01 the beginning

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Nublado y frío. Ya de por sí parecía un mal día en la familia Im, en especial para la hermosa mujer en cinta esperando a un su tan deseado bebé. Era el milagro de la familia, ella estaba segura de que ese pequeñín iba a devolver el amor y armonía a la familia, lo creía. Tenía fe. Todos en algún momento tienen esas esperanzas, ¿no? Siendo una muy joven madre por supuesto que tenía ese tipo de ilusiones.

En aquella pequeña familia nunca eran posibles los buenos momentos, ambos teniendo ahora la responsabilidad de criar a un bebé por si solos, no era fácil. Y siendo obvio; el padre del bebé acude a lo más "fácil" que son las drogas y el alcohol. No deseaba a aquel bebé, no lo quería. Pero bueno, eran las consecuencias que ellos mismos buscaron.

La muchacha sentía contracciones muy lejanas a las que sentía normalmente, esta vez dolían; dolían como el infierno. Su espalda y su vientre se sentían como si se abrieran lenta y dolorosamente, dolía demasiado. Era el día, el bebé llegaría.

Sólo entonces ella baja la mirada y un líquido transparente escurría de sus delgadas y blancas piernas, había roto la fuente.

Aterrada coje su celular y marca el número del hospital, al finalizar la llamada y con lentitud baja las escaleras para llegar a la sala y esperar ahí a que la ambulancia llegara. Los minutos pasaban y el dolor aumentaba, la ambulancia no aparecía y cada vez se sentía más y más a morir por el dolor.

-A-ah... N-no... Y-yo d-debo sopor-tar...- Aprieta el agarre en uno de los cojines del sillón, tomando este y llevándolo a su boca para morderlo y amortiguar el dolor, sin ningún resultado.

Ya había pasado media hora y la dichosa ambulancia no llegaba, no iba a esperar más.
Así que levanta con mucho cuidado el vestido de pijama que llevaba puesto para sacarlo, luego acomodarse en una mejor posición y comenzar su labor.

"¡Ah!" Grita con un fuerte dolor, pujando una, dos, tres veces más y escucha un suave llanto llenar la fría sala. Ya estaba aquí. Su bebé ya había nacido. Con sus manos temblorosas y el vestido entre estas toma el diminuto cuerpecito del recién nacido, soltando varias lágrimas al ver cómo ese pequeño era idéntico a ella. Ojos pequeños, labios delgados y rosados, pestañas delgadas, piel blanca como la nieve... Era un bebé precioso.

Justo al tener al pequeño bebé en su pecho unos paramédicos entran por la puerta, la joven madre mira a estos pasar por su lado y toamar a su bebé, después de un tiempo todo se vuelve negro.

Ya habían pasado los años, aquel bebé ya no era más un bebé; 7 hermosos años tenía ya el pequeño JaeBum. Era un niño educado, saludable y feliz, tenía muy buenas notas en su colegio, era de los chiquillos favoritos de las maestras por su linda forma de ser, su caballerismo a tan corta edad, su madurez y pureza. Era un niño perfecto.

El pequeño Bummie jugaba en el patio de su casa junto a sus 3 mejores amigos; Yoo YoungJae, Jeon JungKook y Lee JooHeon. O como él prefería llamarles, JaeJae, Kookie y Honey.
Los mejores amigos jugaban con sus figuritas de acción, un cajón de plástico que JungKook y JooHeon encontraron antes de llegar a casa de JaeBum que obviamente limpiaron y desinfectaron antes de jugar con el, y unas ramitas para simular espadas. Tal vez no tenían el dinero suficiente para tener los juguetes que deseaban, pero era mejor así; cuando simulaban comida con hojitas, avioncitos con cajas de cartón, o incluso cuando iban a buscar a la casa de JaeBum unas prendas viejas o ropa que ya no les quedaba para romperlas y hacer sus propios trajes de ninjas. Reían y disfrutaban de cada momento así, porque siendo niños de 8, 7 y 9 años ¿qué clase de preocupación tendrían?

-¡No me atraparán nunca, soy el mejor jinete de todos los tiempos! Sus dragones y caballeros no son nada con mi espada de Rubí y poderes que mi abuelo me heredó.- JooHeon intenta hacer una voz ruda y profunda al intentar hablar como el villano que su muñequito aparentaba. Aquella figurita estaba sentada en un caballito de peluche que habían pedido prestada a uno de sus otros amigos, HoSeok, que desafortunadamente no había podido ir a jugar porque tenía cita con su dentista.

sweet jaebummie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora