Capítulo 3

11 0 0
                                    

El sonrió

—Vamos, hay que ir a comer —dijo

Se acercó a sus libros y los levantó, yo me acerqué

—¿Para que los trajiste? —pregunté

Era extraño que los trajera, pues nadie estudia en el descanso, ni siquiera yo que soy uno de los mejores de la escuela.

—Los iba a meter a mi casillero —se acercó a un casillero, lo abrió y metió sus libros

Me sentía tonto por preguntar algo que parecía más que obvio, pero me sentía muy distraído. Eros me distraía

Caminos hasta la cafetería y nos sentamos. Estábamos platicando y riendonos por alguna tontería

—Ayer no me esperaste —Katerine llegó de la nada y azotó su bandeja de comida, su tono de voz no era el más contento

—Lo siento —hablé —Tenía cosas que hacer —la miré

Ella suspiró

—Esta bien, pero como siempre me llevas pensé que estabas enojado conmigo por lo de ayer

—No pequeña, para nada, mira —miré a Eros quien estaba ligeramente sonriendo —el es Eros, es nuevo en la escuela, lo conocí camino acá —sonreí

Ella lo miró y sonrió

—Hola, soy Katerine —se presentó

—Mucho gusto —respondió

Después de un rato comenzamos a comer y a conversar

—¿De donde vienes Eros? —preguntó Katerine antes de meterle una mordida a su sandwich.

Eros rió

—Soy de Tailandia pero crecí aquí —respondió

Eso explica sus rasgos.

—Eres muy lindo —le dijo ella

El sonrió y me regresó a ver

—Gracias —agachó la mirada

~§~

Entramos otra vez al salón. Eros me enseñó su horario para que le indicará su siguiente clase

Al ver si horario me alegré muchísimo pero traté de no ser obvio.

—Te tocan las mismas clases que a mi, excepto una, pero de ahí todas —sonreí

—¡Encerio! ¡Que bueno que tenemos las mismas clases! —dijo muy alegre

Sonreímos los dos. Luego sentí que estaba exagerando un poco al alegrarnos demasiado. El se rascó la nuca nerviosismo y yo agaché la mirada.

—¿Vamos al salón? —preguntó

De la vergüenza sólo pude asentir. Caminamos hasta el salón y nos volvimos a sentar juntos.

~§~

La maestra nos dejó hacer un trabajo en parejas sobre un cuadro de una pintura. Tomé mi libro que estaba ya en la página donde estaba el cuadro de la pintura de manera que pudiéramos ver los dos. Leí las preguntas que venían en el libro, teníamos que comparar respuestas

—¿Que te parece el retrato? —Pregunté, lo miré. Me llevé la sorpresa de que el me estaba mirando fijamente

—Perfecto —dijo, estaba como en otro mundo pero mirándome fijamente.

Un Cambio [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora