Forbidden Queen

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El día era completamente gris, una gran nevada estaba anunciada desde hacía días, Draco se giró a ver a su novia que salía de la ducha, esa mujer lo volvía loco, quizás por su extrañeza, que aunque ella aseguraba que no lo era, para el resto del mundo sí, a él le gustaba pensar que ella era especial, más que extraña, bueno, era un poco extraña desde el momento en que aceptó su invitación a salir, a pesar de que no se llevaban bien.

Hacía un año y medio, en medio de una discusión entre ellos, él pronunció las palabras que creyó jamás diría enfrente de alguien más, y mucho menos de ella « ¿Quieres salir conmigo?» Se escuchó pronunciar, ella se había quedado callada un minuto, con clara sorpresa, pero al final sonrió y aceptó salir con él; la velada había sido maravillosa, habían discutido por trivialidades, como siempre, pero cuando la dejó en su puerta, ella lo invitó a pasar, las cosas habían comenzado ahí.

—Tienes que llevar abrigo, se ve que la nevada será digna de una película –sonrió él.

—No creo que haga mucho frío, si llevo abrigo moriré de calor.

—Ginny –la reprendió.

—Draco –sonrió ella, avanzando hasta él para besarlo –no creo que quieras que tu novia muera cocinada en su propio calor.

Él no alegó, ella tenía una temperatura bastante alta, era demasiado extraño escucharla decir «tengo frío», porque nunca lo tenía, era normal verla pasearse en pleno invierno en playeras cortas, y al tocarla, estaba tan tibia como si hubiese estado en casa, acurrucada.

—Te veré después –comentó ella, besando la mejilla de su novio.

—Claro –sonrió.

Draco observó a su novia salir por la puerta principal, con un suéter ligero y su cabello pelirrojo liso, como casi siempre lo llevaba, suspiró y entró a la ducha, ahora era su turno de arreglarse para el trabajo.

—W—

La joven pelirroja avanzó a paso normal rumbo a la parada de autobús para dirigirse al trabajo, por lo regular nunca llegaba tarde, así que tenía tiempo de dedicarse a observar a su alrededor, no a las personas, sino a la naturaleza debajo de esas capas de hielo.

Cuando bajó del autobús en la parada que estaba a dos calles de su trabajo estaba aún a tiempo, tenía 15 minutos antes de su entrada, así que se dedicó a observar las pequeñas ramas de los arboles calentarse bajo la escarcha que les mantenía de alguna manera, vivos.

Sonrió alegre, bajó la vista hasta el hombre que estaba en contra calle observándola atentamente, no tenía una vestimenta normal, llevaba unos pantalones de mezclilla y una playera de algodón sin mangas, era muy extraño que estuviese tan primaveral en pleno invierno, algo en ella le hizo estremecerse, así que aunque aún tenía tiempo, decidió marcharse al trabajo, ahí estaría segura.

—M—

Draco se colocó su abrigo y su bufanda para calentarse en el frío exterior, se giró a cerrar la puerta con llave y cuando se giró, un extraño hombre le observaba desde el otro lado de la acera, no le hubiese llamado la atención de estar vestido de acuerdo al clima, pero... ¿tan primaveral en pleno invierno? Ni siquiera Ginevra se atrevía a tanto, se acomodó su guante y avanzó hasta su automóvil, se le había hecho tarde para ir al trabajo y aunque no quería irse por ese extraño hombre, tuvo que hacerlo.

Draco entró a la oficina, apresurado, hacía quince minutos había iniciado su junta, y no podía perder más tiempo, así que se despojó de todo en la misma sala de juntas, les sonrió a los hombres, y a través de las paredes de cristal observó a su novia, que veía con preocupación algo por la ventana.

Forbidden Queen || DrinnyWhere stories live. Discover now