ESCENA OCTAVA
-Aparece Nerea en uno de los bancos del instituto, con las manos entre las piernas mientras las mueve de arriba a abajo, con actitud entre nerviosa e impaciente, mirando al infinito. Se abre una puerta junto a ella y de ella sale la psicóloga del instituto, con una carpeta en las manos. Nerea mantiene la mirada fija.-
-Psicóloga: ¿Nerea? ¿Nerea Oliver?
-Nerea permanece unos segundos sin responder.-
-Nerea: Sí.
-Psicóloga: -Sonríe dirigiéndose a Nerea.- Hola, Nerea, me llamo Almudena, soy la psicóloga del instituto y quería hablar contigo ¿Quieres pasar?
-Nerea: Como querer, no quiero, pero para eso me han traído aquí.
-Psicóloga: -Acercándose a ella.- Vamos, no te voy a preguntar nada raro. Sólo vamos a hablar.
-Nerea: Como si fuera poco. -Se levanta resignada suspirando.- En fin, vamos.
-Ambas entran en el despacho, Nerea por delante, cabizbaja, se sienta delante de la mesa sin decir palabra, seguida por la psicóloga, que ocupa su lugar frente a ella.-
-Psicóloga: Bueno, Nerea, me han dicho que ayer que ayer tuviste un problemita en casa. ¿Me quieres contar qué pasó?
-Nerea: Si ya te lo han contado ¿Para qué quieres que te lo repita?
-Psicóloga: Porque quiero que seas tú quien me lo diga. Quiero saber tu opinión.
-Nerea: ¿Opinión? Ni que fuera un debate. Había comido mucho, me encontraba mal, vomité y mi madre me vio. No hay más opinión que dar.
-Psicóloga: Pero pasó algo más ¿No? Te desmayaste.
-Nerea: -Bajando la cabeza de nuevo.- Sí, bueno... -Levanta la mirada de nuevo.- Mi madre es una exagerada. Me habría empachado y estaba mala, será todo de lo mismo.
-Psicóloga: Me dijo que te pusiste nerviosa. ¿Por qué?
-Nerea: ¿Yo qué sé? Se pensará que soy una anoréxica de esas raras locas. En seguida se come la cabeza y no quería.
-Psicóloga: Es normal que se preocupe si te ve vomitar. Vomitar siempre es un indicio de que algo en el organismo no va como debería. Sea por un problema interno o por una alteración externa. ¿Me entiendes?
-Nerea: ¿Me estás diciendo que me meto los dedos?
-Psicóloga: Para nada, te he dicho las posibles causas del vómito. Además, has dicho que era algo que te había sentado mal ¿No?
-Nerea: Pues claro.
-Psicóloga: Entonces no te preocupes, no tienes por qué ponerte nerviosa, yo te creo.
-Nerea: No hace falta que me mientas, sé que nadie me toma en serio. Ni mi madre, ni mis amigas, y menos tú. ¿Por qué me ibas a creer? Si mi madre ya te habrá dicho que me internes en algún manicomio o algo.
-Psicóloga: Olvida que he hablado con tu madre, Nerea, por favor. Estás aquí hablando conmigo, haz el esfuerzo de pensar que no ha pasado nada antes ¿Vale? Y ya que hablas de tus amigas ¿Puedes contarme qué ha pasado? Sé que también tuviste problemas con ellas.
-Nerea: Nada, que son gilipollas. ¿Y tú qué eres, la divina papaya, que todo lo sabes?
-Psicóloga: ¿Eso piensas de ellas? Y sé simplemente lo que he de saber. También sé que no fuiste al examen de matemáticas. Hay más gente preocupada por ti de lo que piensas, Nerea.
-Nerea: Nadie puede preocuparse por mí, ya he visto que le doy igual a todo el mundo, y por eso mismo sí, sí pienso que son gilipollas. Bueno, y yo rara ¿No? ¿Es eso lo que tengo que decirte? Sabes que eres rara cuando pelas mandarinas y luego no te hueles los dedos. Eso me decía mi padre y me hacía gracia. -Hace una pausa y suspira.- Él era el único que me quería. El único al que de verdad le importaba.
-Psicóloga: Me tienes ahora mismo a mí aquí y me estoy preocupando por ti ¿Por qué piensas eso de ellas y de ti? Se supone que son tus amigas. Y ahora me hablarás un poquito de tu padre ¿Vale?
-Nerea: Ay, porque sí, ya te lo he dicho, cuánta pregunta. Pues porque no me ayudaron y ya está, nos enfadamos. Y no me preguntes por qué nos enfadamos porque no me apetece hablar de eso. Tampoco me apetece estar aquí. -Suspira.- Me agobio, me está entrando hambre con lo tarde que es. -Se frota la cara resignada.- Tú te preocupas por mí porque si no, no cobras. Y de mi padre no te pienso hablar.
-Psicóloga: Vamos Nerea, tienes que colaborar, quiero que estés cómoda pero tienes que ayudarme.
-Nerea: Pues no quiero.
-Psicóloga: ¿No quieres estar bien?
-Nerea: Estoy bien. ¿Por qué crees que no estoy bien?
-Psicóloga: Porque ahí sí que tengo que creer a tu madre, y me ha dicho que en un día has cambiado. Nunca habías faltado a clase, y menos a un examen.
-Nerea: ¿En un día? ¿Y ella qué sabe? Yo siempre soy así desde que mi padre se fue. Qué manera de marear. Otra cosa es que me lo hayan jodido todo más aún, pero eso con ella no tiene nada que ver.
-Psicóloga: ¿Qué es todo?
-Nerea: Todo, todo es todo. ¿Estás aquí ayudando a la gente y no sabes qué es todo? Pues todo. Mi vida, mi ilusión, mi familia, mis amigas... mi... -Se da un par de golpecitos en el pecho.- quererme. Todo, joder.
-Psicóloga: ¿Autoestima?
-Nerea: Eso.
-Psicóloga: ¿En estos días ha ocurrido algo que ha hecho que todo vaya mal?
-Nerea: ¿Otra vez? Sí.
-Psicóloga: ¿Podemos hablar un poco sobre qué ha sido? ¿Ha tenido algo que ver con que no te encontraras bien anoche?
-Nerea: Te he dicho que no quería hablar. Y no, fue solo la comida y el estrés de clase. Estaba nerviosa y me pasé un poco almorzando, ya está.
-Psicóloga: Mira, Nerea, te propongo una cosa. Podemos seguir viéndonos a lo largo de esta semana. Y te prometo que, igual que ahora, si no tienes ganas de hablar no lo haremos. Pero sí quiero que poco a poco me cuentes qué sientes ¿Te parece bien?
-Nerea: ¿Esto es una terapia camuflada? En el fondo te da igual lo que te diga ¿Verdad? Intentarás sacarme lo mal que estoy diga lo que diga.
-Psicóloga: Te lo estoy proponiendo, Nerea. Te he preguntado si te parece bien. Es sólo algo que puede ser positivo para ti y que podrá parar en cuanto tú decidas. -Nerea permanece en silencio pensativa.- ¿Querrás venir más veces a hablar un poquito conmigo?
-Nerea: Pf... ¿Por qué no? Así por lo menos pierdo clase.
-Psicóloga: Pero te repito que necesitaré tu ayuda.
-Nerea: Que sí, a mí no hace falta que me repitan las cosas como a ti.
-Psicóloga: -Sonríe algo forzada.- Si quieres lo dejamos por hoy. No quiero que te sientas presionada.
-Nerea: Gracias. -Levantándose bruscamente.-
-Psicóloga: -Se levanta con ella y le tiende la mano.- Encantada, Nerea. Espero que nos vaya yendo mejor. -Sigue sonriéndole.-
-Nerea: Seguro. -Ignora la mano de Almudena y sale del despacho.-
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DEDOS
Teen FictionEres una chica joven. Imagina cómo querrías ser si pudieras elegir. Una cara que quitara la respiración, ¿Verdad? Labios carnosos, unos preciosos ojos verdes y una larga y fina cabellera rojiza. ¿Y el cuerpo? Algo espectacular, claro, alta y muy del...