ironías de amor entre las 2 y las 3

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Me arde el pecho en llamaradas burbujeantes

que no se distinguir bien entre

la ausencia de tú blanca piel entre mis manos

o la acidez que me produce el café a las dos de la madrugada,

Lo cierto es que el insomnio me abofetea

con no menos afán que el frío nocturno de este noviembre,

mientras los perros aúllan en DO

sus amores aletargados a la luna y las estrellas.

Los dedos erizados de querer escribir

cuanta idiotez se le venga en gana,

de hecho siento no ser quien soy cuando paso

y releo lo que de mis manos emerge,

es como un vómito incesante,

una embriaguez interesante,

una locura sombría.

Quizás la primavera causa efectos colaterales

en estas temerarias noches estrelladas,

no sufro de alergias congestionantes,

pero podría sufrir algún tipo de esquizofrenia temporal;

si hay algún doctor en la sala...

Lo cierto es que tu recuerdo no se aparta

y quisiera escribirte sonetos románticos

cargados de lilas y cascadas,

pero las luces titilan a carcajadas

y me desconcentran los gatos

que serenatean sobre los techos,

de hecho ahora que lo pienso

puede que el DO imponente de los galgos

se deba mas a los amoríos gatunos

que a sus propios deseos luneros.

El vago humo del cigarrillo

no parece calmar mis ansias

de no sé que, no sé como,

y este lápiz que se me encarna en la piel

encriptado entre mis arterias

no cesa en su universo,

mis manos ya no actúan

conforme a lo que desean mis ganas,

sino más bien obedecen a la pasión

vociferante del insomnio y el recuerdo.

Conforme pasan los minutos

se me agotan las ideas

de tonterías varias y rellenos poco elocuentes,

quizás sea tiempo de apagar las luces;

escribir en la oscuridad no es uno de mis pocos talentos,

y así podría sumergirme (espero) en algún sueño profundo

donde me esperaras vestida de vientos

sumergida entre prados coloridos de flores,

bajo la sombra de un gran árbol beberé savia de tus besos

y despertaré aliviado de la insanidad a la que me somete tu ausencia.

De todas maneras si es que mañana me preguntas

te diré solo que pensé mucho en ti entre las 2 y las 3 de la mañana,

sin detalles sobre estos desvaríos

a los que me someten las ansias de tenerte cerca,

¿O habrá sido definitivamente el café?

versos de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora