– Él es Choi MinHo, trátenlo bien. – La profesora se dirigió a mis nuevos compañeros, quienes asistieron. – Siéntate en el tercer pupitre junto a la ventana, por favor. – Asentí y me dirigí a ese lugar, desde ahí se podía ver perfectamente una cancha de basket, unas jardineras y un tipo parquecito con muchos árboles, una vista muy buena. – Regreso en un momento. – Tomó unas cosas de su escritorio, y apenas salió del salón varios chicos se situaron a mí alrededor.
– ¿Tu eres el que llegó a vivir en la vieja casona? – Preguntó una chica a lo que yo asentí.
– Entonces...
– ¡Rana! – Interrumpió un chico desde la puerta y todos lo miraron extrañados. – ¿Eres tú?
– ¡Perro! – Respondí con entusiasmo. – Soy yo. – Se acercó a mi lugar haciendo que los demás se dispersaron y volvieran a sus lugares.
– ¿Qué haces aquí? – Dijo mientras que de la banca junto a la mía tomaba la mochila que ahí estaba y la mandaba a volar a quién sabe qué parte del salón para él situarte en ella.
– ¿Qué? ¿No me quieres aquí? – Traté de hacerme el ofendido y aguantarme la risa. Él me miró con una sonrisa grande.
– ¡Claro! Que no. – Le miré fingiendo que me había herido. – No es cierto amigo, sabes que me alegra que estemos de nuevo juntos.
Él era Kim JongHyun, mi viejo amigo de la infancia, habíamos estado juntos desde el preescolar. Sus padres trabajan en la misma empresa que los míos, pero fueron transferidos a otra ciudad cuando teníamos 12 años. Al principio me sentí muy triste por su partida, él era como mi hermano, mi otra mitad a la hora de hacer travesuras y bromas. Siempre éramos él y yo, los inseparables. Si regañaban a uno, también al otro, si nos querían castigar, nos castigaba a los dos. Nunca nos habíamos dejado solos para nada. Me alegraba de verdad el volver a verlo.
– Joven JongHyun, llega tarde. – Entró la profesora con la mirada sobre mi amigo demostrando disgusto. – De nuevo. – Entre-cerró sus ojos.
– Sí profesora, lo siento, ya no sucederá.
– No sé por qué no le creo. – Se volteó al pizarrón y comenzó con su clase, mientras JongHyun hacia una cara rara y graciosa a la maestra.
A las pocas horas de clase, volvieron a llamar a la maestra, dejándonos con trabajo salió y dijo que en cuanto dieran el toque, podríamos salir al receso.
– Así que... – Comenzó un chico desde la esquina contraria. – ¿Qué se siente vivir con el raro TaeMin?
– ¿Raro TaeMin? – Dije.
– No, mejor pregunta – Dijo una chica desde las bancas de en frente. – ¿Qué se siente vivir en esa casa?
– ¿Por qué? – Me dirigí hacia ella, pero me respondió otra chica.
– Por las historias que cuentan de ella. – JongHyun bufón. La chica solo lo miró un segundo y volvió a mirarme.
– ¿Qué historias?
– Son tonterías MinHo. – Mi amigo parecía irritado por el tema, pero fue ignorado por todos.
– Unos dicen que... – Mi amigo se desparramó en su asiento grarabateando una hoja de su libreta.
– Antes, ahí vivía una pareja muy enamorada. Tenían hijos, dos niñas y un niño.
– Pero un día, los encontraron a todos muertos.
