↪única parte↩

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La puerta del apartamento se abrió luego de haber insertado las llaves, dejando entrar a un bonito chico de cabello rosa que llegaba de su visita al doctor

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La puerta del apartamento se abrió luego de haber insertado las llaves, dejando entrar a un bonito chico de cabello rosa que llegaba de su visita al doctor. Últimamente se estaba sintiendo mal, con las defensas bajas, creyendo que al principio se debía al clima pues estaban empezando con el estado de invierno y en esos días a estado haciendo mucho frío. Sin embargo, esas dudas se fueron al saber que era el causante de su mal estar, logrando que miles de preocupaciones aparecieran en su cabeza.

Suspiro cerrando la puerta detrás suyo, dejando las llaves en la mesita de al lado donde siempre las ponía y terminando por quitarse sólo uno de sus abrigos, ya tenía otro debajo no había problema. A pasos lentos se fue a sentar al sofá del lugar dejando recostada su cabeza mientras veía al techo. Todavía no podía creer que su vida se estuviera acabando poco a poco, y mucho menos ahora que tiene una hermosa pareja que siempre lo cuida y le da cariño cuando lo necesita.

— ¿Y ahora cómo le diré?. —

Susurro para él mismo sin despegar la vista del techo, como si esta tuviera la respuesta a su gran problema. Por si fuera poco, el timbre del apartamento se escucho y ya se hacía una idea de quien era la persona detrás, pareciera como si la invocara con sólo pensar en él, y así fue como una sonrisa apareció en su rostro con tal pensamiento, sonrisa que se borró al volver a recordar lo que sucedió hace unas horas. El timbre volvió a sonar, logrando que saliera de sus pensamientos y se levantara a abrir la puerta, mirando primero por el pequeño agujero que tenía la puerta comprobando sus sospechas.

— Jimin, mi amor, ¿por qué no me esperaste hoy? No te vi en tu salón de clases y me dijeron que te habías ido. —

Apenas abrió la puerta y fue lo primero que su pareja dijo con una expresión de preocupación, amaba eso de él, siempre se ponía alerta cuando algo extraño pasaba y eso le daba entender que su pareja si presta atención a cada detalle y se preocupa por su bienestar. Sin duda, el mejor que pudo haber tenido, nunca en sus otras relaciones la persona se daba cuenta de esos detalles por muy obvios que fueran, siempre decían que de seguro estaba bien.

El mayor hizo pasar a su pareja para que no pudiera entrar al calor del lugar caminando de vuelta al sofá mientras el contrario se quitaba los zapatos para cambiarlos por unas suaves y cómodas pantuflas color blanco. Una vez los dos sentados en el sofá, uno al lado del otro, con el mayor recostando su cabeza en el hombro de su menor, decidieron hablar ya que todavía no había respuesta de la anterior pregunta.

— Fui al doctor, pero por favor, quiero que te calmes... —

Miró hacía arriba buscando la mirada de su novio que ya empezaba a alarmarse, sabía que era preocupante pero igual necesitaba que no se alterara tanto porque no llevaría a nada. Desde un principio acordaron decirse todo y no tener secretos que llevarán a malentendidos y de esta manera se ahorrarían problemas en un futuro. Se amaban tanto que no querían que por culpa de algún malentendido o falta de confianza terminarán separados.

『Estrella Fugaz』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora