Prólogo

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Desde que JungKook era pequeño su abuela siempre le contaba muchas leyendas urbanas, pero la que más le llamaba la atención era una que trataba sobre un alfa de belleza incomparable que aparecía cada diez años en uno de los bosques de Daegu, en busca de su mate o pareja predestinada para casarse y librarse de una terrible maldicion a la que había sido sometido.

Era muy cliché pero eso no evitaba que JungKook tuviera una extraña fascinación hacia dicha leyenda, además, él nunca había creído mucho en esa leyenda hasta aquella noche.

Flashback.

JungKook se encontraba en Daegu con sus padres visitando a unos familiares lejanos, y esa noche en particular él no podía conciliar el sueño así que por más peligroso que pudiera sonar, decidió salir a dar un pequeño paseo por el hermoso bosque que se encontraba cerca de dónde su familia y él se estában hospedando.

Sí de por sí el bosque de día era hermoso, de noche parecía un lugar totalmente mágico, con los arboles siendo iluminados por la delicada y majestuosa luz de la luna, más algunas flores que estaban empezando a adornar el lugar marcando el inicio de la primavera.

JungKook estaba pasando cerca de un acantilado cuando escuchó como una rama se quebraba no muy lejos de él, así que rápidamente giró la cabeza para asegurarse de que no se tratase de uno de los muchos animales que merodeaban ese bosque, pero más grande no podría ser su sorpresa al ver que no se trataba de ningún animal salvaje, sino de un alfa joven, de al rededor de  unos 22 años.

— H-hola. — Dijo JungKook acercándose tímidamente, haciéndole caso omiso a todas las veces que su madre le había dicho «JungKook, recuerda que nunca debes de hablar con extraños» pero ese chico le causaba tanta intriga y fascinación que era como sí su  cuerpo se moviera por sí sólo para poder llegar hacía la gran roca donde este se encontraba sentado.

— Hola pequeño, ¿Cómo te llamas? — Dijo el chico dulcemente al percatarse de la presencia de JungKook.

— Me-me llamo Jeon Jungkook pe-pero mí familia y amigos me dicen Kookie.— Por alguna extraña razón JungKook no podía evitar tartamudiar un poco cuando estaba cerca de él. Era como sí su simple presencia lo volviera un manojo de nervios.

— Eres un chico muy tierno, ¿lo sabías Kookie? — Ese comentario hizo que JungKook empezara a sentir como sus mejillas comenzaban a arder violentamente, y lo peor era que no sabía el porqué, ya que desde que tenía uso razón siempre había recibido muchos cumplidos sobre su físico y sus lindos dientecitos de conejo, de hecho, ya se le me hacía algo normal, pero lo que si sabía era que el hecho de que ese chico lo digiera hacía que su corazón latiera ferozmente, casi como sí quisiera salirse de su pecho.
JungKook estaba demasiado apenado como para siquiera tratar de articular una palabra más, así que decidió que lo mejor sería que me se quedara callado hasta que su corazón se pudiera calmar un poco.

Luego de unos minutos JungKook por fin dejó de sentirse como si se fuera a desmayar, así que volteó ha ver al alfa causante de todo lo que estaba sintiendo en ese justo momento para continuar con su "conversación", pero éste no pudo evitar quedarse contemplando su hermoso rostro, parecía un chico sacado de algún anime o algo por el estilo... Podrían llamar a JungKook exagerado pero él simplemente no podía creer que pudiera existir un ser tan perfecto.

— Kookie... ¿y cuántos años tienes? — Dijo el chico volviendo a JungKook a la realidad.

— T-tengo diez p-pero muy pronto voy a cumplir once. — El chico parecía algo descilucionado por su respuesta, así que JungKook no paraba de preguntarse si había dicho algo malo.

La décima cita (VKook, Omegaverse) | Wattys 2019.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora