Art is art ; Chenbaek

Tarta

—No lo entiendes Soo, es maravilloso.

Ya comenzaba a invadir la cocina el olor a dulce.
Mi amigo iba de un sitio a otro sin parar siquiera a escuchar lo que decía.

—¿Entonces dejaste ya tu obsesión por el pintor ese?

Abrió el horno, sacando un bizcocho que tentaba mucho aún si faltaba la decoración, la cual Kyungsoo nunca se saltaba.

—No, eso nunca pasará, deberias saberlo. Es solo que él no se va de mi mente.

Una mueca de confusión apareció en su cara.

—Déjame explicarme Soo... Él es como el café. Al principio su olor amargo pero delicioso te atrae, pero cuando lo pruebas por primera vez y te quema la garganta dejando ese sabor a infierno, lo odias. Pero quieres más y más, simplemente quieres más.

Entonces Kyungsoo dejó la manga pastelera en la mesa que estaba plagada de ingredientes utilizados con anterioridad.

—Por favor, Baekhyun, no me digas que te estás enamorando.

Aparte la mirada, inchando las mejillas, como hago siempre que me dicen algo que no quiero oír.

—Vale, entonces no te lo diré.

—Solo habéis salido un par de veces, tus problemas de obsesión a veces me preocupan. - Dijo, retomando su tarea.

—Hemos salido más de un par de veces, hablamos todos los dias por mensaje y vamos al museo, al parque o a mi cafetería favorita. - Sonreí como un niño pequeño solo de recordarlo. - Le he dibujado y dice que lo hago muy bien. - Moví mis pies descalzos, intentado ocultarlos en mis pantalones de pijama a cuadros, mis favoritos. - Dijo que lo colgaría en su apartamento.

Mi compañero sonrió al ver su obra maestra terminada, sí, esa que sería destrozada en cuanto yo cogiera una cuchara.

—Tú nunca dibujas a nadie, mucho menos regalas tus dibujos, ¿De verdad estás bien? ¿Eres Byun Baekhyun, mi estúpido amigo?

Se acercó a mí con la tarta y un par de cucharas, para proceder a sentarse a mi lado, en ese viejo y demacrado sofá.

—Me gusta ¿Vale? Me gusta mucho, así que deja de mirarme así.

Ataqué el postre. Su sabor dulce hizo que sonriera al instante. Kyungsoo era el mejor repostero del mundo aunque el fuera muy agrio.

—¿Lo dices en serio o es solo un encaprichamiento de los tuyos?

—Es en serio, hacia tiempo que no me sentía así, que me sentía bien. Aún así es Chen la persona de la que estoy enamorado.

Moví todo mi cuerpo en lo que que podría llamar un baile, uno sin ritmo y ridículo.

—Por un momento te iba a tomar enserio, pero lo has arruinado, y dime ¿Cómo se llama?

—Kim Jongdae.

Así siguió la tarde en el pequeño apartamento, uno que compartían un pequeño, torpe y adicto al café chico que se autoproclamaba artista, y su mejor amigo, que debe soportarlo.