Capítulo 1

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Estaba una vez más detrás del mostrados dando mi mejor sonrisa a todos los clientes. Honestamente, este era mi momento favorito del día. Trabajar en una repostería es divertido. Tengo la oportunidad de ver a las personas observando cada postre cubierto de chocolate dulce. Algunos compran uno, pero otros compran una o dos de esos deliciosos productos. Tristemente, algunas personas se quejan del precio aunque es el precio legal y razonable de un bizcocho de chocolate o una galleta de chocolate.

Chocolate es el título en la 'Repostería Dulce Paraíso de Chocolate'. El fundador estaba obsesionado con chocolate, así que ese es el nombre del lugar y vendemos de todo lo que pueda tener chocolate. Desde frutas con chocolate hasta deliciosas bebidas de chocolate. Vendemos todo lo que puede hacer la boca agua de cualquiera.

Yo estaba una vez más limpiando el mostrador como siempre lo hago cuando no hay clientes alrededor. Normalmente tenemos muchos clientes cuando la escuela termina y los trabajadores terminan su turno. Los días festivos son los días que hacen que nuestra repostería se quede vacía de cualquier dulce de chocolate.

Escuché el timbre de la puerta sonar y rápidamente dejé el paño en el mostrador. Después de mirar a las fresas cubiertas de chocolate, miré hacia arriba y era él... otra vez. Un chico que siempre a estado coqueteando conmigo desde que empecé a trabajar aquí hace dos años. Un joven con cara de piedra que por alguna razón sigue pidiéndome que salga con él y diciéndome cosas no profesionales. Tristemente, él sabe mis horas de trabajo y cómo es un cliente necesito detenerme en contestarle con palabras profanas.

"Hola, ¡dulce chocolate! ¿Cómo está mi hermoso bebé?" Preguntó

"Con todo el respeto, referirse a mi piel como chocolate es un término ofensivo. No soy dulce y definitivamente no soy su "bebé". Estoy bien, gracias por preguntar. ¿Qué querrá hoy, valioso cliente?"

"Amo cuando me hablas así... parece sexy."

"Nuestras fresas con chocolate están tan frescas y deliciosas como nunca." Sugerí mientras ignoraba su comentario.

"¿Puedo tener un chocolate ?" Preguntó con una sonrisa.

"No, no puede tener un chocolate mi." Respondí

"¿Por qué no?"

"Me gustaría que me dijera su orden, por favor." Dije

"Pensé que ya se la había dicho."

"Señor-"

"Llámame Leo."

"No, gracias. Me gustaría que usted mire a través de este vidrio claro y transparente y elija algo de su gusto que no sea yo."

"No hay nada más que yo quiera que no seas tú." Dijo guiñándome un ojo.

Suspiré y miré esas fresas cubiertas con chocolate una vez más. Cuando lo miré, él estaba sonriendo de lado otra vez. Jamás sonríe como un ser humano normal, él solo... sonríe de lado.

"Revisaré nuestra 'dulce lista de órdenes para clientes especiales' y le daré la más famosa orden bajo su nombre." Dije buscando la libreta, pero él me detuvo.

"¡Vamos! Estamos solos aquí. Solo hablemos." Dijo

"No, no lo están." Dijo alguien desde la cocina. "Puedo estar fuera de vista, pero sigo aquí."

"Oh, por favor. Puedes ignorarnos, Hyuk." Dijo Leo

"No, no puedo y estoy sintiendo algún tipo de acoso sexual justo ahí."

"Eso no es cierto. ¡Estamos prácticamente en nuestra cita número nueve!" Dijo Leo

"¡No lo estamos!" Dije. "Necesitas buscar un novio en la universidad y dejarme en paz."

"Deja de quejarte... sé que me amas, cariño." Dijo mirándome

"Buscaré su más dulce orden." Dije ignorándolo

Fui y miré a través de nuestra 'dulce lista de órdenes para clientes especiales'. Cuando encontré su verdadero nombre 'Jung Taekwoon', leí su dulce postre más pedido. Era un cupcake de chocolate con crema de chocolate encima. Rápidamente miré por el mostrador y abrí la puerta transparente para sacarlo. Lo puse cuidadosamente en una caja de color chocolate oscuro y le hice un lazo en la parte de arriba. Él observó cada movimiento que hice, pero lo ignoré.

"¡Aquí está su orden! Tenga un buen día." Dije con mi sonrisa usual. 

Leo se acercó a mí y tomó la pequeña caja. Nuestras manos se rozaron y él sonrió... la primera vez que lo vi con una sonrisa normal por un solo segundo. Se quedó parado ahí y mientras me miraba a los ojos... susurró sus famosas "palabras de despedida".

"Algún día... serás mío."

Dulce OrdenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora