EL HALO

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"La lluvia cae sobre la ciudad, las pesadas gotas de agua van estrellándose irremediablemente sobre las paredes de los altos edificios fantasmagóricos, caen a toda velocidad en una inevitable estampida de tinte suicida, como queriendo acentuar la mortuoria soledad que todo lo envuelve.
Aun me duele el cuerpo entero, la caída por el terraplén de HOUDSON STREET fue dura, pero era la única manera de que pudiese escapar con vida, lamentablemente Rose no lo logro, la atraparon segundos antes de que pudiese escabullirse por el ducto que conectaba al terraplén. De ahora en mas estoy sola, este diario es lo único que evita que pierda la razón, si es que todo esto no es ya parte de una maldita locura. Estoy tan cansada, sobrevivir es casi una prueba maldita, tengo hambre y no queda ninguna ración, duele tanto el hambre, el estomago se retuerce reclamando alguna migaja pero nada llega...me siento tan triste , se que de nada sirve esa sensación si quiero seguir en pie , pero, no puedo evitarlo, cada latido del corazón se asemeja a un punzante dolor que va en aumento, y aunque me prometí jamás llorar otra ves escribo esto con los ojos desbordantes de lagrimas, lagrimas de dolor, de impotencia, lagrimas que me recuerdan que aun estoy viva, aunque muchas veces desee estar muerta. Seguiré esta bitácora mañana, necesito dormir un poco, y tal ves olvidarme de todo por un instante...

CAPITULO 1  ; ANNE

El sol de la mañana era algo difuso, escondido detrás de un manto de nubes grises, alumbraba la entrada del refugio con unas tímidas franjas naranjas , como si no quisiera delatar a nadie que detrás de aquellas viejas puertas engrapadas al suelo se escondía el viejo sótano que Anne usaba como escondite.

No sabia con exactitud que hora del día era, pero la resaca que sentía hacia que cualquier cuestión inmediata pasara automáticamente a segundo plano. Apretó cada extremo de sus sienes con uno de sus dedos anulares y lentamente fue trazando pequeños círculos, uno tras otro, suaves caricias casi mágicas. El dolor comenzaba a disminuir paulatinamente, el viejo truco que Rose le había enseñado tiempo atrás, funcionaba otra ves, aunque recordarla en ese instante provocaba que otro dolor mas profundo se hiciera latente. Se mordió el filo del labio inferior para poder aguantas así el creciente nudo que se había formado en su garganta, trago saliva y el nudo desapareció, sabia bien que no podía caer victima de su dolor, no si quería seguir del lado de los vivos, aunque eso significase seguir luchando. Se esforzó para despabilarse, y de inmediato se levanto del raído pedazo de colcha que usaba como cama, si bien no era lo mas cómodo del mundo, mejor era ese vetusto que el frió suelo nocturno.

Fuera una fresca brisa danzaba con las hojas secas esparcidas por el viejo árbol de roble que se encontraba en el patio trasero de la casa. Anne adoraba aquel ejemplar, era de alguna manera su cable a tierra, su reminiscencia a tiempos en los cuales la muerte no olfateaba sus pasos en busca de su roja carne.

Ya amaneció, y aunque no me desperté en toda la noche, cosa que no sucede a menudo, aun me siento cansada. El peso del día anterior se cierne sobre mis hombros, invisibles cadenas que me arrastran a lo profundo. No será fácil continuar sola después de tanto tiempo. La compañía de Rose se había convertido en algo esencial, éramos un equipo perfecto...y ahora, ya no esta. Tengo que salir a buscar provisiones antes de que anochezca, pero, tengo miedo, aun que si mi intención es seguir con vida, no me queda otra opción.Hoy volveré a la ciudad, recuerdo haber visto un Wallmart y espero encontrar algo que me sea de utilidad. Debo tener cuidado ya que la zona esta asediada por los infectados, tendré que ser mas cautelosa, ya no hay nadie que cuide mi espalda...espero poder volver a escribirte esta tarde...adiós diario.





Tomo su mochila gris y la vació por completo, reviso el mapa de la vieja metrópolis y marco los puntos exactos de la expedición. Iría primero al centro comercial por comida, luego revisaría la farmacia por penicilina y calmantes, su dolor de cabeza era algo que destetaba, y por ultimo iría a KENDO, la armería de Bachman street, quería revisar por si algún arma del local aun seguía disponible, aunque después de los saqueos era poco probable. Antes de marcharse se aseguro de trabar la puerta del sótano con firmeza, no quería perder el único refugio que al fin daba resultados., luego se escabullo por la parte trasera del patio observando atentamente a su alrededor, había aprendido que el silencio no era sinónimo de estar sola, y también que cualquier exceso de sonido podía generar una revolución en aquellos que estaban en reposo. Tomo por la calle trasera, siguiendo el camino que había trazado con Rose varias veces antes, pasando por la casa de los Tompson, y de lo que quedaba de la vieja residencia Robinsón, muchos lugares parecían estar suspendidos en el tiempo, como si fuesen fotografías y otros eran irremediablemente victimas del tiempo y la destrucción. Cada paso la alejaba más y más de la zona residencial, uno de los pocos lugares relativamente seguros. Anne sabia que de ahora en más sus sentidos debían estar en su máxima expresión, sabía con claridad que cualquier error podría significar la muerte, ahora era ella contra el mundo y no había más.

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