Capitulo 3 Wild Hearts

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Capítulo 3.

Summer's POV:

El cóctel había comenzado hacía diez minutos. Agatha y yo todavía estábamos encerradas en mi habitación preparándonos, porque habíamos llegado una hora tarde de la playa. Sin embargo, mi tía no nos había dicho nada porque, según ella, las chicas siempre llegaban tarde y siempre se les perdonaba. Sin embargo, me había acostumbrado al modo tradicional de mis padres de llegar media hora antes que el evento comenzara.

Me dirigí hacia Tata, quien se encontraba rizando su cabello con las tenacillas que había comprado un día antes de venir, y sonrió ampliamente.

-Estás hermosa -me dijo. -Yo sabía que ese vestido era el mejor para ti.

Me reí. -Vale, gracias -respondí, y rebusqué en el reguero de maquillaje que se encontraba encima de la cama por un labial rosa pálido suave, y lo apliqué sobre mis gruesos labios. Los había sacado de mi madre, porque incluso mi tía tenía los labios demasiado pequeños como para ser de la familia.

Agatha me había ayudado a elegir el vestido el segundo día antes de venir aquí, el día después de la graduación. Lo habíamos elegido de una tienda minimalista cerca de la oficina de mi padre, y desde entonces Tata me había obligado a probármelo, y sólo entonces yo también comencé a amarlo. Era negro, con un gran lazo blanco cubriendo mi pecho en lugar de un strapless común, y una falda de encaje que llegaba hasta los muslos. 

-¿Qué tal yo? -preguntó, poniéndose de pie sobre sus altísimos tacones rojos.

-Pareces una cerecita -ladeé la cabeza, y ella se rió, mirándose desde todos los ángulos en el espejo. Su vestido era rojo con lunares blancos en el pecho. Además, sus pequeños labios estaban delineados de rojo, haciéndola parecer una muñeca de porcelana.

Ella se puso frente a mí, acomodándose los rulos perfectamente acomodados sobre sus hombros. Yo sonreí.

-¿Lista? -sonreí, y ella asintió. 

-Éstas serán las mejores vacaciones de la vida -sonrió, y ambas nos reímos, emocionadas. Seguidamente, abrimos la puerta y nos dirigimos abajo, encontrándonos con un montón de gente que nos estaba esperando; la mayoría eran amigos de la infancia a quienes abracé efusivamente, y a todos les presenté a Agatha, también se encontraban sus familias y algunos amigos de mis tíos. Pillé a mi tío bebiendo Champagne con unos amigos y lo abracé por detrás, colgándome de su hombro como cuando era niña, y él me abrazó muy fuertemente, estrechándome entre sus brazos robustos.

-Summer -masculló. -Estás mucho más grande de lo que esperaba; ya ni siquiera puedo cargarte -se rió.

-Mira, tío,ella es Tata, mi mejor amiga -dije, jalando a Agatha por el brazo para que viniera a saludar. Cuando ella se encontraba en lugares nuevos, podía ser tan tímida que en serio comenzaba a preocuparme por ella.

-Agatha -dijo, estrechando la mano de mi tío.

-¿Tata? -preguntó.

-Un apodo de la infancia -explicó, riéndose. Seguidamente, él me sonrió.

-Erin tiene algo muy especial que darte -dijo. -Debe estar por allá -me dijo, señalando a un lado de la multitud donde reconocí inmediatamente los cabellos rubios de mi tía. Seguidamente, jalé a Agatha del brazo y caminamos entre la gente hacia ella, saludando y besando, y saludando y besando, y así, una y otra vez. 

-¿Tus tíos son ricos? -masculló Tata tímidamente en mi oído. Ella lo había notado, también. Mi tío debía su fortuna a un caso millonario que había ganado contra algunas compañías aseguradoras, y sus estudios de leyes le propinaban muchísimos clientes incluso fuera de California. Mi tía tenía varias tiendas de vestidos de novias ubicadas en San Francisco, Seattle, y aquí.

-Sí -asentí. -Pero mis padres no tienen tanto como esto.

Agatha no dijo nada, y mi tía me abrazó en cuanto me vio, poniéndonos a Tata y a mí frente a dos mujeres. Una joven, y una contemporánea con mi tía. Ambas eran hermosas y podía oler sus fragancias desde donde estaba parada.

-Summer, ¿las recuerdas? -sonrió Erin, y yo asentí. Nunca podría olvidarme de ellas. Solía tener una obsesión con el menor de esa familia, y siempre esperaba a su hermana para pedirle consejos. Sin embargo, éstos nunca me habían funcionado con él. 

-Por supuesto -sonreí, y di un paso adelante para darle un abrazo a cada una. Les tenía mucha estima debido al gran tiempo que llevaba conociéndolas. Ellas eran británicas, pero se habían mudado aquí hacía años y habían pasado tanto tiempo como yo aquí.

-Me alegra verte, Summer -sonrió Anne, la madre de Gemma, la chica con el cabello teñido de blanco a su lado. Ambas se veían realmente bien.

-Pensé en ustedes muchas veces en Australia -admití. ''Y a Harry también'', quise añadir, pero no lo hice. Temía que malinterpretaran las cosas y que pensaran que yo aún sentía cosas por él; eso sería de lo más patético de mi parte.

-Es bueno verte -dijo Gemma, su voz había cambiado. -¿Cuántos años tienes ya?

-Dieciocho -respondí. 

-Dios -se rió. -Parece que fue ayer cuando tú estabas en la primaria y corrías a verme siempre -comentó, pero parece que ella también se saltó la parte de Harry. Era lo mejor. Después de eso, les presenté a Agatha, y luego Anne hizo el comentario que estuve temiendo.

-Tienes que ver a Harry -me dijo. -Él ha estado tan emocionado de verte.

Me reí. -No lo creo, pero bueno -ladeé la cabeza. Todas se rieron porque sabían que era verdad. Toda mi vida había estado tan obsesionada con él cuando era una niña; corría a espiarlo mientras jugaba fútbol y cuando salía de clases. Sin embargo, él nunca me había notado como yo a él, generalmente se limitaba a salir con chicas de su curso o incluso mayores. Siempre le gustaron mayores. Me había olvidado de él por completo, y ahora sólo le recordaba con cariño.

-Bueno, él debería estar aquí -gruñó Anne, mirando entre la multitud.

-Oh, no, no se preocupe -sacudí la cabeza. -Andará por ahí, ya tendré la oportunidad de saludarle.

-¿Probaron la fuente de chocolate? -Gemma interrumpió, zanjando el tema.

-No, lo haremos ahora mismo -sonreí, y Tata y yo comenzamos a irnos. -Nos vemos en un rato. ¡Disfruten del brunch!

Entonces, comencé a alejarme. Tata se igualó a mi paso, tomando mi muñeca con sus delgados dedos.

-¿Quién es Harry? -preguntó. -Nunca me contaste eso -arqueó una ceja, y yo me reí.

-No es nadie -sacudí la cabeza mientras caminábamos. -Sólo es alguien de mi infancia. Solía estar obsesionada con él.

-Awwww, eso es adorable -se rió. -En serio. ¿Fue tu primer novio?

Sacudí la cabeza, sonriendo. -No. De hecho, no recuerdo un solo día que pasamos los dos solos, por lo general iba detrás de las niñas mayores, así que...

-Ah, es mayor que tú.

Asentí. -Sí, pero ya no importa -me encogí de hombros. 

-Sí importa -replicó. -¿Qué tal si él te ve ahora y se le despiertan las ganas?

-Ha pasado mucho tiempo, Tata. No creo que el se acuerde de mí. Y, además, ya no importa, éramos niños. Ahora no queda nada de lo que solíamos ser antes.

Nos acercamos a la fuente de chocolate, junto a la cual se encontraba un carrito plateado lleno de fresas. Pinché una con un palillo y comencé a mojarla en la fuente, dándole un mordisco. Seguidamente, giré la cabeza hacia mi derecha, y arqueé las cejas mientras Tata me robaba el palillo y se lo metía a la boca de un bocado. Yo había visto a este chico. Lo reconocí por sus rulos castaños y sus ojos verdes.

-Disculpa -le dije para poder verle mejor, y él volteó hacia mí. De repente, él pareció tan sorprendido como yo, y sonrió.

-¿Summer?

***

Wild Hearts (Harry Styles y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora