La doctora Reynolds, cirujana cardio-torácica recibió a un paciente con ruptura en la Aorta debido a un accidente de auto... pero nunca se imaginó que ese paciente era su artista favorito en la juventud.
Nunca se imaginaron que un patógeno activo fu...
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El color azul de esos ojos profundos hacían que ella se mirará una mujer muy misteriosa y llena de secretos, con más razón. Las calles oscuras de Miami la acogían, ella iba directamente a una bodega abandonada donde había quedado con su prometido encontrarse, después de lo sucedido minutos antes, el plan que tenían en mente era el perfecto para solucionar todos los problemas del mundo.
Claramente, esa idea no era de ellos, el cerebro de toda esa operación era una persona que por ende no conocía, se comunicaban muy poco, tampoco conocía el sonido de su voz natural, porque siempre se ponía un distorsionador de voz. A esa persona la conocían como "Maestra", a solicitud de ella misma.
<< Mendes, deberías de estar aquí... - se repetía una y otra vez. >>
Entró en la bodega abandonada verificando que nadie notará su presencia en ese lugar. Rápidamente encendió una linterna que llevaba junto a ella, pisaba silenciosamente, pero no había tanto silencio por los plásticos viejos que se encontraban tirados.
Reviso cada rincón del lugar, estaba completamente sola. Desesperada por la soledad del lugar y el plante de su prometido, tomó su celular, marcando el número de su amado. Necesitaba una explicación del incumplimiento que acababa de tener.
El número directamente la envió a buzón de voz, entonces llamó por segunda vez, teniendo la misma historia. Decidió dejarle una nota de voz en el buzón, sabían que tenían que hacer en esos casos. Se habían entrenado por si alguna situación como esa llegaba.
