Una noche excitada

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El mi Príncipe de hadas, me llama su Maléfica por tan ardiente y descarada. En las noches me adentro por su almohada, acaricio su cabeza y por su espalda deslizo mis garras. Al ver su ceño fruncido lanzó una carcajada arquea su ceja y se frustra porque no puede hacer nada. Continuo en mi encanto y mis garras lo continuan acariciando. Bajo por su abdomen y palpo a la bestia que tenía adormilada. Se alborota en mis manos y sus venas se inflaman. Conocen el tacto de la Maléfica descarada, la reconoce y acepta que mis dedos por su tersa corona lo toquen.


Comienzo a besar tu espalda tensionada, mi lengua de serpiente la deslizó lascivamente. Mi Príncipe de hadas es adicto a mí, como le hago s€xθ oral y se maravilla el ver su v€rg evolucionada. Se agarra fuertemente de sus sábanas, los gemido invaden a la Maléfica que habita en su alma. Su pecho transpira porque su v€nida es acertada, con mis ojos alerta, mi lengua saboreando las lágrimas de es espesor blanco que de su dureza brotaba. Estoy lista para consumirlo porque es la única debilidad a la cual no me resisto. Me empeño en consumirlo todo y que parte de su esencia quede muy adentro de mi maléfico ser.


Cuando acaba el encanto es que mi maldad rompe en llanto. Porque sólo en sueño lo puedo poseer, y él al levantarse se percata quizás queda, un poco de mi rastro. Se molesta y perjura que de mí se quiere vengar. Que está harto que sólo en un húmedo sueño mi cuerpo puede devorar.


- ¡Maldita Maléfica como de ti me pude enamorar! Sé que me oyes y quiero que entienda de una vez por toda que no me espanta tu maldad. Algún día serás mía, yo te prometo que esta distancia no me detendrá...©


Keila M.

D.R. 2018

El Príncipe de hadas y La Maléfica descaradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora