Capítulo 2

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La velocidad de su automóvil era tan alta, que se había pasado cada una de las luces rojas encontradas en el camino. No sentía miedo de morir, pues en su vida habían pasado tantas cosas que nadie diría "Lástima, le faltaba tanto por conocer"... Apenas tenía 23 años, y todo lo que había en el mundo ya había estado al menos alguna vez en sus manos.

- Vamos, Natalia... ¡Uno más! No le harás daño a nadie...- le decía una chica castaña, mientras ponía en sus manos un vaso lleno del mejor tequila.

- No, ya no quiero. He tomado suficiente esta noche... Ni siquiera recuerdo cómo te llamas...- soltó antes de reírse cínicamente, mientras soltaba por segundos el volante de su auto de lujo.

- Eso es lo de menos, ¿no crees?... Vamos, me han dicho que eres la mejor en las fiestas, y parece que le tuvieras miedo a una simple copa...

- ¿Eso es un reto?... - preguntó, mientras tomaba el trago con su mano derecha.- ¡Las mujeres como yo no somos cobardes!-aseguró, para después beber todo el contenido de un trago.

- Eres una estrella, sé que no eres cobarde.

- Entonces no deberías retarme...- dijo, mientras giraba su vista al frente de nuevo. Pero fue demasiado tarde, pues lo siguiente de lo que se hizo consciente fue del impacto contra un poste que se encontraba sobre la acera. Casi al instante, la oscuridad de la noche se vio interrumpida por la luz de las patrullas que llegaban al lugar, al igual que por los ruidos que emitían escandalosamente sus sirenas. Antes de que pudiera siquiera reaccionar, la voz modificada de un policía ya le ordenaba salir del auto con las manos sobre la nuca. Ella simplemente se limitó a obedecer.

- ¿Se encuentra bien, señorita?... - preguntó el hombre mientras se acercaba con sigilo.

- ¡Más que bien, señor oficial!.- aseguró con el acento español marcado.

- ¿No sufrió de algún golpe?...

- No, todo bien...

- Muy bien. Tendrá que acompañarnos.

- Vamos, oficial, simplemente es un pequeño golpe de tránsito. Estoy segura de que con una buena multa estará solucionado, ¿no es así?... - preguntó mientras le sonreía. De pronto, perdió el equilibrio y comenzó a ladearse, para finalmente caer de manera ruidosa sobre el asfalto. El oficial se colocó  frente a ella y la ayudó a levantarse.

- Tiene aliento alcohólico.

- Oficial ¡pero solo fue una copa! Vamos, que no pasa nada, no querrá que la prensa se entere ¿verdad?...

- Señorita, por favor acompáñeme. - El oficial se notaba más que cansado de la actitud de la mujer. No sintió ni siquiera los nervios que a cualquier otro le hubiera provocado estar ahí frente a ella. La tomó con algo de fuerza, pero sin lastimarla y posteriormente la ayudó a subir a la patrulla, donde estaba también otro oficial. Segundos después subió a la acompañante y se dirigieron hacia un centro de justicia.

- ¡Usted no sabe quién soy! - gritaba Natalia de manera desesperada, mientras trataba de zafarse sin éxito de las esposas que ya cubrían su muñeca, después de unos 15 minutos de trayecto. Finalmente, el auto se detuvo, y los oficiales bajaron a ambas chicas y las digirieron hacia adentro de un lugar. En el sitio, había muchas sillas, y al fondo, un escritorio donde un joven rubio escribía en una computadora. - ¡No tienen idea de lo que están haciendo!- gritó de manera furiosa. Sintió como si sus ojos se cerraran, y fue lo último que recordó.

Antagonista (INCOMPLETA)Where stories live. Discover now