castigo

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No recuerdo la sensación que me atronaba

en esos instantes de recia locura,

la puerta abierta al antojo,

a ese arrojo al cobijo

de una incandescente escaramuza.

Ya no siento el aire golpeando mi espalda,

atravesando las cortinas,

enardecidas a la vista de alguna luna creciente,

oculta entre las almohadas

de blancas nubes lisonjeras.

No percibo ese olor de atardeceres,

cálido de espasmos de ardiente espera,

perfume adherido a mis labios solemnes,

a mis uñas enrojecidas

de asir el mundo con las manos.

Ya no escucho el sonido

de ese canto hipnotizante,

carcomiendo las estrellas,

derrumbando las paredes... mis paredes.

Sin embargo,

Cada vez que duermo

veo tus ojos en la oscuridad absoluta

oteándome a lo lejos,

resolviendo mis enigmas,

desollándome el verso en canciones mutiladas,

recostándose en el nudo que aferra mi garganta,

cada vez que duermo... cada vez que cierro los ojos,

estas ahí para recordarme mi castigo.

versos de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora