MAGE TALE: La ciudad de Thez

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20 de octubre del 2010

Cada noche es un espectáculo sorprendente para Jykzo. Su habitación se encuentra en el último piso del castillo, y ahora, con el control del agua, puede hacer que el techo sea un cristal traslucido, apenas visible. El cielo sin duda es hermoso, ninguna constelación tiene parecido a las de la Tierra, dejando claro que se encuentra realmente lejos. Durante su vida antes de aparecer en C-12, se dedicaba cada noche a ver el cielo por un agujero en el techo, memorizando cada constelación y detalle, observando con curiosidad las estrellas que centellean, y con asombro las que brillan tanto como la luna. Se siente ajeno, nada es reconocible, algo que le hace pensar, si es posible regresar. Lo ve como algo imposible; un sueño, y sabe que si llegó ahí debe existir alguna forma para volver. 

Sin duda lo más impresionante son los dos grandes satélites que orbitan el planeta, uno ligeramente más grande que la Luna y el otro más pequeño. Ciro le explicó que la más grande se llama Yyule y la más pequeña Tházi. Para Jykzo ambos lucen ligeramente similares a la Luna. Las noches que ambas llegaban a estar juntas en el mismo cielo son las mejores. El paisaje parece un sueño, incluso llegando a considerarlo en ocasiones. Quizá solo esté soñando y todo sea producto de su imaginación, pues no es posible que las personas puedan controlar a la naturaleza, que exista la magia o se encuentre en otro planeta. ¿Qué garantiza que realmente esté despierto?, quizá el dolor que sintió cuando se quemó el dedo, o el no poder despertar, aunque puede ser porque no quiere despertar, hasta ahora todo ha sido una gran aventura, excluyendo que lo buscan para acabar con su vida, todo ha sido increíble, y mañana lo será aún más.

Ciro lo llevará a Thez, una ciudad costera, la más cercana al castillo del agua, por fin podrá conocer un poco más de todo lo que hasta ahora ha escuchado. La pobreza no existe, no se usa el dinero, la inteligencia artificial lleva a cabo los trabajos que antes realizaban personas, el trabajar no es obligatorio, los estudios son interesantes, la criminalidad es casi nula y ha existido una paz ininterrumpida durante ciento veintitrés años. Aunque antes de todo esto, C-12 no era tan distinto a la Tierra, todo cambió con la llegada de los herederos del rayo, siendo el último Uthan Bathor, conocido como el padre de la paz actual. Que empezó cuando terminó la gran guerra oscura, una época terrible, con injusticia, muerte y terror entre las personas, todo causado por una sola familia, una antigua nobleza, los McGregor. Para la poca sorpresa de Jykzo, los McGregor no lo consiguieron solos, tenían a su lado uno de los dos dioses aún vivos, Nhilo.

Gobernaban con puño de hierro, dictando sus deseos como órdenes y sus molestias las prohibían y castigaban con muerte. Nhilo se casó con Milta McGregor, la reina y líder de la familia. Juntos tuvieron un gran ejército y dominaron el planeta entero, junto con sus cinco hijos: Militan, Eris, Jericko, Amerya y Belian.

Pero un día, uno de sus más grandes generales se rebeló contra ellos, revelando su verdadero nombre y familia, Uthan Bathor, en compañía de sus hermanos, Alexander y Dayyela. Atrincherándose en el monumento a Matherhome, que en esa época fue usado como prisión donde encerrar a los más peligrosos. Durante esos días, los prisioneros tenían el control y era algo parecido a una gran ciudad de delincuentes, muerte y peligro. Matherhome, era conocida como la ciudad prohibida, un sitio al que nunca se debía estar cerca, ni como una broma. Uthan, comandó el gran ejército de la Unión, uniendo fuerzas con Darthab Power, Zion Viuwer y Raquel Kareb, para recuperar su lugar como noblezas y quitar a los McGregor del trono.

—¡Despierta! —Se escucha gritar a Ciro desde el recibidor—. Iré a pescar la comida, pero quiero que continúes entrenando con la tierra, y espero que al volver hayas conseguido mover esas rocas. Vuelvo pronto.

«¿Acaso estaba soñando sobre la guerra oscura?, creo que ya he pasado mucho tiempo aquí», se pregunta mientras despierta, tallándose los ojos y mirando con una gran pereza las gigantescas rocas de varios metros de altura en el patio, preparándose para continuar su entrenamiento.

Tales of Keihlo: Millennial ProphecyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora