Carta 1

23 4 5
                                    


28 de Octubre de 2018

Querido Frank,

Sé que es absurdo que te escriba una carta cuando te veo todos los días y cuando seguramente esta carta no la vas a leer jamás.

Pero me conoces bien, qué digo, me conoces mejor que nadie y sabes que hablar se me da fatal y que lo mío son las páginas llenas de borrones de tinta.

Creo que voy a escribirte aunque no me leas porque es mi forma de desahogarme y un intento desesperado de intentar parar como me siento.

Pero estoy desesperado Frank, y ya no sé que hacer.

Ya no sé que sentir, no sé qué intentar.

Y creo que todo es porque te estoy perdiendo. Siento que te pierdo cada día, en cada discusión, en cada tarde de llanto y no sé como parar todo esto.

Tú dices que todo está bien, que los dos estamos bien y parece como si tuvieras una escoba mágica que barre todo lo malo y a las dos horas pones una sonrisa como si nada hubiera pasado. Ojalá yo tener esa facilidad que tienes tú para olvidar las cosas, Frank.

Yo lo intento, te juro que yo lo intento pero no sé como hacerlo, creo que estoy roto y no sé cómo arreglarme.

Una vez leí que hay personas que están rotas, descosidas, y que necesitan a alguien con una aguja a prueba de lágrimas que las ayude. Yo creo que tú tienes esa aguja pero también creo que cuando estas roto de fábrica y te descoses y descoses una y otra vez, tú te cansas.

Tengo esa teoría Frank. Que estás cansado de mi. Lo pienso cada vez que desesperas conmigo, lo veo en tus ojos cada vez que discutimos. Pero tú te empeñas en negarlo una y otra vez sin parar y sin parar, sin darte cuenta de que reconocerlo sería lo mejor.

Tú podrías seguir con tu vida y yo podría seguir con la mía, o por lo menos intentarlo.

Nunca te lo he dicho pero no me puedo imaginar vivir sin ti, simplemente no podría seguir viviendo. Y quizás no te lo he dicho porque sé la presión que eso supone, que te sentirías atado a mi por miedo a que si me dejas podría hacer algo malo.

Pero como sé que esto nunca lo vas a leer (espero que así sea) creo que sí puedo escribirlo.

Me gusta escribir, ¿sabes? Me gusta sentir mi mano deslizándose por el papel, creando palabras. Las mejores son las tristes, las palabras tristes son las más bonitas.

Me gustaría que entendieras el amor que siento por escribir pero tú eres demasiado diferente a mi y no lo comprenderías. Quizás por eso nunca te he dado nada de lo que he escrito para que lo leas, porque conozco tu reacción. Seguramente dirías "Me gusta mucho cariño, es genial", pondrías una de esas sonrisas tuyas de compasión y luego volverías a pensar en tus cosas.

Por eso creo que no me comprendes. A veces creo que somos tan diferentes que no podemos nisiquiera encajar juntos.

Creo que yo soy demasiado complejo y difícil de entender. Y no creo que no me entiendas porque eres de las personas más inteligentes que he conocido pero creo que tú eres ese tipo de persona que están hechas para tener relaciones simples y sencillas de gente que se dice "te quiero" o "abrígate que hace frío" y que con eso les basta y les sobra.

Pero yo no soy así, Frank. Ojalá lo fuera. Mi carácter me lo impide y yo siempre quiero más y te pido más de lo que sé que tú puedes darme.

Y te vuelvo a decir que ya no sé que hacer.

A veces pienso en decirte que lo dejemos. No por mí, sino por ti, porque sé que no te hago bien ninguno. Pero soy demasiado egoísta para dejarte marchar.

También pienso en algunos momentos que nada de esto tiene sentido. Cuando estoy en mi cuarto solo, sentado en el escritorio escribiéndote y escuchando Radiohead como buen masoquista que soy, pienso en que nos vamos a morir cualquier día y que las peleas, los llantos y las tardes de gritos no merecen la pena porque siento que estoy pasando el poco tiempo que nos queda en cosas absurdas. Y me agobia mucho. Me agobia escuchar el tic toc del reloj que me avisa que cada vez queda un segundo menos para estar contigo. Pero tú pareces no escucharlo.

Yo sé que tu piensas que tenemos toda la vida por delante pero cada día ese futuro que habíamos pintado juntos se me vuelve más y más oscuro y borroso. Pero eso es lo único que me da esperanzas para aguantar toda esta tormenta incesable de llantos y gritos.

¿Pienso en la muerte? Demasiadas veces para tu gusto. Pero no creo que sea malo, creo que es lo mejor porque te apremia y te hace lanzarte directamente a las cosas en vez de pensártela varias veces. Puede que la idea de que algún día todas estas preocupaciones y todas estas tristes tardes de otoño se acabarán me de algo de consuelo. Pero ya me estoy poniendo melodramático, y sé que tú odias que me ponga melodramático.

Dices a veces que exagero. Yo sé que piensas que es así pero por desgracia no lo es, mi carácter es así. Soy impulsivo y soy ansioso y es algo que cuesta sobrellevar.

Al principio de esta carta pensé que sería una forma de sentirme mejor conmigo mismo, y mientras que la escribía he pensado en cómo me sentiría si la leyeras.

A lo mejor vendrías corriendo a abrazarme, me darías un beso en la frente y me dirías que me quieres y que todo estaría bien. Pero una pequeña parte de mi siente que reaccionarías mal y que te enfadarías.

Esto es como es como el experimento aquel del gato de Schrödinger, puede que sea una cosa o puede que sea otra. Pero prefiero no abrir la caja y así nunca saberlo.

Me hubiera gustado ponerme a estudiar toda la montaña de libros que se me está acumulando o por lo menos escribir un relato bonito sobre una chica que descubre su sueño y vive aventuras, pero sabes que soy más del género epistolar y que las cartas son la mejor forma de volcar tu corazón a una persona.

Quiero terminar la carta de hoy dándote las gracias.

Gracias porque aunque no me leas, abrirme a ti me ha ayudado un poco y ha coloreado de amarillo algunos nubarrones negros.

Gracias y te quiero siempre te quiero.

Gerard

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Oct 28, 2018 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Querido Frank.Where stories live. Discover now