Investigación.

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Desperté en aquella cama, en el cuarto de los niños. Sinceramente hubiera deseado no haber vuelto a abrir los ojos, pero, ya que no fue así iba a comenzar a investigar.

A duras penas me levanté de la cama, y me dispuse a ir al baño. Me lavé la cara, los dientes, oriné y luego salí del baño. Me cambié de ropa ya que me encontraba en pijama, y tomé un cuaderno para llevar nota de todos mis avances.

Cuando salí de la habitación, Dave me sorprendió y me ofreció una taza de café, la que no rechacé para no quedar mal. Estaba perdiendo mucho tiempo por eso una vez que acabé el café, le pedí disculpas a Dave y salí de la biblioteca, a donde me había llevado para disfrutar dicho café.

¿Qué debía investigar primero? No tenía ningún indicio, pero pensé que quizá podría estar oculto cerca del castillo, ya que probablemente es donde menos buscaría cualquier persona. Decidí también preguntar en los castillos contiguos a ver si conseguía algún tipo de información, antes de ponerme a buscar en los alrededores.

Pero, para llegar a la salida, debía cruzar la torre norte, la supuesta torre maldita en donde Lara, la dama de verde, se aparecía diariamente, dispuesta a asesinar a cualquiera que se acercase.

Caminé y caminé por los pasillos, algo sudado por el miedo que me dominaba. ¿Qué si yo me convertía en su próxima víctima? Rogaba porque en ese momento no se encontrase ella allí, pero al acercarme a la puerta de dichosa torre, una luz verde brillante se filtraba por las hendiduras de la puerta.

Intenté huir, pero al voltear, ella se encontraba frente a mí. Sentí en aquel momento cómo mí corazón se aceleraba, cómo mí ritmo cardíaco aumentaba hasta sentir que mí corazón se salía de mí pecho. Retrocedí y me encontré con la puerta; temblando abrí la puerta e ingresé en la misma. Retrocedí dentro de la habitación, ella acompañó mis pasos con la misma velocidad. Retrocedí hasta que la ventana se encontraba detrás de mí. Jamás sentí tanto miedo en mí condenada vida, me tomé como pude en el marco de la ventana, ella se acercó hasta dejar pocos centímetros de distancia entre nosotros, y a mí sorpresa, en lugar de empujarme, preguntó quién era yo con una fina voz, no irritante, incluso dulce. Me relajé ligeramente, al menos no iba a matarme -o eso esperaba yo-, aunque aún me encontraba charlando con un fantasma.

-¿Que-que quién soy? Mi nombre es Matthew... Y soy descendiente tuyo. ¿Tú eres Lara, la asesina de Angelina? - Pregunté esperando su reacción, debía saber si esa historia era real.

- ¡¿Por qué todos creen que soy una asesina?! ¡Yo no la maté, ella saltó, y me quité la vida porque no podía creer que mí hermana ya no estaba conmigo! - Exclamó enfada.

- Lo siento, no sabía que esa historia no era real... - Intenté corregir mí error.

- Yo lo siento también, no debí enfadarme de tal manera... Me han difamado mucho, me han hecho quedar como una mala persona, y yo no era así... Decidí quedarme a proteger el castillo, a la familia, en ésta forma. Pero actualmente, como sabrás, el escudo ha sido robado y eso afecta a la familia...

- Lo sé, y yo estoy intentando recuperarlo... Creo que es una tarea difícil, tú que vives constantemente en éste sitio, ¿No tienes idea de donde está? - Pregunté ya completamente calmo, descubrí que aquella dama a la que tanto temía en realidad era buena.

- Además de lo que ya sabes, no, nada, pero quizá podrías pedir ayuda en Fairy Glen, la tierra de las hadas. Ahí siempre tienen ayuda para todo, conocimiento y esas cosas. -acompañó sus palabras moviendo las manos.

- Hm, está bien, iré allí. Gracias por todo, Lara, un gusto charlar contigo. -sonreí y me dispuse a salir por la puerta, cuando con un grito ella me detuvo.

- Desmiente lo que dicen de mí, por favor, te lo ruego. Mí alma sigue atormentada por eso. - se entristeció con éstas palabras y esperó mí respuesta.

- Claro que lo haré, ahora sé que eres una buena persona. Tengo que irme, me quedan doce días y algunas horas para resolver éste misterio. Cuídate. -dije ahora sí abriendo la puerta y saliendo por la misma. Luego, suspiré cerrando la puerta y caminé hacia fuera del castillo.

No iba a perder más tiempo, debía ir a la "Tierra de las Hadas". Sinceramente no creía demasiado en aquellos espíritus, pero, antes tampoco creía en los fantasmas y acababa de tener una charla con una.

Nada tenía para perder, no tenía indicios, por lo que averigüé a la tía Beth a qué distancia se encontraba Fairy Glen, pero no le mencioné lo que pasó en aquella torre norte.

La tía me dijo que aquél lugar se encontraba a cinco días de distancia en caballo, y no había otra forma de ir -excepto caminando- ya que los caminos eran inaccesibles para cualquier tipo de vehículo.

Me dispuse a emprender el viaje a aquella mística tierra, por lo que busqué alguien que sepa el camino y me acompañe en ésta travesía. Nadie quería acompañarme, todos temían a las hadas excepto un intrépido muchacho de unos catorce años el cual conocía el camino.

Quedamos con partir al día siguiente temprano, por lo que regresé al castillo para cargar todos los víveres necesarios en una mochila, junto con algunas ropas y otras pertenencias. Luego de informarle a la tía Beth, ella me dió algunas recomendaciones, me enseñó a manejar el dinero -las libras-, y me despidió con un tierno beso en la mejilla, ya que a la mañana ella estaría durmiendo.

Fui a mí habitación, me puse mí pijama y me recosté en mí cama. No había tenido muchos avances pero al menos conseguí una posible ayuda para el caso. Mañana sería un nuevo día y partiríamos en un viaje incierto, con respuestas, o quizá no. ¿Quién sabe? Podría dar con el paradero del escudo como también podría ir a una ruta muerta, desperdiciando diez días de búsqueda...







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Weno, una nueva parte para ustedes, perdonen si hay errores unu.
Los amo :(✨

El Misterio del Escudo EscocésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora