El rulito (2)

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Había hecho esta segunda parte, pero como soy imbécil nunca la publiqué xd esto es un poco más ArgChi, así que si no les gusta JUIRAA!

Se dice que las personas que tienen mucha suerte tiene un "orto enorme". Manuel era el ejemplo de esa frase.

Se encontraba en una enorme plaza, debajo de un árbol, del cual se sostenía mientras intentaba recuperar el aire, estaba totalmente pálido y sudado. Su respiración se entrecortaba y se ahogaba con su propia saliva. Le temblaban las piernas y sentía su corazón latir a mil por hora, nunca había corrido tanto en su vida, ya podía ver su corazón brincando de su pecho. Daba gracias a Dios de estar vivo.

Sebastián realmente daba miedo cuando se enojaba, nunca antes lo había visto así, corriendo a toda velocidad, saltando autos y trepando muros para alcanzarlo. Logró perderlo luego de unas cuántas calles y finalmente terminó debajo de ese enorme árbol haciendo un esfuerzo para no llegar al paro cardíaco.

No esperaba una reacción así de parte de Sebastián, puesto que el uruguayo solía ser muy tranquilo.

Se desplomó en el césped, apoyando su espalda en el viejo árbol. No iba a disculparse, él no tenía la culpa de absolutamente nada, ¿Cómo se supone que iba a saber que el argentino reaccionaria de esa manera? Nadie se espera una reacción así con solo tirar de un pelo.

Su ritmo cardíaco había vuelto a la normalidad y ya respiraba con calma, ahora sólo quedaba volver a casa y ocultarse por el resto de su vida... o eso es lo que pensaría normalmente.

Si el chileno antes tenía preguntas sobre el ahogue que Martín lleva colgando, ahora tiene el doble de preguntas. Necesitaba despejar todo tipo de duda y no pensaba quedarse de brazos cruzados, luego arreglaría las cosas con Sebastián.

Lo que necesitaba era un buen plan. Sí. Un plan que no vaya en contra de la ley, pero que tambien responda todas sus preguntas.

Sí, sí. Tenía que buscar un momento del día donde Martín se encontrara solo, luego golpearlo fuerte en la cabeza hasta desmayarlo, amarrarlo con una soga y arrastrarlo hasta su departamento, y ahí empezaría con el interrogatorio ¡Es un plan perfecto, sos un genio, Manu!

Con esa idea en la mente, emprendió marcha hacia el parque del que había huido anteriormente.

Al llegar, después de una larga caminata a paso apresurado, se escondió detrás de un árbol, a unos cuantos centímetros de los dos primos, tenía que conservar la mayor distancia posible. O sea, estaba intrigado, pero morir por un ataque salvaje de Sebastián no estaba dentro de su perfecto plan, así que lo ideal sería esperar a que se fuera.

Y ahí estaban, los dos primos. Martín lloraba como un niño entre los brazos del uruguayo, mientras éste le acariciaba el pelo con la intención de tranquilizarlo. Ahora que lo pensaba, Sebastián parecía una madre.

Esperó un buen rato sentado detrás del árbol, el argentino ya estaba más relajado, ahora sólo hablaba con su primo. No llegaba a oír lo que hablaban, aunque tampoco le interesaba mucho, probablemente sea algo sobre fútbol.

Esperen un segundo... ¿Ese que viene ahí es Daniel?... ¡Sí! Es Daniel y trae una bolsa en sus manos.

El chileno pudo contemplar como todo su plan se desplomaba delante de él, haciendo un escandaloso y dramático ruido. Si el paraguayo lleva en la bolsa lo que Manuel cree que lleva, lo más probable es que se queden junto a Martín un largo rato.

Daniel llega junto a sus primos, sorprendiendolos mientras da un pequeño salto con los brazos extendidos. No tarda en sentarse junto a ellos y ahí es cuando el temor de Manuel se vuelve realidad.

El rulito-[LH]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora