Noche

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A los ojos de cualquier joven con aspiraciones una vida en la capital suena tentadora, especialmente si se proviene de una ciudad pequeña. La busca de oportunidades en un futuro incierto podía llevar al hombre más escéptico a convertirse en un romántico de primera, dejando volar una imaginación alimentada por sus propias ambiciones y arriesgándolo todo por una mísera pizca de esperanza.

Este era el tipo de pensamientos que rondaban la mente de Dongyoung mientras restregaba su cuerpo contra el frío metal de un tubo sin delicadeza alguna.

Cada noche, cada maldita noche, volvía sin falta a las gélidas garras de la pútrida gruta que no podía sino llamar su lugar de trabajo. Nunca se imaginó a una mente tan brillante como la propia teniendo que rebajarse de esa manera, haciendo de un frívolo espectáculo para mujeres urgidas que le llenaban los bolsillos solo para verlo bailar torpemente en un atuendo revelador. Agradecía no poder verse a sí mismo al realizar actos tan deplorables.

Ojeó con desdén a la multitud, encontrándose predeciblemente con una multitud compuesta por señoras de edad que gritaban como pubertas hormonales y arrojaban billetes hacia los escenarios sin pudor alguno. La idea de que algunas de ellas podrían incluso llegar a la edad de su madre le provocó un escalofrío.

No tenía idea de que expresión afloraba en su rostro en aquel momento, ese siempre había sido uno de sus puntos débiles. A diferencia de interpretes más experimentados como Taeyong no tenía una "mirada asesina" y simplemente se limitaba a retener las muecas de aburrimiento que amenazaban con abrirse paso en sus facciones. Sus movimientos no eran tampoco muy refinados ni fluidos, pero eso le parecía poca cosa considerando que lo habían contratado por su físico y no por sus dotes de bailarín.

El final de la canción fue la indicación para que volviera detrás del escenario junto con los demás bailarines, todos igualmente agotados.

- Gran trabajo, chicos -Los felicitó un hombre alto.

- Gracias, Johnny -Respondió Taeyong con una sonrisa.

Lee Taeyong, junto con Chittaphon -mejor conocido como Ten- eran indudablemente las estrellas del lugar. Dongyoung no estaba seguro de si debería envidiarlos o sentir pena por ellos, puesto que eran tan jóvenes; Ten y él tenían la misma edad mientras que Taeyong era un año mayor, ambos sin estudios y completamente dedicados a su trabajo. John Seo por su parte era el asistente de la dueña y actuaba como supervisor del espectáculo, era un poco torpe en sus palabras pero también un buen tipo.

- Ah, por cierto, Ten -Continuó Johnny, acercándose sutilmente al tailandés-. Tienes un cliente programado hoy a las ocho.

- Entonces tendré que prepararme -Exhaló Ten, secándose el sudor del cuello-. ¿En cuál sala?

- La cinco.

- Hm, ya veo -Asintió.

Dongyoung observó a Ten alejarse del grupo con pasos largos y lentos, parecía tambalearse un poco. Una pequeña muestra de preocupación pareció nacerle desde la boca del estómago y se le acercó.

- Oye Ten -Comenzó el pelinegro-. ¿Estás bien? Te ves un poco pálido.

- Estoy bien, solo estoy un poco mareado -Respondió el más bajito con una sonrisa obviamente forzada.

Dongyoung suspiró.

- Si tú lo dices...

Bastó con que el más alto se diera la vuelta para que se escuchara el estruendo de un cuerpo estrellándose contra el suelo de madera, haciendo que este se volviera rápidamente. Ten había colapsado. Johnny corrió rápidamente hacia la escena, sosteniendo al tailandés.

- ¡Ten, Ten! ¡Responde!

- ¿Qué está sucediendo aquí? -Una voz femenina hizo que todos los presentes se dirigieran hacia la puerta.

Una hermosa mujer de baja estatura con largos cabellos oscuros observaba con una expresión helada.

- Ten se desmayó... -Respondió Taeyong cautelosamente.

- Ah, qué desastre... Y nuestro cliente estaba tan ansioso por verlo bailar... -Se lamentó la mujer.

Dongyoung no pudo evitar el llenarse de furia ante su indiferencia. Uno de sus trabajadores no estaba en condiciones y ella se preocupaba más por el dinero.

- Uno de ustedes tendrá que reemplazarlo -Continuó ella.

- Yo lo haré, señora -Se ofreció nuevamente Taeyong; la dueña pasó de largo de él.

- Veamos... -Dijo a la vez que inspeccionaba los rostros de los hombres en su presencia-. Doyoungie, ¿ya terminaste tu turno de hoy, no es así?

El chico maldijo por lo bajo.

- Sí señora -Respondió honestamente.

- Bien, si pudieras hacerme el gran favor de reemplazar a Ten... -Colocó una mano en el hombro del menor con una sonrisa-. Sé que a los clientes les encantará tener a un rostro nuevo, y te pagaré extra, por supuesto.

Dongyoung tragó saliva y asintió lentamente.

- Johnny -Se alejó del pelinegro para dirigirse al más alto- Cuida de Ten y asegúrate de que llegue bien a casa, tiene el resto de la noche libre.

- Sí señora -Asintió.

- Mis niños -La mujer se paró en un pequeño escalón para verlos a todos hacia abajo-. Ustedes son lo más valioso que tengo, pero el show debe continuar, denlo todo allá afuera.

- Sí, señora Seulgi -Respondieron todos al unísono.

- ¿Es esa la forma de referirse a mí? -Rió la mayor.

Los jóvenes se vieron incómodos y bajaron la cabeza.

- Sí, Seulgi unnie -Corrigieron.

Seulgi sonrió por última vez y se retiró.

- Qué suertudo eres, Doyoung... -Se le acercó Sicheng-. Esta es una gran oportunidad.

El pelinegro maldijo nuevamente, en realidad no quería hacerlo.

Todo lo que sabía de los "bailes privados" lo había escuchado de Ten. Por lo general los clientes eran viejos adinerados que preferían pagar grandes sumas anónimamente para verlo de cerca a que se conociera de su homosexualidad en los medios. Hombres o mujeres, daba igual, Dongyoung no tenía interés en nada de eso; todo lo que él quería era pagar sus deudas y poner pan sobre la mesa.

Dieron las ocho de la noche y uno de los guardias lo acompañó hasta la famosa sala número cinco. No era más que un cuarto a media luz, tenuemente iluminado por luces de neón moradas en lo que parecía un pequeño escenario con un tubo. Había un sillón en el centro donde presumiblemente lo esperaba el dichoso cliente. Dongyoung entró por una de las puertas traseras que daban directamente hacia el escenario y se tensó al ver la silueta de un hombre sentado frente a él, no podía distinguir sus facciones por la poca luz pero saber que estaba ahí le era suficiente.

El silencio en la habitación era casi sofocante y un raro impulso de nerviosismo recorrió repentinamente su sistema. Pasó saliva con fuerza y se limitó a asentir brevemente hacia el hombre, acto seguido comenzó a moverse contra el tubo tímidamente como lo haría en una presentación común y corriente. Era casi intimidante la forma en que prácticamente podía sentir sus ojos siguiendo cada uno de sus ademanes. Nuevamente se preguntaba qué clase de expresión estaba enseñándole a su "audiencia".

Para cuando se dio cuenta toda la experiencia había terminado. Estaba sudado y las manos le temblaban, ¿qué acababa de pasar?



***

esta no se la esperaban, o sí? huehue

por lo general escribo cosas muy soft y muy enfocadas en un amor puro y bonito para esta pareja, y el próximo que escribiré también será así (spoiler lol), asique quise experimentar con una perspectiva más adulta y más cínica para este fanfic, por eso no se sorprendan si el Doyoung se pasa de kbron en algunas partes lol


EXCITE || Doil NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora