Capítulo 1

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La rubia miraba con ilusión hacia la puerta del colegio. Pensó mucho en el momento que estaba llegando por fin, pero justo en ese instante no encontraba la manera de describir lo que sentía.


Mucho esfuerzo, desveladas, y hasta lágrimas le había costado pertenecer a ese grupo de jóvenes soñadores que en esa mañana daban por terminada su carrera. Incluso alguna vez había lidiado con su padre, cuando éste, con el ya clásico "te vas a morir de hambre" la reprendió por decidir seguir la pasión que creció en ella desde pequeña, cuando con sus muñecas de porcelana, hacía historias que después representaba en escenarios espontáneos creados con los residuos de los materiales que su mamá no utilizaba cuando se dedicaba a coser sus hermosos vestidos.


Su mamá... Su papá... Le hubiera gustado compartir con ellos ese momento, pero eso no sucedería. Estaban ya mirándola desde ese cielo que siempre le inculcaron que debía alcanzar, quizás aún molestos por que ella decidió hacer su vida como su corazón le mandaba, y no como su religión le indicaba. Eso no importaba; sabía en el fondo que habían logrado perdonarla por todos sus "pecados", y que estaban orgullosos de lo que pudiera lograr. Habían criado a una chica maravillosa, querida por las personas, y que siempre daba mucha luz al lugar al que llegaba.


"Tu nombre es Alba, porque fuiste una luz después de la oscuridad", le decía su padre, cada que notaba que su hija estaba algo decaída o a punto de rendirse de alguna de sus misiones. Su madre la tomaba en brazos, y le repetía constantemente que en verdad, ella había sido una luz después de algunos años de tristeza al no poder concebir un hijo. Alba recordaba con alegría el amor con el que fue criada, y se sentía completa al saberse más amada de lo que muchas personas podían decir.


A pesar de todo, la vida continuaba. Como bien lo decía uno de sus profesores; la vida era una película, Dios el Director, y nosotros simples actores. Así que, todo debía seguir el rumbo que estaba marcado, o el que ella construía. Los dos, fusionados en la película que era su propia existencia.


Sonrió satisfecha, como lo había venido haciendo toda la mañana. La seriedad en su rostro la reservó hasta para cuando llegó con su equipo de trabajo, los miró y luego se perdió en el abrazo colectivo que le regalaron. Una mujer miraba con un profundo respeto, y fue la única que la abrazó de manera particular.


- ¿Hace falta que te diga lo orgullosa que estoy de ti?... - le preguntó mirándola.

- Ya lo sé, María... No creo que haga falta que lo digas- aceptó mientras sonreía.

- Alba, ¿puedes creer que hoy te estás graduando como directora?...

- Parece un sueño del que no quiero despertar- aceptó, con el rostro lleno de felicidad. Su sonrisa era tan bonita que todos los que la miraban se sentían reconfortados al instante.

- Aunque sólo faltaba algo de oficialidad al asunto... He terminado de leer el último guión que escribiste ¡y creo que es maravilloso!

- ¿No será que solamente la estás sobrevalorando por tus intereses románticos conmigo?... - preguntó de manera ligeramente seductora, sacando a relucir su impecable manera de decir la verdad. La otra mujer rompió su tono habitual de piel, para ruborizarse al instante.

Antagonista (INCOMPLETA)Where stories live. Discover now