Asesinando palabras.

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Hoy aprendí que no importa lo mucho que quieras expresarte, o lo mucho que quieras y tengas por decir, porque cuando al receptor al que va dirigido el mensaje no le importa el contenido, ni todas las palabras atoradas que lleves contigo, no le serán de suficiente importancia para escuchar.

Ni siquiera cuando en ellas, vaya entregado el alma completa.

Efímera. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora