Capítulo 10

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En mi cabeza pasa esa musiquita de suspenso: Turururu- turururu...

¿Como es que estos dos se conocen? Pablo no me quiso explicar, se limitó a darme un amable beso en la mejilla e irse sin hablar. Lo que sí tengo claro al cien por ciento, es que no pienso quedar en medio de sus pleitos. Mucho tengo aguantando a señor " Soy misterioso" (Pablo) y a don " No soy celoso" (Joel)

Así, que decidí mandarlos a los dos a la mierda. En estos últimos dos meses he tenido más drama que en toda mi vida.

- Graciela, necesito un acompañante pronto, soy madrina de una boda y necesito a alguien a quien poner en esa invitación urgentemente- Le digo mientras tomamos café en la entrada, debo aprovechar cada segundo de la hora libre de Roberto que tenemos.

- Tengo un primo soltero, ¿y si te lo presento?

- Eso estaría bien.

A las dos de la tarde me extraña que Joel no haya llegado a la oficina; no es propio de el faltar, es decir, siempre que tiene una reunión o esta supervisando una de sus cuentas, avisa o viene, pero hoy nada de eso ha sucedido.

La pinche duda me carcome en todo el cuerpo. Soy mas más chismosa de lo que pensé, por que esto, definitivamente no tiene que ver conmigo.

Sabiamente dejé de pensar en el tema y me puse con  lo mio, contacte proveedores e hice pedidos, a demás, tenia que  hablar con algunos clientes  que me siguen contactando; lo que me lleva de nuevo a Joel.

Quiero verlo, que me explique, hablar con el, quiero ¿disculparme?

Con ninguno de esos hombres tengo una relación, no me ata nada, y aún así, creó tener el derecho de saber que es lo que pasa. A demás esa manera de decir " Es mía" que tuvo Pablo, me hace creer que el lío que tienen esos dos no es nuevo  y por una mujer. Y no soy yo. Y eso me enfurece, me encoleriza, me encabrona, me emputa. Lo peor de todo es que no sé por cual de los dos siento estos celos, lo único que me queda claro es que no los sentí nunca con Carlos.

Ya en la tarde me voy a casa, no quiero saber nada de ninguno. Preparo mi comida y enciendo el televisor, voy cambiando el canal y no veo nada que me interese, así que al final termino en los Simpson.

Los pensamientos en mi cabeza no me dejan en paz, por eso, después de estar prácticamente una hora medio meditando y medio viendo las estupideces de Homero, me decido y le marco a Joel.

No me contesta. ¿Estará enojado? ¿esta enojado conmigo? pero ¿por qué?

Le vuelvo a marcar, me cuelga.

Le marco de nuevo. Apaga su teléfono. Okey, ¿ así vamos a jugar? Ahora te chingas por culero y ojete. 

Marco de nuevo y contesta al primer tono.

- Raquel, que hermosa sorpresa.

- Pablo, he... yo... hola.

- Todo bien?

- Yo... solo quiero... mira, no me quiero meter, ni nada, pero dado a que ayer dijiste que yo era tuya...

- Quienes saber que pasó entre Joel y yo.

- Sí. Si no me quieres contar, lo entiendo, tal vez estoy siendo entrometida.

- No. Te debo una explicación, estoy en tu casa en 20 minutos.

- Bien. Gracias.

- No, no me des las gracias. Raquel...

- si?

- También voy por lo que dejamos pendiente anoche.

Y con esa promesa, que sinceramente hace que las pantis se me caigan solas,  cuelga.

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- Eso fue muy bueno.- Trato de decir lo más calmada que puedo, mi respiración todavía está entrecortada y el corazón me late desbocado.

- Mmmm- Mueve la cadera y sale de mi interior - Fue perfecto Raquel, eso fue; pero para la siguiente, quiero que lleguemos a la cama.

Ambos nos recomponemos las ropas y limpiamos, le paso una botella de agua del refri y nos sentamos en el suelo de la sala. Esta vez llegamos mas lejos que la primer vez, esta vez logramos llegar a la sala.  En cuanto llegó, la tensión sexual creció y sin que me dijera una palabra, volví a caer en sus deliciosas redes.

- También teníamos que hablar, ¿recuerdas?- Le digo tratando de quitarlo de mi boca, así nunca llegaré  a saber que pasa entre estos dos.

- No te puedo persuadir?

- No.- le quitó la mano de mi trasero y le doy un ligero manaso- Desembucha Altamirano.

Suspira en señal de rendición y mira hacia el techo, después me voltea a ver y la mirada le ha cambiado por completo, ahora es sombría y algo taciturna.

- Joel y yo nos conocimos cuando hice los prácticas profesionales, sus padre tiene una casa constructora nada chica, y es muy buena, para mí era en sueño entrar a trabajar en semejante lugar. Por un tiempo nos hicimos buenos amigos y su padre me enseñó todo lo que sé. Cuándo por fin me titulé, me pidieron que trabajara para ellos, como te imaginarás, no lo pensé mucho.

>> Trabajar para los Zamarripa era un sueño hecho realidad. Después conocí a Ximena. - ¡Era por una mujer! ¡lo sabía!- Ella era hermana de Joel, la más chica. Fuimos novios y yo me enamoré de ella como un loco, era joven y me dejé llevar por los sentimientos, se mudó conmigo y todo era feliz. Pero un día, en el que yo llegué de trabajar, la encontré con otro, en mi cama. Así que decidí terminar la relación y la dejé. Ella trató de recuperar lo nuestro, pero yo en verdad estaba muy dolido y no quise.  Hace tres años que se suicidó y ahora, no me pueden ver, por que creen que yo tuve la culpa. Después, para rematar, él dejó plantada a una de nuestras mejores amigas, ellos se iban a casar, ella me habló y yo la fui a ver. Después de una hora Joel llegó y pensaron que llevaba tiempo engañándolos. Para mí fue devastador, perdí a la mujer que amaba y a mi mejor amigo junto con mi trabajo.

>> Raquel, cuándo vi tu trabajo en casa de mi tía, quedé fascinado, era hermoso, elegante y muy vivo, con carácter. Así que no lo pensé y te elegí, te quise a ti de inmediato. Pero no supuse que me ibas a cautivar así, y mucho menos que sentiría lo que siento después de tanto tiempo.

Ahora todo tiene sentido. El por que de las palabras de ambos, y la posesión de Pablo. Esta es un vieja rencilla entre los dos que no dejaré que me afecte en lo más mínimo.

Al día siguiente, llego a la oficina, dispuesta a ver a Joel. Quiero escuchar su versión, decirle que "le están bajando al pollo¹", que me bese de una puta vez, por que me estoy volviendo loca y ahora si me siento como una zorra. Pero no. No llega.

Ya en la tarde, después de ir a comer con Grace y rechazar un montón de llamadas de mamá y Estefania, estoy preparando todo para irme a casa a descansar. Meto papeles en mi carpeta y oigo la voz que tengo días añorando. Viene con alguien y están teniendo una plática muy acalorada.

Salgo al pasillo con mis cosas en mano (que no son pocas) sólo para verlo con una alta y muy despampanante mujer colgada de su cuello. Él tiene las manos en su cintura y de pronto la besa.

¿Pero qué...? ¡A mí no me besa, ¿pero a ella sí?! Las carpetas se me caen de la mano y maldigo en voz alta, sacándolos de su beso súper apasionado.

- Raquel...- la sorpresa en la voz de Joel me indica que no quería que lo viera.  Suelta a su vieja que me ve con ojos de pierdete y se pone a mi altura en el suelo, ayudandome a recoger todo.

- No es necesario que me ayudes, yo puedo sola.

- Trato de ser un caballero.

- Pues metete tu caballerosidad por el culo.- le susurro y se queda pasmado. ¡¿Que me pasa?!le quito la carpeta que tiene en la mano mientas me incorporo y con la perra sarcástica que llevo dentro le digo: — Gracias por su caballerosa ayuda, pero no te hubieras molestado, tu novia, necesita algo de atención- Camino a la entrada y volteo a verlo de nuevo.- Por cierto, si con ella si tienes planes de tener sexo, la oficina no es motel.

Salgo del lugar, escuchando la voz de esa zorra pedante y llevandome la mirada sorprendida de Joel. Creo saber por quien tengo celos y me acaba de romper el corazón.

La DecoradoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora