La doctora Reynolds, cirujana cardio-torácica recibió a un paciente con ruptura en la Aorta debido a un accidente de auto... pero nunca se imaginó que ese paciente era su artista favorito en la juventud.
Nunca se imaginaron que un patógeno activo fu...
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La doctora Peterson estaba tan nerviosa por todo lo que ella había ocasionado. Hizo enojar a su jefa, a la doctora de especialidad que más respeta y de la que más respeto recibe.
No sabía quien era el señor el cual trasladaban a quirófano, lo único de lo que estaba consciente era que le debía de salvar la vida. En las placas notó que el mediastino estaba agrandado, clara señal de que tenía ruptura de Aorta.
Las manos le temblaban mientras sostenía la camilla estando dentro del ascensor, era la primera vez que asistía en una ruptura de Aorta, era increíble como todo pasaba en un instante.
Repasaba muchas veces los nudos que se realizaban en el corazón, conocía cada una de las suturas, pero el corazón era más complejo y debía prestar mayor atención a lo que hacía. Había practicado con anterioridad en corazones que habían en el laboratorio pero sabía que no iba ser lo mismo ya estando ahí.
Se amarró el cabello como pudo y se puso el gorro de cirugía que siempre llevaba en la bata blanca que tenía, se ahorraba mucho tiempo cuando hacía eso.
Al abrirse las puertas del ascensor, corrió rápidamente junto a las dos enfermeras, agarradas de la camilla. Intentaba llegar rápido al quirófano 1.
Entraron rápidamente, cuando notó, la doctora Reynolds ya se encontraba ahí poniéndose los guantes estériles. Ya estaba lista para abrirle el pecho al paciente y hacer una de las cirugías más difíciles de esa especialidad.
La doctora Reynolds vio a la doctora Peterson, sabía que si no había hecho varías cosas antes de la cirugía, se iba a quedar con ganas por casi 12 horas.
- Doctora Peterson, vaya a lavarse, nosotros veremos al paciente. - dijo la doctora Reynolds.
Mientras se dirigía al lugar donde se lavaban las manos, se quitó la bata. La colocó en unos percheros, rápidamente empezó a lavarse mientras que por la ventana de vidrió trasparente podía ver y oír todo lo que sucedía del otro lado.
Notó como la doctora Reynolds empezó a ver muy detenidamente al paciente mientras lo pasaban, el paciente también la veía.
- ¿Moriré? - preguntó el paciente mientras detenía al anestesiólogo antes de ponerle la anestesia.
- Intentaré mantenerlo con vida, no lo dejaré morir en mi quirófano. - dijo con tono serio la doctora.
En ese instante entró el doctor Rouseld para lavarse antes de la cirugía. Él estaría presente ya que observaría como esta la fractura desde el interior.
- ¿Cómo estamos doctora Peterson? - pregunto gustosamente el doctor mientras tomaba una esponja para empezar a lavarse.
- El paciente ya esta listo para nosotros. - le comentó mientras veía en el cristal como ya estaba todo listo. Ya le estaban pasando el bisturí a la doctora Reynolds.
- Bueno, ya tenemos el plan de operación en esta cirugía. No se vaya a preocupar.
- ¿Cree que se logre salvar? - era un pensamiento negativo departe de la doctora Peterson.
- Si la doctora Reynolds hace todo lo que esta a su alcance para salvar a ese joven, me imagino que sobrevivirá.
Después hubo un silencio de parte de ambos, lo único que se escuchaba era como las esponjas raspaban con la piel de ambos doctores. Mientras tanto la doctora Peterson observo como la doctora Reynolds ya estaba abriendo el mediastino, se termino de desaguar las manos.
La doctora Peterson rápidamente entro por las puertas automáticas, una enfermara la esperaba con la bata esterilizada y unos guantes de lates esterilizados. Se seco primero las manos con una toalla que le dio la enfermera. Luego hizo el proceso para no contaminarse.
Al terminar, se acerco al paciente. La doctora Peterson vio algo raro, la doctora Reynolds no se movía, sus manos estaban fuera del pecho del paciente y solo veía hacia el tórax. En busca de respuestas vio el monitor, estaba perfectamente la presión, los latidos, la oxigenación; todo estaba perfecto.
- ¿Doctora Reynolds? ¿Qué sucede? - dijo la doctora Peterson.
- Vi la placa, - informo la doctora Reynolds levantando la vista a su residente. - El mediastino estaba hinchado. Al entrar, lo veía perfecto, pero decidí abrir. La Aorta esta en perfectas condiciones. La costilla que se notaba fracturada en la placa también, está perfecta. Todo está perfecto doctora Peterson.