único

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notas:

-ya ven que amo hacer one-shots

-AU kiribaku

-haber venga que he de confesar, que esto esta basado en una experiencia real... si aquí se describe como carajos fue mi primer beso... y dije ¿por que no? y lo escribí con una de mis parejas favoritas

- 1451 palabras

-bueno en fin, disfruten del pequeño escrito, sin decir más me despido

-bueno en fin, disfruten del pequeño escrito, sin decir más me despido

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¿Cuanto rato ya llevaban así?, ¿1... 2 minutos?... ninguno se movía de su posición pese a lo incomoda que sea, uno tal vez por el dolor de la caída, y el otro pues debemos acreditarlo al shock del que en el momento es preso.

Las mejillas de los dos se encontraban de un potente color rojo, y sus corazones latían a niveles descontrolados, el rubio solo podía pensar en lo extrañamente suaves que eran los labios del contrario, y el pelinegro pues él... él estaba en su burbuja de felicidad, si por su cuenta fuera no se separaría ni aunque el mismísimo dios de la luna bajara y estuviera junto a ellos.

Pero se preguntaran como es que terminaron en esa bochornosa posición, en la cual el rubio estaba bajo el contrario envuelto en sus brazos de manera protectora mientras sus labios compartían un ligero pero tierno beso, del cual aún no se podían recomponer. A las orillas de las escaleras.

Pues bien comencemos desde hace no más de 4 horas. Los niños regresaban de su jornada estudiantil, eso incluía al pequeño rubio cenizo de no más de 8 años, pese a su carita que dictaba "te acercas y no respondo", en realidad no cabía en sí de la felicidad. Hoy era viernes por lo tanto sus papas estarían en casa con el todo el fin de semana, se lo habían prometido, así que debían cumplir su promesa.

Su sonrisa era pequeña y le daba cierto aire angelical, la cual se desdibujo rápidamente de la cara del niño cuando vio al pelinegro sentado en la sala de su casa con una pequeña maleta junto a él. Eso solo significaba que sus padres saldrían por ende habían traído al niñero otra vez...

-ho...hola katsuki-kun- la sonrisa del pelinegro era ligera casi inexistente, pero el rubio la capto rápidamente, al parecer era uno de los pocos si no es que decir él único que la podía notar. Kirishima era un chico delgado, de cabello negro como tinta y especialmente lacio, solo lo había podido tocar un par de veces cuando se quedaba dormido en la mesa mientras hacia sus deberes, podía decir por experiencia propia que era realmente suave, algo introvertido si no es que decir mucho, lo conocía desde hacer tres años cuando acepto ser su niñero, pero en los 15 años que tenía el pelinegro no recordaba haberle visto con alguien más o tan siquiera que este mencionara a algún amigo.

-hola Kyodaina baka- ese era el apodo que le había puesto, después de todo era un total gigante a su lado, teniendo en cuenta que él era uno de los más grandes de su generación. - ¿Dónde está la vieja bruja y el fósil?- el pelinegro soltó una ligera risita -fueron a hacer el mandado para el fin de semana, llegaran dentro de poco. Será mejor que te vistas mientras te sirvo la comida ¿vale?- el rubio solo asintió desganado subiendo las escaleras rumbo a su alcoba.

first kissDonde viven las historias. Descúbrelo ahora