SAUDADE

I

Un fuerte golpe se escuchó en toda la casa.

Él rompió la mesa de cristal con una foto. Nuestra foto.

—¿Eso es lo que quieres? ¿De verdad eso quieres? —gritó.

La tristeza y el enojo me carcome y no lo pensé con claridad, pero... Lo hice.

—Sí.

Su cara irradiaba enojo y frustración, pero lo que más resalta son los ojos, y ellos nunca mienten, y los de él irradiaban tristeza y decepción.

Sus ojos, los ojos más bellos que pude ver en esta vida de mierda, los que siempre, cada que sentía inseguridad, veía, los que me decían, sin palabras que todo va a estar bien. Y que ahora por mi culpa, son los que brillan por tratar de retener las lágrimas que provoqué.

El sonido de la puerta abrirse y cerrarse de un portazo, haciendo que las ventanas vibraran por el impacto, me hicieron saber que, lo mejor que me pudo haber pasado, un ángel que entró a mi vida, y que le puso color a mi vida, se fue, se ha ido. Sólo por una palabra...

...Lo he perdido.