XIX. ELAAN OF TROYIUS

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—No me dirá, doctor McCoy, que la repentina separación del capitán y Mr. Spock no le parece... —el escocés lo pensó detenidamente— sospechosa.

Christine, quien apenas se unía a ellos con la bandeja de comida entre sus manos, los observó sin tener idea alguna de lo que sucedía. Chekov, al igual que ella, pero habiendo estado presente desde el comienzo de la conversación, detuvo su masticar para prestar oídos a lo que el oficial médico estaba a punto de decir. Si alguien tenía la certeza de lo ocurrido, todos sabían que debía ser él. Ambos hombres eran sus íntimos amigos y solían recurrir a sus consejos al encontrarse en un aprieto. Suponían, también, que el misterio giraba en torno a la pasajera que se dirigía a su nuevo mundo, esperando que un matrimonio arreglado pusiese fin a la guerra entre planetas.

—Para nada —mintió Leonard con su mejor disimulo—. No me sorprendería que Mr. Spock haya abusado de su naturaleza vulcana una vez más. Y Jim, en este momento, tiene suficiente con lo que lidiar.

—Escuché que él sustituirá al embajador. —Uhura se apresuró a decir, bajo la mirada atenta de la enfermera. Todos estaban al tanto del incidente en los aposentos de Elaan, y de cómo su ataque había herido gravemente al hombre de verdosa piel que estaba ahí para instruirle—. ¿Cree usted que ello pueda terminar en las mismas condiciones?

—¡Teniente Uhura! —exclamó el capitán Kirk repentinamente, acercándose hacia la mesa en donde los oficiales yacían reunidos. Cada uno de ellos se giró hacia su superior, con más tranquilidad de la que podrían haber esperado. Después de un par de años navegando por el espacio con aquel hombre al mando, sabían de sobra que esperar una severa reprimenda era una vana acción—. ¿Es ésa la suerte que me desea? —Su entrecejo se crispó, pero no pudo contener una burlona sonrisa por demasiado tiempo—. Ciertamente, me siento ofendido.

—Oh, no, capitán. —La de oscura tez negó con su cabeza.

El aludido se detuvo al borde de la mesa y cruzó sus brazos sobre su pecho, mostrando en sus facciones una falsa mueca de indignación.

—Entonces, ¿qué es?

—Es sólo que, después de observar lo que su comportamiento es capaz de causar, creo que para cualquiera podría suponer un peligro tratar de desafiarle —explicó.

—Bueno, teniente —Kirk se inclinó hacia delante, poniendo ambas de sus manos sobre la superficie mientras contemplaba a Nyota—, agradezco su preocupación. Pero le aseguro que siempre soy un digno contrincante. Y un mejor maestro —dijo, tan encantador como solía serlo. Los oficiales sonrieron, a excepción del doctor que se hallaba del otro lado de la mesa, quien únicamente enarcó una ceja. Jim se volvió hacia él, recordando la verdadera razón por la que se encontraba en el comedor—. Bones, ¿tienes un momento?

—Eso depende. —El de azul uniforme alzó el mentón—. ¿Es de máxima importancia o puedo disfrutar de mi descanso un rato más?

—Máxima importancia, me temo. —La contestación fue seguida por el enderezamiento del capitán—. ¿Te veo en mi habitación?

McCoy suspiró, dándose por vencido.

—Estaré ahí en un segundo.

Los oficiales vieron al de doradas hebras retirarse tras un asentimiento, no sin antes desearles buen provecho a todos los presentes. El doctor no pudo sino apresurarse para finalizar con su comida y de inmediato, ignorando las curiosas miradas de los demás, recorrió los pasillos de la Enterprise para llegar a la recámara de su buen amigo. Le fue imposible evadir la angustia que palpitó en su pecho durante el breve trayecto, imaginando las posibilidades detrás de los inquietos ojos avellana que habían aparecido en su búsqueda. Incluso cuando Jim pasaba por los peores males, tenía el hábito de visitarle en la enfermería, o pedir su ayuda cuando se hallaba a solas, precavido ante la idea de que el resto de los tripulantes percibieran que algo andaba mal, pues temía despertar cierta intranquilidad. Sea lo que fuere aquello que escondía, debía ser terriblemente urgente. De otro modo, no se habría arriesgado a abordarle frente a tantos.

Latidos de Estrella ↠ SpirkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora