Una historia de niños.
Una excursión, una maestra preocupada, un juego de niños.
Aquel mini travieso desaparece de la vista de Loana, luego los otros pequeños también, entonces la pobre encargada de su seguridad, no puede estar más que inquieta.
Su...
Corro con un pan tostado en la boca, ya que me desperté tardísimo. Si mis papás se enteran, me matan. Prometí llegar temprano. Salto a un tipo que estaba recogiendo las hojas del suelo y me disculpo.
—¡Lo siento! —grito.
—¡Más cuidado, jovencito! —Se queja.
Trago el último pedazo de pan y le contesto.
—¡Sí! —Esquivo un auto que frena porque cruzo mal —¡Perdón! —me disculpo otra vez, aunque con una persona diferente.
—¡Chico irresponsable!
Me río y continúo corriendo. Sigo evitando chocarme con gente y recibiendo insultos, hasta doblar en una esquina y detenerme para descansar un poco. Mi estado físico es para burlarse, que cansancio.
—Hola, Evan —Me saluda una compañera de colegio desde su auto —¿Vienes a la fiesta en la noche? —pregunta con voz sensual.
Libido activado, pero igual le doy una negativa.
—No, gracias —Continuo corriendo y de repente me caigo porque me ponen el pie.
Tanto eludir gente y al final termino en el suelo, pero ya sé de quién es la culpa. Levanto la vista mirando a la castaña que sonríe con malicia.
—Lucía —digo molesto.
—Llegas tarde, estúpido —Se gira moviendo las caderas y entra a la casa.
Mierda, es cierto ¡Es tardísimo!
Sigo a la insoportable de mi amiga y entro al comedor dónde veo a todos sentados.
—¡Priscila! —me quejo —¡Ese escote, cubrete un poco! —Luego miro a Tristán que tiene apoyado el brazo en el respaldo de la silla de ella —¡Eres el novio, dile algo!
—Deja la sobreprotección —Se ríe el moreno.
—Sí, ya estamos grandes para que juegues a que soy tu hermana —ella responde sonriente.
—Crecimos juntos —exclamo a regañadientes y luego me giro —¿Y dónde está Nina?
—Aquí —dice saliendo debajo de la mesa.
—¿Qué estás haciendo? —Alzo una ceja.
—Me escondo de lo que se viene —Señala la silla que está dada vuelta, entonces no sé ve quién se encuentra sentado allí.
Ruedo los ojos.
—Cobarde.
—El que va a tener miedo serás tú —Se gira aquel asiento y visualizo a esa hermosa cabellera pelirroja.
—¡¡Demasiada belleza!! —gritamos todos al mismo tiempo al verla.
No cabe duda que es la hija de un Adonis.
—Belle, prima —reacciono —¿Pero que haces aquí? Tú... —Hago una pausa —¿No estabas en Inglaterra? ¿Por qué es esta reunión tan formal? —expreso confundido y desconcertado.
Sonríe.
—Vamos a discutir la herencia Lovelace, entre tú y yo.
—¿Qué?
—Que te voy a destrozar.
Una puerta se abre y veo entrar a la señora Freya, amiga de su madre.
—Eso no será así —aclara la mujer —. Porque yo lo voy a entrenar.
Esperen un segundo ¡¿Qué está pasando aquí?! Creo que me he metido en un problema y uno muy gordo.
Continuará en...
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