El comienzo del fin

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Sofía Alicot dejó su tasa de café en la isla de la cocina, terminaba de leer el último capítulo de Orgullo y Prejuicio, su mirada inexpresiva jamás podría dar a entender lo conmovida que se encontraba en ese momento, cuanto anhelaba poder huir, estar en esos campos junto al amor de su vida.
Los pensamientos de Sofía fueron dispersados al momento de escuchar las cartas caer. Torpemente se paró y fue directo a la puerta, en el suelo se encontraban 5 cartas, no presto mucha atención al momento de ir revisándolas rápidamente, unas cuentas, una invitación a un evento, y una carta marcada con un sello de cera color carmíng, ésta iba dirigida a su padre. El había salido a un viaje de negocios y no volvería hasta la noche, por lo cual su hija decidió ir a ponerlas al estudio, un cuarto cerrado y hermético donde su padre solía pasar la mayoría del tiempo en casa. Lo más extraño fue el remitente "R.G.", nunca había oído hablar de nadie con esas siglas, sería un nuevo inversor de su viaje o un posible nuevo cliente. Su padre era un abogado muy conocido en Vancouver, al igual que un gran hombre de negocios.

Dejo la carta sobre una carpeta negra de cuero, y salió rápidamente del estudio, sin pensar más sobre el tema de la carta.

-"Sofi, cariño, ven a ayudarme al jardín" -esa era Clementain, la madre de sofi, la matriarca de La Casa Azul-"estás petunias simplemente no ceden a mis manos".

-"Madre, por qué no dejas que el jardinero plante las petunias, por eso le pagas, ¿no es así?" -Sofi había retomado su tasa de café y se dirigía a la escaleras.

-"Me gusta plantar, ¿acaso es tan malo querer hacerlo yo sola?" -Clementain se quito los guantes de jardinería y los puso sobre una pequeña mesa a lado de las escaleras- "¿Qué es tan important como para no querer pasar tiempo conmigo?".

-"Estoy en medio de empezar otro gran libro, debo iniciar la búsqueda" -dijo Sofi.

-"¿Cuando sacarás la cara de los libros?, eres una joven brillante y hermosa, podrías atraer a cualquier joven de buena fama, pero prefieres quedarte encerrada con tus libros" -Su madre tenía razón, aunque sofi no lo viera, ella era muy bonita, de tés clara y grandes ojos cafés, con facciones finas y un largo pelo rojizo.

-"No tengo nada que estar haciendo con ningún joven, y menos los petulantes de "Buena fama" como dices tú" -el tema tenía un poco harta a sofi, era joven, apenas tenía 21 años y aun así todos renegaban el echo de que no había encontrado ya un partido de la alta sociedad, bah si era lo que menos le importaba a ella, Sus metas eran acabar su carrera de historia, y poder dar clases a los niños de países pobres, a ella no le importaba ser la esposa de nadie.-"Además comienzo exámenes y debo estudiar, si no cómo aprenderé todo sobre la dictadura italiana".

-"Solo digo, espero no te arrepientas después, por no haber aprovechado el ahora" - su madre se puso los guantes de nuevo y comenzó a dirigirse hacia la puerta.

-"Casi lo olvido, han traído el correo, una carta a papá, de un tal R.G, la eh dejado en el estudio para que le vea cuando regrese".

"-¿R.G? No me suena parecido el nombre, debe ser un nuevo socio de tu padre, le dire en cuanto llegue que le espera la carta" -Clementain salió por la puerta trasera hacia el patio.

Sofi subió a su cuarto y vio su estantería de libros, o debería decir estanterías, dos paredes completas de libros. Completa de clásicos literarios de todas partes del mundo, adoraba viajar con su mente, vivir al personaje.
Empezó a hojear varios estantes hasta acabar en un clásico de su corazón, Jean Eyre, lo tomo y se acomodó cómodamente en su cama.
*Nada mejor que esto* pensó.
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Donovan, bajo de la avioneta que había ido a recogerle a su reunión, se encontraba de buen humor ya que ésta había salido tal como quería, habían invertido en un nuevo proyecto suyo.

Eran aproximadamente las 6:30 de la noche, habían pasado 6 horas desde la aparición de la carta. Donovan sube al auto que lo esperaba. Su chofer lo saludo, el protocolo estaba ya claro, saludar y volverse hermético todo el viaje, siempre era igual con Donovan Alicot, no le gustaba ser molestado con platicas vanales, si el no obtenía algo a cambio era una plática sin importancia.

El auto paro en La Casa Azul, Donovan bajo del auto y entró, al instante le llegó el olor a comida. Al oír el portazo de éste Clementain salió a darle una cálida bienvenida.
-"Amor, has llegado temprano, esperaba que llegaran dentro de unas horas más ".

-"El trato a ido bien y eh podido librarme antes, ¿eh llegado tarde a la cena?" -Donovan se acercó al comedor, viéndolo completamente vacío.

-"No, apenas iba a llamar a los chicos a cenar, Daniel a llegado apenas hace un rato de ir a un trabajo de clases y Sofi a estado aquí todo el día en sus libros".

Clementain checaba que todo estuviera perfecto en la mesa, cualquiera podría ver su OCD desde lejos.

-"Perfecto, me iré a poner cómodo y bajare enseguida" -Camino hacia las escaleras, hasta que algo dentro de él le hizo pensar en el correo, pudo haber sido ver un sobre sobre el mueble a lado de la puerta donde había dejado su maletín, o el echo de que era Lunes y llegaban las cartas, pero sobre todo el echo de que algo malo estaba pasando, nada podía ir tan bien siempre -"Querida, ¿no ha llegado correo para mi?".

-"Casi lo olvidaba, a llegado una carta, Sofi la ah dejado en el estudio, viene de un tal R.G., ¿lo conoces?" -Ahora Clementain se encontraba en el marco de la puerta del comedor. Apoyando su peso contra este, ella era una mujer muy alta y flaca, parecía una muñeca barbie, de esas de alta costura.

-"R.G" -se quedó pensando Donovan-"No recuerdo ningún R.G., supongo habré olvidado que recibiría noticias de él." -Dijo mientras subía las escaleras hacia la habitación principal.
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-"¿Lo has entregado?" -La figura dentro de la cabina telefónica se encontraba a oscuras, apenas si había podido marcar los números con la poca luz que entraba desde el farol de la calle.

-"Si, la han entregado con las demás cartas" -dijo la voz del otro lado de la línea.

-"¿Y estás seguro que Donovan a recibido la carta?" -La voz de impaciencia sonaba desde el misterioso sujeto.

-"La niña a agarrado las cartas, la eh visto por la ventana yendo a dejar cartas a un cuarto, supongo el estudio de Donovan" -carraspeo la voz.

-"Perfecto, te llamaré cuando vuelva a ocupar tus servicios" -aun con todo y la penumbra en la que coexistía en la cabina, se podía ver la sonrisa en la cara del sujeto -"no te alejes mucho, no tardará tanto".
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Sofi, disfrutaba de su delicioso helado de pistache, cuando la voz de su padre resonó por la casa.
-"Clementain!, Clementain!" -Llamaba con urgencia su padre.

Al instante Clementain salió de la cocina con un trapo en las manos -"¿Qué pasa querido?, todo bien".

-"Quién a traído esta carta, donde la han dejado"

Su madre volteo a verla a ella -"Sofi la ah recogido esta mañana con las demás cartas, ¿no es así Sofi?".

-"Si, las trajo el cartero, eran 5 cartas en total, vi que era para ti y la eh llevado al estudio, ¿Por qué? ¿Que sucede?" -Sofi se encontraba un tanto desconcertada por la forma en que su padre había tomado esto.

-"¿Qué decía la carta cariño?" -La madre de sofi se acercó un poco más a Donovan, hasta arrebatar la carta que éste tenía en sus manos. Sofi veía cómo los hijos de su madre viajaban por el papel, su expresión cada vez más horrorizada.-"Dios mío, ¿qué clase de broma es esta?".

"¿Qué dice? ¿Qué ah pasado madre?" -Sofi se paró de su silla y fue hacia donde sus padres se encontraban, su madre le cedió la carta, mientras esta sollozaba en el hombro de su padre, completamente inexpresivo y frío.

La casa azul no es más que un nido de ratas, y yo desatare cada uno de los secretos que viven dentro de esta. Si quieres evitar esto deveras encontrarme a las 6:00 am en el reloj de vapor, estaré observándote así que no intentes nada tonto. No querrás que tú preciosa Sofi corra algún riesgo.

De qué secretos hablaban, ellos no tenían ninguno, ¿por qué está carta espantaba tanto a sus padres?, ¿por qué este hombre amenazaba con exponer a su familia?. Pobre sofi había vivido tanto tiempo dentro de sus libros, si tan solo hubiera prestado un poco más de atención, habría entendido que no todo es lo que parece.

La casa azulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora