Caminaba de regreso a mi hogar, había sido una jornada bastante pesada y agotadora (ademas del hecho que salia a las 16:30 PM), estudiaba en una institución de una clase social bastante alta para mi (dado el hecho que según los ojos del gobierno soy clase media), había ganado con mucho esfuerzo una beca que me permitió entrar en ella, la exigencia en esta era abundante por lo que en un inicio adecuarme me tomo tiempo, aun así puede adaptarme a sus normas y ritmos de enseñanzas. El estudio jamas se me dificulto, sin embargo, el adaptarme a una sociedad me costaba mas que aquello. Caminaba de manera tranquila y relajada, no tenia prisa alguna por llegar a mi morada, sin embargo, siempre que pasaba por la calle de "Pedro Lira" sentía como una mirada penetrante y tétrica se posaba sobre mi, esa era una sensación muy incomoda e indescriptible, tomando en cuenta que jamas se sabia con exactitud de donde provenía aquella mirada, aceleraba mi paso con forme sentía que las orbes de aquella entidad seguía mi andar.
Cada vez que llegaba a mi hogar, lo hacia con sumo sigilo, mi madre y mi padre siempre se encontraban discutiendo a aquella hora, mas jamas me gusto interrumpir en sus discusiones puesto a que era un tema de ellos dos y a la vez era ajeno a mi. Mas tarde veía la hora en el reloj que adornaba el muro de la cocina, si la hora marcaba las 17:00 hrs. me encargaba de tomar un refrigerio para luego subir a mi habitación, mas, si la hora de aquel reloj marcaba el tiempo pasado de las 17:45 hrs. subía sin hacer escándalo rumbo a mi habitación, de lo contrario, me abstenía al hecho de ordenar parte de mi casa.
Me tumbaba en mi cama, que a pesar de su tamaño y antigüedad, me dejaba descansar muy bien.
Siempre recordare aquella rutina que realizaba después de la escuela y la recordare porque ya jamas la podre volver a realizar, mas aun porque aquel día se presenta en mi mente como una dolorosa daga que atraviesa mi alma en busca de darme aquel sentimiento de culpa que invade mi ser. Bien recuerdo como ocurrieron las cosas.
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- ¡Ya me voy madre! - grite al tomar mi copia de llaves y girar el picaporte de la puerta.
- ¡Que te valla bien hija, cuídate! -Grito en respuesta mi madre desde la segunda planta, mas nunca imagine que una simple advertencia tuviera un gran contexto.
Cerré la puerta de mi hogar y emplee rumbo hacia la institución en la que estudiaba, durante el camino mi paso era acelerado, por primera vez experimentaba aquella sensación de un mal presentimiento, no era como el típico mal presentimiento de la Ley de Murphy (la cual plantea que si algo puede salir mal, saldrá mal), ese presentimiento era muy diferente, era un sentimiento que me agobiaba, hacia que mi corazón palpitara de una forma irregular, que una fina capa de sudor se posara sobre mi...el miedo me invadió.
Dos hombres altos y fornidos vestidos de traje comenzaron a caminar a mi lado, en un inicio me sentí intimidada dado a que ellos eran mas grandes en tamaño y edad en comparación a mi.
Estaba a punto de llegar a la cruzada de la calle, me pareció raro el ver una van color blanca posarse justo en medio del paso peatonal, los hombres me tomaron de los brazos, estaba a punto de gritar cuando un tercer sujeto apareció por atrás colocando un paño húmedo sobre mi nariz y boca, por instinto propio luchaba por no inhalar, pedía ayuda mas todos los presentes parecían estar sumidos en su propio mundo, me sentí impotente al ver que nadie hacia nada, sin embargo, en mis pulmones el aire comenzó a faltar, mi corazón se aceleraba, el pulso de mi cuerpo aumentaba al igual que la falta de aire, trataba de luchar, pero notaba como los hombres me llevaban a rastras en dirección a la van, el hombre que sostenía el paño reafirmo su agarre en mi, comenze a inhalar la sustancia del pañuelo, lagrimas salían de mis ojos y con las pocas fuerzas que me quedaban gritaba en busca de que alguien me ayudara, los otros dos hombres que sujetaban mis brazos se alejaron y el que sostenía sus manos en mi soltó una para luego tomarme de la cintura, los otros abrieron las puertas de la van, mis manos estaban hechas puños, golpeaba la mano que se mantenía el paño, sentí como me acercaba al automóvil, a la vez que mis pies se elevaban del piso, comencé a patalear y gritar aun mas, pero nuevamente nadie ayudo, mis ojos amenazaban con cerrarse y mi miedo aumento cuando el hombre me lanzo dentro de la van, mis fuerzas se agotaban y con lo que quedaba de ellas me arrastre hasta la puerta de la van, una sonrisa macabra fue lo ultimo que vi antes de que las puertas se cerraran casi en mi rostro, caí en la fría lata que se suponía era el piso de esta, mis ojos querían cerrarse mas mi cuerpo no, caí rendida ante el sueño pensando en mi vida, nunca creí terminar así...secuestrada
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¡No Soy Una Mercancía! [Pausada]
Não Ficção[Pausada] Jamas creí pasar por todo lo que narraban las noticias, recuerdo mi rutina y mi vida, me duele, nunca mas podre volver a realizar la, desde ahora solo me tratan como un objeto, ¿cuando entenderán? ¡¡NO SOY UNA MERCANCÍA!! ~Advertencias y a...