Fín

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Los candelabros colgaban del techo de la iglesia, muy altos y de cristal, había flores muy hermosas, la floreria López se había esmerado en hacer que se viera cómo una boda de ensueño, todo estaba listo, los invitados esperaban y el novio estaba en su lugar, Aris vestía su traje negro muy elegante, mientras todos los padrinos incluyendo a Temo, esperaban detrás de él.

El ambiente era tenso, cómo era de esperarse, pues Audifaz miraba a Temo cómo si fuere algún tipo de bacteria, Pancho y sus demás hijos también estaban presentes.

La família Córcega esperaba que ésta boda uniera todos los conflictos que pudieren tener, esperaban que fuera algo monótono.

- ¿En que momento pensará llegar Amanda?
- ¡Audifaz silencio! ¡Es su boda, aquí no te puedes meter!

Los minutos pasaban y más y más gente empezaba a cuchichear, todos murmuraban lo extraño que era que Amanda no llegara, pues se supone que era la novia.

Aris empezaba a mover sus pies nervioso, mientras golpeaba con sus palmas sus piernas apenas, estaba muerto de intriga, cómo se supone que siga con esto, no sabía si Amanda había renunciado.

El padre empezó la marcha nupcial, teniendo que repetirla tres veces, en las cuales ninguna llegó, hasta que por fín milagrosamente a la quinta llamada de la marcha nupcial, la novia apareció, con su rostro completamente tapado por su velo, caminaba algo lenta, mientras todos intentaban observar su rostro.

- Estamos aquí reunidos para la consagración de una unión, una unión entre nuestros hermanos Aristóteles y Amanda, en sagrado matrimonio.

Todos los presentes se pusieron de pie ante la ceremonia mientras que Aris intentaba ver a Amanda sin lograrlo, el velo era muy denso, la tapaba por completo,  Temo detrás de él observaba algo curioso hasta que su mirada chocó contra la de Audifaz, dejándole un breve minuto de silencio, estaba incómodo, se sentía cómo si estuviera cometiendo un crimen.

- Amanda aceptas a Aristóteles cómo tu legítimo esposo, para amarlo y respetarlo, quererlo y cuidarlo, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, ¿hasta que la muerte los separe?
- Acepto padre...

Su voz sonaba diferente, algo estaba pasando, algo muy extraño...

- Aristóteles, aceptas a Amanda cómo tu legítima esposa, para amarla y respetarla, quererla y cuidarla, en la riqueza y la pobreza, en la salud y en la enfermedad, ¿hasta que la muerte los separe?

Aris pareció pensarlo, por un momento pareció intentar con todas sus fuerzas dejar todo atrás y luchar por lo que sentía, pero cómo, estaba sin salida, miró hacia atrás, Temo, sus ojos, esos ojos en los que reflejaba lo que sentía por él, esos ojos que lo hacían saber que pertenecía a alguien.

Audifaz por su lado empezó a murmurar.

- ¡El acepta!
- ¡Audifaz!

Dijo Polita mientras le aventaba un codazo en los pulmones.

- ¡Acepto padre!

Dijo sabiendo que estaba perdiendo tal vez para siempre lo que más amaba, sabiendo que tal vez nunca podría volver a tenerlo.

- Bien, siendo así, antes de declararlos marido y mujer, si existe alguien que se oponga a ésta unión, que hable ahora o calle para siempre.
- ¡YO ME OPONGO!

En ese momento pareció que la esperanza tenía un nuevo significado, mientras Amanda entraba a la iglesia en ropa casual gritando mientras la "novia" se quitaba el velo dejando ver quién era en realidad.

- ¡¡DIEGO!!
- TEMO, ARIS...
- ¡¡DIEGO!!

Todo el público empezó a levantarse rápidamente mientras Amanda seguía caminando por la alfombra, hasta llegar a Aris y Diego en el altar.

- ¿Amanda que estás haciendo?
- Lo correcto...

Audifaz explotó dejando atrás a Polita y subiendo al altar a sacar a golpes a Diego, pero su puño fue detenido por una mano algo conocida.

- ¡Amanda sueltame!
- ¡¡Ya quitese viejo torpe!!

Amanda lo lanzó al suelo mientras volvía a tomar la atención de todos los invitados los cuales miraban confundidos a Diego en traje de novia y Temo y Aris acercandose cada vez más.

- Señores, el día de hoy estoy aquí, para decir la verdad, y la verdad es que, no amo a Aristóteles.

La multitud enloquecida por sus palabras mientras Imelda hacía otro de sus dramas, y los Oppas sólo aplaudían emocionados.

- Toda ésta boda fue un plan, mí plan, para que ellos pudieran estar juntos, necesito que entiendan... señores... basta, basta de tanto odio, y tanta incomprensión, ellos se aman, y es lo único que importa.

En ese momento Audifaz comprendió, comprendió lo equivocado que estaba, el monstruo en la vida de Aris no era Temo, no era él, no era quién lo hacía infeliz, ver a toda la família junta celebrando junto a ellos mientras Temo moría de nervios lo hizo ver la realidad.

- Aris...
- ¿Temo?
- Aris yo...
- No importa, ya pasó amor...
- No se que decir...
- Cuauhtémoc López, ¿te quieres casar conmigo?
- Sí, sí sí sí, ¡sí Aristóteles!
- ¡Mi amor!

- Esa será toda mi intervención  señores, ¡Padre puede proseguir con la ceremonia!

Amanda dio luz verde para que siguiera con la ceremonia para ambos, mientras se llevaba a Diego en traje de novia, pues tenía que cambiarse para poder ir a la recepción. En ese momento todos se levantaron para poder hacer parte de la ceremonia nuevamente, mientras guardaban sus celulares repletos de fotos del momento bochornoso.

- Bien, estamos aquí reunidos, otra vez... para unir a Aristóteles y, ¿cómo se llamaba usted?
- Cuauhtémoc...
- Aristóteles y Cuauhtémoc, en sagrado matrimonio.

Todos aplaudían mientras ambos se tomaban de la mano en el altar.

- Aristóteles aceptas a... e éste hombre cómo tu legítimo esposo, para amarlo y respetarlo, quererlo y cuidarlo en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, ¿hasta que la muerte los separe?
- ¡Acepto!
- Cuauhtémoc, aceptas a Aristóteles cómo tu legítimo esposo, para amarlo y respetarlo, quererlo y cuidarlo en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, ¿hasta que la muerte los separe?
- Acepto...

Sus sonrisas eran tan simples y tan puras, tan verdaderas, el amor se reflejaba en sus ojos, ahora todo sería diferente, todo sería perfecto.

- Pues bien, siendo así, lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre, los declaro, esposos, pueden sellar su amor.
- ¿Entonces señor Córcega?
- No lo sé, señor López...

Sonrieron por última vez mientras Aris lo tomaba en sus brazos para dejar un beso en éstos, sellando su amor, el único válido, el único por que debes luchar.

Siempre hay un amor que llega para demostrarte que no estás sólo, que todo puede tener un nuevo color, que entre las nubes grises, pueden pintar un arcoíris. Pero sobre todo, para demostrar que...

" El corazón nunca se equivoca"

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⏰ Última actualización: Oct 26, 2018 ⏰

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