Prólogo: El niño del resplandor violeta

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14 de julio de 1996

El fuego de la fogata se aviva con la emoción de aquellos que conversan frente a ella; joviales, despreocupados y felices. Algunos con botellas en las manos, vacías o a punto de estarlo. Otros simplemente abrigados con grandes cobijas, pues hace frio. Festejando entre carcajadas y torpes bailes improvisados. Zapatos rotos, prendas deshilachadas y descoloridas, cabellos descuidados y andrajosos. Una fiesta de vagabundos.

—¡Vamo... a ser un brindis por los nuevo... padre...! —grita vivaz uno de los vagabundos, con un evidente estado de ebriedad.

—¡Salud! —gritan al unísono los presentes.

Los festejados son Liliana y Marco Domínguez, una pareja que hace apenas unas horas se volvieron padres de una pequeña: Marie, que se encuentra en brazos de Liliana, la madre. Una hermosa mujer delgada de piel albina, ojos azules y cabello largo, lacio y cano. Misteriosa, callada y discreta, nadie sabe su historia. Es extraño que alguien como ella, se encontrara en un sitio como ese, causando más intriga. En cambio, Marco, el padre, es fornido, de piel morena, ojos café y cabello crespo color negro, su apariencia es la de un hombre bonachón, tierno y amable.

Marie, heredó la piel y cabello de su madre, el rostro y ojos de su padre. Sin duda será una fascinación como Liliana, aunque se espera sea más social como Marco.

—¿Por qué eligieron el nombre de Marie? —pregunta una de las ancianas.

—El nombre de la mamá de Marco es María, se lo pusimos en su honor —responde Liliana.

—Pero Marie es extranjero, ¿acaso crecerá hablando otro idioma? —pregunta un anciano, el más cascarrabias el grupo.

—Déjalos en paz viejo cascarrabias, no es su culpa que tengas un horrible nombre.

Las carcajadas se dejan ver mientras el anciano arruga su rostro totalmente molesto. Liliana y Marco se conservan tranquilos, pues saben que Marie no es un nombre usual en su comunidad.

—¿Y ahora que van a hacer? —pregunta la más joven.

—Pues, tenemos que irnos. Mudarnos —responde Marco.

—¿Por qué?

—Bueno, es una larga historia —responde Liliana.

El ambiente se torna turbio; el silencio rodea una agotada fogata, las miradas se fijan al suelo y los ánimos se apagan. Los secretos son algo que caracteriza a Liliana, nadie sabe su historia, quizá solo Marco. No saben a qué se dedica, suele desaparecer toda la tarde y regresar por la noche. Algunos especulan que por su apariencia puede ser una mujer de compañía, muchos hombres harían lo que fuera por una mujer como ella.

Marco la ha defendido de esas acusaciones, aclarando que ella no vende su cuerpo de ninguna forma; sin embargo, tampoco ha aclarado la verdad, aunque parece conocerla. Solo la mantiene oculta, con cierto temor e incertidumbre. Suele ser cortante con temas relacionados, por ejemplo: sus padres, familia o apellido. Ella es un fantasma, no solo en apariencia, también parece no existir.

—Creo que iré por más leña. —Liliana bastante incomoda, se levanta, deja a Marie en manos de Marco y se retira a paso acelerado.

Frente a la plaza en la que se encuentran hay una gran avenida, que parece más una frontera. Al otro lado de esa avenida las casas, el ambiente, todo es limpio y sofisticado. Por eso, un callejón destaca por su aspecto tétrico y oscuro. Liliana se acerca para recoger basura que pueda servir como leña.

Mientras busca entre los restos, el ambiente húmedo cambia a uno seco, la temperatura baja drásticamente, lo suficiente como para ver su propia respiración. Las luces de la avenida comienzan a fallar hasta quedar completamente apagadas, la oscuridad consume todo: no es siquiera posible ver sus manos.

Tales of Keihlo: Millennial ProphecyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora