Gatos

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En una tienda abandonada, dentro de una pequeña bodega, se encuentran dos gatos, estos se esconden de unos humanos que les quieren matar. Esos humanos hacen ritos con animales, sacrificándolos, esto lo hacen los 31 de octubre, año tras año.

– Marimo prométeme, que si llegaran a capturarme, no iras a rescatarme.

– ¿Qué mierda estás hablando cejas de caracol? – este le miro muy enojado – si eso llegara a pasar, yo iría a tu rescate mil veces.

– Jijiji no sabía que fueras tan cursi marimo.

– Cállate – bajo sus orejas y dio vuelta su cara, para que así, el otro gato no le mirara – si haces mucho ruido nos escucharan – gruño a este, acurrucándose juntos al otro gato.

Tras unos minutos, el silencio se hizo en la bodega y tampoco se escuchaba ruido fuera de esta.

– Oye cabeza de césped, creo que se fueron – susurro el "cejas de caracol".

– Si, tienes razón – se levantó de donde estaba – iré a mirar, tu quédate aquí, no tardare.

– Aunque quisiera acompañarte, sabes que no puedo marimo – dijo el gato "cejas de caracol", este trato de levantarse, pero dos de sus patas estaban heridas y le impedía caminar correctamente, sino no hubiera sido por la ayuda del otro gato, tal vez a él, le hubieran capturado hace bastante tiempo.

– No te levantes imbécil, primero debes recuperarte y podremos salir de aquí.

– No tienes que recordármelo a cada rato marimo.

– Bien, iré a ver si aún están esos humanos cerca – dijo el marimo, acercándose a la puerta y empujándola un poco, para poder sacar solo su cabeza – también traeré algo de comida – tras decir eso, salió completamente al ver que no había nadie alrededor, se escondió entre varios muebles, aventurándose a mirar más en la tienda, por si acaso esos humanos aún se encontrasen por ahí y si eso fuera el caso, trataría de ser el señuelo, para que no encontraran a su compañero.

Mientras el marimo se encontraba explorando la tienda, el gato herido se encontraba mirando por donde había salido este.

– Espero que regreses pronto, Zoro – susurro el gato, acurrucándose en el lugar y ronroneando para calmar sus nervios.

El nombre del gato herido era Sanji, obtuvo ese nombre de su madre al momento de nacer, su pelaje es de color amarillo, con las dos patas traseras de color negro, tiene unas extrañas cejas en forma de espiral, su pelaje es largo, sobre todo en la parte de la cabeza, donde le tapaba una de esas cejas y parte de su ojo izquierdo. El nació en cautiverio, y más o menos cuando tenía unos 7 meses, a finales de octubre, vio como a su madre, sus hermanos y hermana, eran asesinados por esos humanos que les perseguían, él, fue al único que no mataron en ese momento, aludiendo que el próximo año lo harían.

Pasaron meses solo en esa jaula, que era bastante grande, donde perfectamente podrían albergar más de seis gatos, eso sí, nunca le falto agua ni comida.

Tras acercándose la fecha de su sentencia de muerte, vio como esos jóvenes, reunían cada vez más animales en jaulas más pequeñas, y de repente, un día dejaron otro gato en su jaula, bastante extraño, su pelaje parecía ser de color verde, como las pequeñas volitas verdes, que su madre le contó una vez, eso sí, no paso ni un minuto y Sanji se peleó con ese gato, aludiendo que era su territorio, los gatos normalmente no permiten que otros animales irrumpan su territorio, más Sanji, que es el único hogar que a conocido en toda su vida, ha sido esa jaula.

Pasaron semanas sin dirigirse la palabra, hasta que el gato verde hablo.

– Mi nombre es Zoro y no pienso quedarme en este lugar, así que no tienes que estar todo el tiempo en guardia, es molesto – miro a Sanji muy seriamente.

Halloween Zoro x SanjiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora