゚+.☆゚+.☆゚+.☆゚+.☆゚+.☆゚+.☆゚+.☆゚+.☆☆゚+.☆゚+.☆゚+.☆゚+.☆゚☆゚+.☆゚+.☆゚+.☆゚+.☆゚+.☆゚+.☆゚+.☆゚+.☆゚+.☆゚+.☆゚+.☆゚+.☆゚+.☆゚+.☆゚+.☆ La historia trata de Alizee, una chica de 17 años que vive sóla en un mundo lleno de hipocresía. Esa chica O...