— ¡Yukhei! Te extrañé, creí que... que ya no ibas a volver. De verdad, no sabía qué hacer, hasta aprendí cinco recetas nuevas mientras tú no estabas...
Habían pasado exactamente tres días desde que Yukhei no había aparecido por la casa. Jungwoo sabía exactamente dónde estaba, y sí, lo había extrañado.
Desde ese último llamado no habían hablado nada, el coreano no quería molestar al chino en lo que fuese que estaba haciendo.
No quería que Yukhei volviese a responderle mal, y es que últimamente estaba muy sensible. Odiaba eso.
En el fondo, Jungwoo esperaba que luego de que el contrario dejara su mochila sobre el sillón, se le acercara a desearle un feliz (muy atrasado) cumpleaños. Esperaba tal cuál niño pequeño, con sus manos tomadas y actitud ansiosa.
Yukhei lo miró de reojo, y dió la típica sonrisa desganada.
— Yo a ti —susurró el chino casi inaudiblemente, pero lo perfecto para que su mayor lo escuchara—. Te extraño siempre.
Para Jungwoo fue imposible no sonreír ante ese comentario; ¿Qué era mejor que el chico que te gusta te diga que te extraña siempre?
Se sentía un niño pequeño, las mariposas revoloteaban en su estomago cada vez que el contrario decía algo como aquéllo.
Pero lo dicho por Yukhei no había sonado muy animoso o amoroso.
— ¿La pasaste bien? Por un momento creí que estabas preparando una sorpresa, luego dije que era una idea muy aniñada... —Diciendo aquéllo último el coreano intentaba darle pistas e indirectas al contrario, queriendole hacerle saber sobre su cumpleaños ya pasado. Por un lado sentía ese sabro raro aún; no podía creer que por primera vez Yukhei olvidara su cumpleaños. Pero por otro lado, quería tanto al chino que ya se lo había disculpado.
Esperaba que luego de eso el más alto se acercara a él y lo envolviese en un abrazo, lo cuál sería lo suficiente para hacerlo feliz un mes entero.
El mejor regalo.
Pero su ánimo bajó cuando recibió solo una sonrisa leve en respuesta, y casi hecha para ignorarlo, ya que el chino se veía bastante ocupado quitándose los zapatos y sentandose en el sofá.
Aún así, la sonrisa de Jungwoo seguía intacta.
Sin embargo, el coreano intentó seguir hablando.
— Yukhei, ¿vamos a dormir?
Observó como el chino estiraba sus piernas, y dejaba reposar su cabeza en la parte trasera del sofá, como si antes de responder a la pregunta pensara mucho en cómo lo diría; dejando mientras a Jungwoo, con una cálida inocencia, observandolo atentamente.
— Sí, quiero dormir —susurró el alto, cerrando sus ojos a la par.
— Está bien, vamos, yo te arreglo tu lado de la cama y nos acostamos...
— No, no te preocupes.
Jungwoo tuvo que parar sus pasos que ya estaba dando hacia el pasillo en dirección a la última puerta de este. Se volvió a mirar al más alto, casi extrañado.
— ¿Prefieres arreglarlo tú?
— Dormiré aquí.
Jungwoo no quiso preguntar el porqué. Le asustaba demasiado la posible respuesta.
Es cierto que hubo días en los que Yukhei durmió en el sillón gracias al estrés y su notable mal humor. Pero desde hace más de un año que todos los días Jungwoo acompañaba sus sueños y le servía de alarma al chino (dormir junto a él era la máxima cercanía que podía lograr el último tiempo).
Tenía miedo de que aquéllos días estuviesen volviendo.
Pensó en las respuestas del por qué toda la noche, acostado, siendo tapado por las mantas hasta el cuello, mientras a su lado estaba el lugar vacío (al igual que las últimas tres madrugadas).
Repasó todo lo que había dicho y hecho los minutos anteriores, esperando encontrar el error que causó que Yukhei no quisiera dormir a su lado y prefiriese ocupar el incómodo sofá.
Y por primera vez, en muchísimo tiempo, Jungwoo se sintió realmente miserable.
Y al final, la sonrisa desapareció de su rostro.
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REMAIN [ luwoo. ]
FanfictionEl sistema nervioso de JungWoo se alteraba constantemente, llegando a alto alcance y luego cayendo a suelo rápidamente. YukHei provocaba inexplicables sensaciones en su cuerpo que lo alborotaban, haciendo latir su corazón cada vez más rápido cuando...