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—Tú haz mirado un muerto o yo que sé, ¡pero es qué cara te cargas! —Suga, el muchacho de cabello aqua murmuró mientras tomaba comida para colocarla en la charola—. Jungkook ¿Estás aquí?. Porque desde la clase no haz hecho nada más que rayones en el cuaderno  —depositó con fuerza la charola sobre la mesa.

Jungkook dio un salto enorme, tirando únicamente un plato con uvas verdes que descansaba en sus manos nerviosas, pero aún así no se atrevió a recobrar la cordura, prefería seguir viajando dentro de su cabeza intentando eliminar el recuerdo de Jimin que sin razón alguna le ponía nervioso.

—Me estás preocupando, ¿debería preocuparme? —soltó mirándole confuso, sus ojos perdidos sin importar que las uvas en el suelo estuviesen.

—No ha pasado nada, he estado pensando en como recuperar materias —murmuró encogiéndose de hombros restando importancia.

No entendía nada, sólo recordaba cosas pequeñas, pero nada en particular: recordaba su nombre y quizá sus ojos, pero algo había en él que le causaba impresión por si solo. Había comenzado una historia confusa llena de dudas y preguntas. ¿Por qué lo había ayudado? ¿Cómo recordaba su  nombre? ¿Por qué había tantas coincidencias en sus  encuentros?, su estomago se revolvió y su cara empeoró haciéndole creer a Suga que algo más pasaba en él.

—Por lo general Jungkook, suelo molestarte y causarte malos ratos con mis bromas, pero ahora estás tan fuera de ti que ni siquiera sé sí te han extraído el cerebro o te han chupado el alma —frunció el ceño inquiriendo un manoteo leve.

—¿Alguna vez te han ocurrido tantas coincidencias sin sentido? —apretó sus labios e interrumpió el comentario del contrario.

—¿Qué?... —suga levantó su ceja izquierda.

—¡Sí! —gritó ansioso, estrellando sus palmas contra la mesa y levantando sus caderas de la silla.

Una veintena de ojos lo miraron a la vez, cohibiendo su delgado cuerpo y obligándolo a sentarse de nuevo. Suga le miró e inquirió una mueca de desagrado total.

—¿Quieres sentar tu trasero y mantenerlo pegado ahí? —Suga señaló la silla de metal color negra que se encontraba a su lado—. ¡Diablos Jungkook!.

—Lo siento, ¡ya!—negó repetidas veces mirando a su amigo con insistencia.

—No estoy entendiendo nada —negó con sus manos.

—Me han robado ayer por la tarde de regreso a casa —soltó en breve—, y un sujeto que dice conocerme, y es que parece que sí, pero no lo sé, no recuerdo mucho en general, sólo su mirada, pero en realidad no, y eso me vuelve loco ¿sabes?. Me toca y me habla como si tuviera el derecho de hacerlo, y no me he quejado, pero me pone nervioso su contacto físico y siento que me hace parecer extraño, luzco ahora como un demente y no haz entendido nada ¿verdad? —colocó un puchero mientras Suga sólo asentía tocando su barbilla.

—No te mentiré, sólo entendí que te han robado y me he quedado petrificado. Ahora entiendo por qué esa cortada en el labio —sonrió—, antes habría creído sexo furico y jugueteo salvaje —alzó sus ojos divertido.

—Eres un idiota, no haz escuchado nada, y no tomas en serio lo que te he dicho —rodó sus ojos enseguida.

—¿Y qué esperabas?, sí lo haz dicho tan rápido como un demente, que lo único que he captado es que te robaron ¡No me regañes insensible!.

—¡Perdón! —gritó—, es que todo es tan extraño —ocultó su rostro entre sus manos.

—Repite lo que haz dicho, pero lento y sereno —asintió.

Jungkook jugueteó con sus dedos y le lanzó miradas extrañas, provocando culpa en Suga por no haber entendido nada de lo que había dicho, y no era para menos, pero es que sacó de su pecho lo que lo tenía guardado en menos de 24 horas. Pero ¿qué se podía esperar?, tenía encuentros fuera de lugar con un sujeto que recordaba poco. O nada.

—Ayer, mientras me golpeaban y me robaban las cosas de arte que papá me había regalado... —habló lento y pausado, fingiendo explicarle a un niño de tres años.

—Disculpa pero tampoco tengo un año, así que no hables como imbécil, deletreando cada palabra que mencionas —entrecerró sus ojos.

—Bien —sonrió por primera vez en todo el día—, el sujeto que me robó me golpeó una y otra vez sin cesar, pero de pronto se detuvo... —entonces perdió su mirada nuevamente en recuerdos de ayeres—. Estaba en el suelo, clavando su mirada sobre mí, implorando piedad, pero nada bastó para que el tipo extraño que te he mencionado se detuviera, lo tomaba entre sus manos intentando acabar con él, pero lo dejó escapar de pronto, con mis cosas en su poder y ahí termina la historia porque cerré mis ojos y no he vuelto a la noción. Hasta ésta mañana, porque lo he vuelto a ver —posó sus ojos en Suga, el cual tenía la boca abierta.

—¿Estás completamente seguro?, ¿no has soñado?, o ¿te has metido algo? —bajó la voz—. He escuchado que los de último año venden cosas extrañas que hacen que tu cuerpo flote y eso.

—¿Qué?, ¿de qué hablas? —Jungkook arrugó la nariz mostrando desaprobación.

—Suenas con ensoñación, o sea que parece que has vivido escenas de película, ya sabes, muy heroico —parloteo moviendo sus manos sin detenerse.

—Es que en serio que contigo no se puede cabezota —sacudió su cabeza.

—¿Al menos recuerdas al tipo que te salvó?, porque por lo que entiendo debe ser un matón o algo por el estilo.

—Te he dicho que lo he vuelto a ver ésta mañana, pero tú nunca prestas atención.

—En serio que deberías calmar tus sumos, pareces mí esposa —rodó sus ojos.

—Lo he vuelto a ver ésta mañana, en el cubículo de barones, entró de pronto mientras yo revisaba mí labio. Lleva vaqueros negros, una sudadera bastante gruesa de un tono gris oscuro y ahora en lugar de tener el cabello de color verde deslavado, lleva un rubio tirando a castaño.

—Con esa descripción sí que lo he reconocido... —Suga sonrió torpemente aparentando entender.

—¿Hablas en serio? —Jungkook abrió la boca dejando escapar un leve gemido de esperanza.

Quizá su amigo podría darle pistas, mostrarle más a fondo y por fin poderle hacer entender a que se debía dicho contacto, la cercanía y la seguridad a la hora de hablarle.

—Sí, seguro lo reconozco en años. Jungkook, cientos de personas llevan todo aquello que has descrito, nunca lo voy a encontrar si no mencionas nada de su rostro. ¿Es atractivo al menos?, o ni siquiera eso. Necesito saber de-ta-lles —deletreó cuidadosamente.

—Lo que necesitas es dejar de ser un completo idiota y enfocarte en lo que en realidad importa —gruñó dejando caer su torso sobre el respaldo metálico de su silla.

Y entonces Jungkook lo miró entrar a la cafetería: la rudeza con la que caminaba, la confianza en cada paso que protagonizaba, los lentes oscuros, joyería de plata en sus manos y sobre todo aquello, su rostro angelical sereno, pero que aún así podría derretir cualquier polo que tuviese enfrente.

Park Jimin —Suga y JungKook repitieron al mismo tiempo.

Entonces todo se fue al demonio, porque la poca tranquilidad que a Jungkook le restaba, se había esfumado velozmente.

ART 【ᴊɪᴍɪɴ + ᴊᴜɴɢᴋᴏᴏᴋ】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora