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Miró directamente su reflejo sobre el espejo, analizando los golpes escandalosos que sobresalían de su rostro magullado. Tres manchas perfectamente moldeadas: moteadas de colores pálidos las cuales yacían sobre su abdomen, aquella cortadura inmensa que descansaba sobre su mejilla, el dedo roto y por último su labio inferior destrozado. Le habría gustado si de una mordedura se tratase, pero ni siquiera había besado a alguien lo suficientemente capaz de provocar semejante marca sobre él.

Su madre reaccionó como se esperaba, gritos y llamadas de atención para luego colocar carne cruda sobre él, inquiriendo gestos de amabilidad y comprensión; sabía lo que para él el arte significaba, sabía que cada artefacto con el cual creaba piezas increíbles mantenía viva la esperanza de su padre, pero ahora los había perdido,y con ellos había perdido el recuerdo de su padre.

Un último vistazo al frente, para colocar su mano con inmediatez sobre su labio partido, una mueca de dolor y un "ouch" en forma de eco resonó acompañando al silenció fuera de la habitación. Un portazo enseguida seguido de una mirada inquietante sobre él.

Pequeñas risas murmuraron la boca contraria,creando que su ceño se frunciera girando con rapidez para por fin encarar al dueño de semejante remedo de risa. Ni siquiera un minuto bastó para que esos ojos se posaran frente al lienzo perfecto por el cual sus manos desearon en milisegundos pasarse sobre aquella piel matiz perla; cubierta por una sudadera gruesa de tela color negra, una cadena delgada de oro sobre su cuello que quedaba a la perfección y unos vaqueros nuevamente ajustados a sus piernas. Pero si miraba a su rostro, sus labios gruesos relucían, y su lóbulo con un arillo de plata. Aunque algo cambiaba en él, un rubio castaño descansaba sobre su cabello y lo hacía lucir aún mejor.

Pero el semblante en él era rudo y atemorizante, casi como aquel sujeto que le había robado cada uno de sus artículos, sólo que en él el porte era atractivo y definitivamente por diminuto que fuese a JungKook le gustaba, aunque no lograba recordad con claridad las facciones.

—Deberías evitar problemas, no te vienen bien —soltó de pronto y sin aviso aquel sujeto, colisionando cada palabra como un balde de agua helada sobre sus oídos, haciendo reaccionar cada uno de sus sentidos.

Jungkook sonrió breve, evitando el contacto con aquellos ojos cubiertos por lentillas azuladas,porque sin ninguna duda de por medio,se sentía raro y quizá incómodo siquiera de mirarle directo.

—Supongo —murmuró encogiéndose de hombros, aclarando su garganta, mirando de reojo aquellos labios rojos gruesos y bien delineados en forma de curva. Sus mejillas se tornaron rojas y él se cohibió al percibirlo.

El contrario sonrió mostrando sus dientes perfectamente blancos, dejando caer la mochila que de sus hombros colgaba para así poder acercarse a él con pasos tranquilos pero tenaces.

Jungkook retrocedió apaciguadamente, golpeando sus caderas con el inicio del lava manos que se interponía para continuar avanzando. Sostuvo sus dedos entre el espacio libre e inquirió una mueca de nerviosismo puro. Su rostro le era familiar, pero ahora no podía recordar semejanzas, lo único que su cabeza formulaba era lo sucedido la tarde del día anterior,en dónde el hombre que se encontraba frente a él se había convertido en un peleador de combate ninja. 

—Pareces estar muy aterrado —mencionó el contrario señalando las manos de kook, las cuales apretaban con fuerza el borde—. Tranquilo "Kook".

Y fue lo último lo que logró que Jungkook perdiera por completo la cabeza, forzándose a recordar ahora con justa razón de quien se trataba. ¿Por qué tanto misterio en su rostro? Y ¿Por qué mencionó lo último con tanta naturalidad que logró que los bellos de su cuerpo se erizaran?. Entonces fue así como retrocedió en recuerdos, logrando recobrar aquella sonrisa tonta pero que a la vez le era divertida, aquellos ojos marrones ocultos tras lentillas que lucían fabulosas sobre ellos, y aquel rostro sin igual, que por cierto ahora lucía completamente desconcertado. Park Jimin. Justamente de él se trataba.

—Lo siento, ¿Te he incomodado? —soltó una vez más, pasando su mano frente a su rostro.

—Uh... —fue lo único que sus labios formularon antes de negar con velocidad.

Jimin sonrió una vez más en todo el rato, había pasado el tiempo entero visualizando lo impecable que era su sonrisa y lo bien que en su rostro se veía.

—Kook,tu labio está en pésimas condiciones —murmuró acercando el paso y descansando su dedo pulgar sobre la herida.

Kook se sintió estremecer al contacto de su piel sobre la suya. Estaba maravillado, era tan suave como seda deslizada cuidadosamente. Cerró sus ojos y comenzó a disfrutar de las leves caricias que Jimin proporcionaba; como si supiera en realidad como aliviar el dolor. De pronto imaginó su reacción y se preguntaba una y otra vez ¿Por qué su cuerpo sentía aquello?, ya que para él era un completo extraño con recuerdos de agua que iban y venían.

Abrió sus ojos de pronto y miró que Jimin lucia tranquilo, como si por fin su cuerpo descansara. Pero una mirada leve y rápida lo llevó totalmente a la locura. Por supuesto que iba a imaginar la pintura perfecta, ya que Jimin mordía su labio y sonreía al mismo tiempo. Un largo rato de caricias fuera de lugar para que su corazón se acelerara.

—Ajá —Jungkook se atrevió a responder después de un rato largo asintiendo, desviando su rostro del contacto cálido del contrario—. Lo sé, lo siento. Debo irme, adiós -respondió tomando sus cosas y saliendo de ahí con pasos apresurados, dejando a Jimin totalmente desconcertado.

ART 【ᴊɪᴍɪɴ + ᴊᴜɴɢᴋᴏᴏᴋ】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora