O.S

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Versión One-Shot

Familia normal y de clase media, una casa tradicional que a simple vista gritaba ser hogareña. Nadie creería que en dicha casa tratarían de forma hosca y hostil a una sola persona. Sin embargo, así era para el inocente y tierno Jimin, cuyo único pecado había sido nacer omega.

Sus padres solían ignorarlo y rechazarlo por el simple hecho de arruinar sus expectativas de un hijo alfa. Su porte delicado y su afición por la ropa interior femenina hizo que la hostilidad hacia él fuera mayor. Sus hermanas omegas, al ser mayores, ya tenían una marca y pequeños niños rondando a su alrededor. Sus padres, aunque sonara cruel, ya se habían hecho a la idea de que lo tendrían en casa toda la vida; dudaban que, algún día, un alfa lo cortejara y marcara, llevándolo a vivir con él.

En las horas que tenía en la universidad, solía sentarse bajo un roble viejo en el inmenso campus que ofrecía la institución, sacaba un sándwich de su descolorida mochila y lo acompañaba con un libro que sacaba de la biblioteca los fines de semana. Su rutina siempre era la misma y se completaba con falta de compañía. Siempre se le veía solo y esa condición, aunque sonara ilógico, le agradaba bastante.

Muchas personas solían decir que el pequeño omega sufría de maltrato y acoso en su pasada escuela; sus agresores lo insultaban verbalmente en cada oportunidad que tuvieran y, a veces, lo agredían físicamente.

Con el paso del tiempo, el castaño simplemente se aburrió de los mismos insultos que iban desde feo hasta torpe, las personas hoy en día ya no tenían suficiente neuronas para ingeniarse algo mejor. Sin embargo, lo que sí llegaba a herirlo, era cuando le decían que ningún alfa con sentido común lo cortejaría por ser tan poca cosa.

Las omegas que la sociedad etiqueta como "ideales" se encargaban de tirarle la comida encima, manchando su ropa, y buscaban pretexto alguno para humillarlo.

Eso lo contaban algunos pocos que lo conocían de su anterior institución. Muchos no creían en esas historias, estaban seguros de que era imposible, ya que, actualmente, el castaño estaba marcado.

La perfecta mordida en su cuello lo decía por él.

Antes de que él fuera reclamado, las mismas omegas que lo acosaban anteriormente, intentaron hacerle una jugarreta acorralándolo en su casillero, pero nunca se imaginaron lo que sucedería.

–Vaya, vaya. Mira lo que tenemos aquí, Nae, es la pequeña perra puritana.

–¿Aún no has encontrado a algún tipo que te folle? Podría recomendarte a alguien para que lo haga, la lástima es un fuerte factor para incitar a la caridad –las dos omegas soltaron una carcajada fingida, haciendo que el castaño rodara los ojos por el estúpido comentario.

Con un fuerte portazo cerró su casillero, para enfrentar a las dos brujas frente a él.

–Al parecer, no soy yo quien necesita una buena follada. ¿O, acaso, ya se te olvidó que el perfecto Minjae prefirió a una simple beta antes que a ti, magnífica omega? Te dejó tirada porque resulta que te usó como su juguete –soltó con un toque sarcástico.

Nae apretó fuertemente la mandíbula, maldiciendo al omega por recordarle lo que tanto intentó olvidar. Porque, lo que le había dicho, era totalmente cierto. Ella estaba tan segura de que Minjae la marcaría que, cuando apareció de la mano con una beta marcada, fue su perdición. Pasó días llorando y odiando a todo el mundo. Y, justo el día que decidió regresar de sus auto escogidas vacaciones, vio la oportunidad perfecta de desquitarse con el pequeño omega.

Con pasos decididos se acercó hasta Jimin, con la intención de golpearlo: lo iba a abofetear tan fuerte, que la marca de su mano se quedaría por días en su mejilla, pero se detuvo a segundos de estampar su huesuda mano. Un fuerte aroma la invadió, aturdiéndola por un momento antes de dar paso a un miedo que la había dejado helada.

Trágicamente omega || Adap. KOOKMIN ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora