Comimos entre risas mirando la película, me encanta Cameron Díaz.
A mitad de película, en el departamento de al lado se armó terrible cachengue. Al punto, que tuvimos que subir el volumen de la tele, porque no escuchaba los diálogos. Más subíamos el volumen más ruido hacían...
Gaby pone pausa a la película y dice con ironía:
— ¡Qué suerte tenés con los vecinos!
—Estuvo tranquilo toda la semana, inclusive escuchaba música tranquila. Debe estar inaugurando la casa...
Me levanto y cierro la ventana de la terraza, el sonido queda más tolerable, así que levantamos un poco más el volumen y seguimos viendo la película. A los cinco minutos, a la música a todo volumen, se le sumo un griterío insoportable.
Gaby, vuelve a poner pausa a la película y dice poniéndose de pie:
—Pero la puta madre, ya ni me escucho lo que estoy pensando.
—Sí, la verdad que el dueño del departamento tiene un ojo clínico para elegir inquilinos... salís de Guatemala y te metes en Guatepeor... —dice Maruja.
—Le voy a ir a decir que si no bajan el volumen de la música y del pico, vamos a llamar a la policía. —dice Gaby yendo a la puerta.
—Pará Gaby, esperemos un ratito, si no se tranquilizan vamos... —le digo estirándome sobre ella y agarrándola del brazo.
—Pero ¿qué te pasa?, en otro momento ya le hubieses ido a arrancar la cabeza.
—Lo que pasa, es que estuvo tranquilo toda la semana, si se descontrola un rato me la tengo que fumar...
—Te juro que si no te escucho, no te creo... ¿seguro que estás bien?
—Si Gaby, solo que fue una semana difícil y la verdad es que no quiero tener problemas... Banquemos un rato, si no voy y le toco el timbre...
—Definitivamente me estas preocupando...
—No tenés porque preocuparte... sigo siendo la misma perra de siempre... —le digo sonriéndole pícara.
Media hora después estamos las tres tiradas en el sillón con la película pausada y un humor de mil demonios. Y en el departamento de al lado sigue la joda a un nivel muchísimo más de lo deseado. Gaby ya había querido ir a romperles los dientes en dos oportunidades y con Maru habíamos dicho de esperar un poquito más. Pero ahora ya estamos las tres más que cabreadas, así que como si hubiésemos estados las tres conectadas de una picana, saltamos del sillón al mismo tiempo, rumbo a la puerta de entrada de mi departamento. Cuando llegamos Maruja, nos agarra del brazo y nos pregunta:
— ¿Pero qué le decimos?
—No sé, improvisemos, cualquier cosa, si no sale nada directamente le bajamos un par de dientes y después le pedimos por favor que bajen un toque el volumen... —dice Gaby haciendo la mímica de lo que está diciendo con las manos y se hecha a reír.
La primera en salir, obviamente es Gaby, que se abalanza sobre el timbre y pega el dedo en el botón. El ruido de la música en el pasillo, es insoportable, no sé cómo ningún vecino fue a hacerle lio... Nadie abre la puerta, así que esta vez Gaby no solo se pone a tocar el timbre, si no que empieza a golpear con el puño la puerta y a pegarle patadas. Parece una loca, más de lo que es habitualmente. A los pocos segundos la música baja un poco y la puerta se abre, dejándonos ver a un flaco de más o menos nuestra edad, alto, morocho, de ojos azul oscuro, que está más bueno que comer pollo con la mano... Dios existe...
A Gaby se le cae literalmente la mandíbula, evidentemente pensó lo mismo que yo, y Maruja, parada a mi lado, ni respira... Parecemos tres taradas, paradas en la puerta de su departamento babeando... El flaco, nos sonríe dejando ver una dentadura perfecta, haciéndonos gemir a las tres. Pero vamos a ser realistas, no existe tipo perfecto, y este, al menos todo lo que se le ve, es perfecto, así que por decantación, seguramente, la debe tener chica... Pero volvamos.
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Tal para cual... (Ya está en físico)
Romance-"Todos dicen que soy una perra desalmada, inclusive así me llaman en el trabajo, pero no es así. Yo simplemente no quiero que ninguno de todos estos perdedores piensen que quiero tener amigos acá...- -Disculpa que te interrumpa, pero sos una perr...