5. Viajes inciertos.

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Martha ya había terminado de preparar la comida, así que fue a buscar a Michelle y Luciano para cenar. Decidió ir primero al cuarto de Luciano, así que se paró frente a la puerta y tocó. Pero no obtuvo respuesta, volvió a intentarlo pero el silencio era el único que contestaba.

Entonces entró pensando que quizás Luciano estuviera dormido, pero no encontró a un niño dormido. No encontró a nadie. Inmediatamente se puso a gritar su nombre por toda la casa  y a decir que si no salía de cualquier lugar donde estuviera escondido tendría problemas muy serios.

Después de un buen rato gritando y buscando, Michelle y Martha se percataron de que Luciano no estaba. Martha decidió esperar un rato más antes de acudir a la policía. Pensó que quizás Luciano sólo estaba sufriendo un ataque adolescente y quería estar sólo. Y deseó con todo su corazón con tener la razón.

-Cenaremos y luego iré a la comisaría a pedir ayuda- le dijo a Michelle mientras intentaba no perder la cordura.
- Sí mamá...- respondió la chica distante, como perdida en el horizonte.

Martha sirvió dos platos de sopa, y se sentó frente a su hija cómo si no le quedara más energía por sacar de su cuerpo escuálido por los años. Michelle pensaba en tantas cosas que parecía que su cabeza explotaría. Sólo quería dejarse caer y no abrir nunca más los ojos. Pero no quería decirle la verdad a su madre... aún no. Luciano era inteligente y si alguien era incapaz de dejarla era él. Ese pensamiento la tranquilizó un poco. Pensó que tal vez su madre también pensaba cómo ella y por eso no se había apresurado a llamar a la policía de inmediato.

Luciano
Estaba decidido a salir de aquel sitio. Ya lo había cobijado demasiado tiempo. Iría y encontraría a esas dos hermanas suyas. Cuando Michelle le había dicho aquella verdad sobre su pasado todo había cobrado sentido. El hecho de que Martha siempre lo protegía en exceso, el hueco extraño que siempre había sentido, y el hecho de que siempre se sintiera diferente. Se preguntó si sus hermanas sentían lo mismo. Y también que era lo que les habían contado a ellas. ¿Sabrían se su existencia? ¿De verdad querrían conocerlo?
Todos sus pensamientos se vieron nublados por otro muy grande que le llegó a la mente en cuánto vio la estación de autobuses frente a él.
Grande he imponente. Había tanta gente que sintió cómo si minimizaran su existencia. Y la pregunta que su cerebro le hacía una y otra vez no ayudaba nada. "¿Adónde irás ahora?"
Los argumentos no tardaron en llegar como una tormenta sombría.
Sin embargo, él estaba decidido y con un valor singular compró un boleto hacia una de las direcciones escritas en la carta que "Ceci" le había escrito. 
Mientras subía al autobús pensó que el destino era tan incierto y misterioso. Entonces le rogó a éste mismo que le permitiera unirse con aquellas dos creaturas femeninas que habían salido de la misma madre que él. Y tomó asiento frente a una ventana.

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⏰ Última actualización: Feb 10, 2020 ⏰

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