—Ábrelos. —Oí su lenta y grave voz.
Abrí mis ojos, y al momento de hacerlo, me encontré con un hermoso lugar. Éste, poseía un lago al lado, la luna se reflejaba allí, haciéndolo brillar. A su lado, se encontraba una mesa oculta bajo un mantel blanco, dos copas de vidrio, servilletas, dos platos claros —Con comida en éstos— y algo de beber.
—No lo puedo creer.. —Murmuré llevando una de mis manos hacia mis labios.
—Pues créelo —Dijo él rodeándome con sus extremidades desde atrás, apoyó su mentón en mi hombro—porque todo lo que está aquí, es especialmente para ti, para nadie más.. —Susurró tierno.
Volteé mi cabeza un poco y ahí estaba carlos, con sus perfectas facciones del rostro.. todo él era perfecto. Dirigió su mirada a mis labios y luego se acercó aún más a mí, para así, unirnos en un suave beso, deseado por ambos.
—¿Comemos? —Musitó él sobre mis labios.
—Claro. —Sonreí.
Nos acercamos a la mesita situada en medio y él se adelantó a correr mi silla hacia atrás, sonreí en forma de agradecimiento y tomé asiento en ésta, luego, al subir la mirada, Kendall ya se encontraba frente a mí con una sonrisa.
—Está exquisito. —Musité mientras comía— ¿Tú cocinaste? —Sonreí, él rió.
—No, no estoy hecho para la cocina. —Sonrió.
—Con mucha suerte, sé calentar el espagueti, soy mucho peor que tú en ésto —Reí.
—Vale, tu ganas. —Carcajeó.
De un momento a otro, una bella melodía se hizo presente donde Carlos me había llevado. Era lenta y suave, agradable a mis oídos.
—¿Bailas? —Dijo poniéndose en pie y extendiendo su mano izquierda.
—Jamás eh bailado. —Confesé riendo.
—Yo te guío —Sonrió.
—Está bien. —Le devolví la sonrisa y tomé su mano, Carlos con un movimiento rápido, hizo que mi cuerpo quedase pegadito al de él y al instante, logré sentir su calmada respiración.Bailamos un buen tiempo, entre risas y miradas coquetas entre ambos.
—¿Tienes frío? —Cuestionó él.
—Sí —Confesé con una ligera risita.
—Ten. —Dijo Carlos quitándose el saco que traía sobre el cuerpo.
—¡Alto!, no quiero que, por mi culpa, tu sufras frío. —Musité impidiendo que lo quitara de sí.
—Descuida, no tendré frío mientras tu no lo tengas ______. —Sonrió. —Pero..
—Ten. —Lo situó sobre mis hombros y luego yo adentré mis brazos en las mangas, era muy grande.
—Eres un mutante —Reí.
—Tú eres la pequeña de _____(Tu estatura) —Sonrió.
—Cállate —Ordené entre risas.
—Vamos, aún hay una sorpresa más.
—¿Sí?
—Yep. —Sonrió dejando a la vista sus blancos dientes.
Nos dirigimos a un hermoso árbol de cerezo que se encontraba allí y tomamos asiento bajo éste.
—“Disfruta de la vida junto a alguien querido al máximo, recuerda que tiene fecha de vencimiento” —Leyó en voz alta y me sonrió— Eso hago. —Sentí como un intenso color rojo se apoderaba de mis mejillas, mordí mi labio inferior— ¡No hagas eso! —Exclamó.
—¿Qué cosa? —Cuestioné confundida.
—No muerdas tu labio inferior.. ¿Sabes lo que causa en mí eso? —Sonreí. —No..
—Vuelves un nudo mis pensamientos y hormonas. —Reí.
—¿Qué?, tú sonríes, estamos a mano, ¿No? —Sonreí.
—Vale.. —Susurró con su mirada hacia otro lugar, curvando sus labios en una sonrisa— ¿Qué dice la tuya? —Giró su cabeza y me quedó mirando directamente a los ojos, de nuevo.
—Ahm.. —Tomé la galleta en mis manos y la abrí, el papelito salió o más bien, cayó al suelo— “¿Quieres ser mi...” —No hablé más, no podía creer lo que decía, era.. imposible. No bastó con leerlo una vez, debí leerlo aún más veces para creerlo. —“¿Quieres ser mi novia?” —Musité en voz alta, le miré incrédula y él, nada más sonrió dulce.
—¿Y bien?.
—¿No.. no es un sueño? —Susurré, es que ésto no podía ser verdad. Rió.
—No lo es.
—Yo..
Sentí como Carlos se levantaba de mi lado y quedaba frente a mí, con esos penetrantes ojos verdes que tanto amaba.Sonreí, sonreí como jamás lo había hecho, estaba más feliz que nunca. Salté de mi lugar y me tiré sobre él, haciendo que ambos cayéramos sobre el suelo. Su melodiosa risa se hizo presente y yo uní nuestros labios en un lento y dulce beso, que, por falta de aire, se deshizo.
—¡Claro que quiero ser tu novia! —Exclamé emocionada mientras le abrazaba y escondía mi rostro en su pecho.
—_____ —Susurró él a mi oído— _____, mírame. —Ordenó.
—¿Sí? —Levanté la mirada, estaba segura de que mis ojos brillaban en ese momento.
—Quiero mi vida junto a tí.. —Corrió uno de los cabellos que se escurrieron por mi rostro hasta tras mi oído— te amo.
—Que curioso, —Dije coqueta— deseo lo mismo. —Sonreí— Te amo.
Me sonrió nuevamente y yo le seguí, tomó mi mentón y acercó mi boca a la de él, para besarnos, por primera vez, como novios.
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Ya son novios ahhbh se haserca el final y pues empiezen a sacar pañuelos