Capitulo I

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El día de hoy, tras finalizar la sesión, el terapeuta le dio una noticia que la alegró; comenzaría a tener un día libre de medicamentos.

- Daphne, has mejorado bastante. La primera semana creí que el mejor tratamiento para tu caso sería enseñarte a ser amiga de tus síntomas, pero tu nivel de lucidez es excelente. Un punto importante de esto es que tu hermano solicitó en su momento que te diéramos asesoramiento para mejorar tu capacidad laboral pues tengo entendido que por las tardes trabajas en el mostrador de un pequeño negocio, inclusive me confesó que aprendiste a utilizar el transporte público del trabajo a tu casa.
- Así es Dr. Carrillo, me siento muy cómoda en estos momentos; soy consciente de mi enfermedad, sé cómo relacionarme con lo demás de manera prudencial.
- En efecto, por lo que he decido dar un paso en tu tratamiento; vas a dejar de tomar risperidona una vez por semana. No solo lo hago para darte confianza, sino por un tema de salud; quiero reducir las posibilidades que tienes de padecer granulocitopenia, esta es una condición anormal en la sangre que te hace propensa a contraer infecciones. También por las convoluciones que has tenido durante todo este tiempo.
- ¡Muchas gracias doctor! Me siento muy feliz, ¿podría intentarlo el día de hoy? Es mi cumpleaños y quisiera tomar esto como una señal inequívoca de mejora -Daphne tenía la mirada fija en el Dr.
- Absolutamente. Si es por tu cumpleaños hoy es un buen día para hacerlo -el Dr. Carrillo la tomó de las manos de una manera afectiva, sin embargo, Daphne se sintió incomoda, por lo que quitó sus manos rápidamente -Bueno, la sesión del día de hoy ha terminado. Te acompaño a la salida.

El hermano de Daphne estaba esperando afuera del hospital, recargado en el cofre de su automóvil. El Dr. se despidió de Daphne abrazándola. Esto le pareció raro, ya que Daphne no correspondió el abrazo del Dr. entonces se acercó a ellos. Su hermana era lo mas importante en su vida.

- Dr. ¿Qué tal? ¿Cómo va todo? -saludó el hermano con tono frío.
- De maravilla, no sabía que hoy era cumpleaños de su hermana, la estaba felicitando.
- Así es, hoy es su cumpleaños. Le invitaríamos a festejar, pero la verdad es que no vamos a hacer nada en especial, ¿verdad? -dijo a su hermana mientras colocaba su mano en su hombro.
- No, voy a trabajar y después iré a dormir
-contestó Daphne indiferente.
- No se preocupen, yo también tengo un día largo, les deseo lo mejor -el doctor extendió la mano para despedirse del hermano de Daphne.
- Que tenga un excelente día Dr. -el hermano correspondió el saludo mirando directo a los ojos del Dr. quien dio un fuerte apretón, mas de lo normal, incluso, tuvo la impresión de ver en su rostro algo inusual, casi podría decir "una mueca perversa" en su sonrisa.

Ambos subieron al auto. Tomaron dirección al trabajo de Daphne. Estuvieron callados largo rato durante el trayecto. El hermano nunca había visto que el Dr. fuera tan afectivo con su hermana. Sintió que quizás estaba exagerando, durante todo el día había sufrido de dolores de cabeza, por lo que pudiera ser que estaba mal interpretando las intenciones del Dr. Pero la sonrisa de este no le había agradado nada. «No me gustó que me tomará de las manos, ni que me abrazara, no lo sé, me sentí incomoda» dijo Daphne rompiendo el silencio, pero su hermano se quedó callado. Llegaron a la tienda donde ella trabajaba, entonces volteó a ver a su hermana a los ojos, y sonriendo le hizo un cariñito en la cabeza «No pasa nada, solo intentaba ser hambre y felicitarte por tu cumpleaños» Daphne sonrió y le dio un abrazo antes de bajarse del auto. Su hermano bajó la ventana y le preguntó «¿paso por ti?» Pero ella respondió que no.

La tienda estaba tranquila como siempre. El señor Alaniz (su vecino) estaba sentado al fondo del local.

- ¿Cómo estás Dap? ¿qué tal te fue hoy en tu sesión?
- ¡Muy bien, muchas gracias!
-no le gustaba que la llamaran "Dap" aunque fuera de cariño. Su rostro fue inexpresivo. Era una mujer linda y educada, con una idea de los modos muy marcada por su educación católica, aunque es reservada, en ocasiones no podía disimular en su rostro los gestos de disgusto respecto a ideas o comportamientos que no le agradaban, por lo que se apresuró a tomar su lugar para que el señor Alaniz no se percatara de esto.

Daphne estaba encargada de recibir las llamadas de los clientes que compraban impresoras, esto era ideal para ella pues no tenia que interactuar de manera física con nadie. Prefería lidiar con el cumulo de voces (que aún escuchaba) de manera solitaria, que explicarle a cada persona su padecimiento.

- Por cierto, Dap, un cliente trajo un obsequio para ti, está justo a un lado de tu computadora, me dijo que te felicitara por tu cumpleaños -dijo el señor Alaniz.

Daphne tomó el regalo, era un libro de John Katzenbach. No sintió la menor impresión ni ánimo de leerlo.

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⏰ Last updated: Oct 30, 2018 ⏰

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