Capítulo 1

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Esa voz, esa hermosa voz femenina y cálida lo atrapó al instante de escucharla, dejando la sensación de un abrazo acogedor.

Edward se sentía el chico más afortunado por tener una gran madre tan atenta a él y a su padre.

El aroma a comida inundaba por completo sus fosas nasales y ese hermoso canto por parte de su madre lo comenzó a arrullar como si fuera un pequeño bebé dentro de una mecedora.

No era por presumir, pero su madre recibió cursos de canto al ser alguien que vino de familia adinerada.

Su abuelo (el cual no pudo conocer por morir en la segunda guerra mundial) y su abuela eran procedentes de Francia, el "país del amor".

En cambio, la familia de su padre fueron procedentes de Inglaterra, pero sus padres al querer tener una vida tranquila decidieron mudarse al pueblo en donde actualmente se encontraban. No es como que se quejara, era un bonito pueblo y el trabajo de su padre les dejaba una buena paga como para mantenerlos sin que les faltara algo.

Edd estaba tan adormecido por la dulce y bella voz de su madre que no se dio cuenta del como ella se encontraba sobando su mejilla mientras seguía moviendo con su otra mano la pala de madera con la cual se encontraba cocinando.

Todo era felicidad.

Si un día se llegaba a lastimar o ponerse triste, su madre siempre estaba ahí para él para darle amor y cariño.

Recordaba muy bien la primera vez que intentó andar en bicicleta, sus padres le habían comprado una bonita bicicleta en su cumpleaños y cuando intentó estrenarla, cayó estrepitosamente al suelo, logrando rasparse por completo su pierna y brazo.

Lloró por el ardor y por el fuerte golpe que recibió, pero el amor que su madre y padre le dieron ese día fue tanto que incluso olvidó casi por completo del porqué se encontró llorando en primer lugar.

Al momento en que terminó de escuchar es hermosa voz, Edd nuevamente regresó al mundo real para darse cuenta que pasaron casi tres minutos desde que entró a la cocina para tomarse una deliciosa botella de su bebida favorita.

¿Estás emocionado por el festival de luna Edd? —

—Claro que si mamá —dijo al frotarse los ojos —, ¿Mi padre podrá acompañarnos? —

—¿Qué clase de pregunta es esa, hijo? —dijo con una leve risa mientras lo miraba—, Claro que sí, él siempre nos acompaña al festival cada año. No por nada se perdería las innumerables golosinas que traen del extranjero.—

—B-Bueno, solo preguntaba ya que últimamente ha estado ocupado. —

—Es cierto, si... pero sabes muy bien que tu padre pone primero a su familia antes de cualquier cosa. —

Edd sonrió por las palabras.

Eso era muy cierto y no podría desear nada más.

Su familia era perfecta para él. Un padre y madre amorosos y preocupados por su bienestar.

Tal vez había muchas cosas que desearía tener en manos, pero si le preguntaran si se sentía feliz con todo lo que tenía, él respondería al instante con un afirmativo "si".

No todos pueden tener lo que él tiene.

Y ese pensamiento, desgraciadamente le arruinó su felicidad.

Tord...—

—¿Dijiste algo cariño? —preguntó al bajarle el alumbre de la estufa—, Oh vaya, esto necesitará más leche...—

El gran tren de la niebla- EddsworldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora