Sumisión

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Jimin se saco con cuidado la venda de la ojos sin que el mayor lo pueda detener, sin esperar ver lo que estaba punto de presenciar.

-¿Jungkook...?

El menor no podía creer lo que estaba pasando.

-¿Jeo-on Jungkook...?

El mayor agarró la tela de ceda negra y la tiró lo más lejos que pudo. Agarrandose los cabellos en tono de frustración.

- POR UNA MIERDA, TE DIJE QUE NO TE QUITARÁS LA VENDA.- gritó este haciendo al menor encogerse en los finos asientos de cuero del lujoso auto.- ¿ACASO NO SABES ESCUCHAR, MALDITO INFELIZ?

Jimin seguía estando en estado de shock y sus oídos no podían escuchar lo que el mayor estaba tratando de decirle.
No podía creer que la persona que estaba al frente suyo fuera la causante de todo esto. Era imposible.

-¿Por que me secuestraste?.- pregunto el rubio en un hilo de voz.- ¿Tú eres el de la carta?¿Como es eso posible?

El mayor solo lo miraba con cara de asco, no podía creer como ese niñato podía ser tan idiota.

-¿Acaso no me recuerdas, precioso?.- dijo este acercándose lentamente hacia su pálido rostro.- ¿Acaso no recuerdas nada de lo que me hiciste?

El rubio intentaba con todas sus fuerzas hacer un vacío en su mente y rebuscar lo más profundo en esta para así hallar un signo de la existencia del pelinegro en el pasado pero nada aparecía. Nada.

-¿No tienes ni la mínima idea de quién soy?

Jimin retrocedió por la cercanía de este, podía sentir su respiración chocar con su sonrojada mejilla y sus labios rozar su barbilla.

-Claro que se quien eres.- dijo este dirigiendo una fuerte mirada al contrario por creerlo idota.- Eres Jeon Jungkook, el modelo más reconocido en la industria. Pero no recuerdo jamás haberte visto fuera de las portadas de las revistas.

Era cierto. Jimin nunca ha recordado conocer a Jungkook fuera de las revistas o en comerciales en la televisión. El rubio podía definirlo como su ejemplo a seguir o hasta como su amor platónico. Jeon Jungkook era uno de los modelos más codiciados de la industria, era cara de muchas marcas de ropa y cosméticos de la más alta gama. Se podía decir que tenía a media industria a sus pies, y no solo en Corea.

-Pues tienes una memoria muy estupida.- dijo este poniéndose otra vez sus ropas y retornando al volante del auto, dejando al desnudo Jimin en el asiento trasero.- y creo que esta va de acuerdo a tu persona.

-Eres un idiota.- respondió el rubio mientras se abotonaba su camisa y ponía rápidamente sus pantalones.- déjame bajar. Ahora.

El pelinegro le dedicó una fría mirada desde la parte delantera del auto y una sarcástica risa salió de sus labios.

-¿Olvidaste la carta?.- pregunto en tono de burla.- No te dejaré ir. Y si lo hago será cuando estes muerto. Así que si no quieres que te mate tienes que cumplir con las 31 noches.

Jimin lo pensó un poco, no podía morir, después de todo lo que había hecho. Después de por fin conseguir un trabajo y tener dos contratos con reconocidas agencias en Corea.

-¿Ya te pague una,verdad?.- dijo con fastidio.

-La noche aún no termina, cariño.

🌹

Llegaron a una gran mansión en medio de un gran bosque a las afueras de la cuidad de Seúl.
El bosque era realmente oscuro y lo único que iluminaba los frondosos árboles eran las luces de la casa.

KAMASUTRA.-Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora