The Bad Sister [Chilling Adventures of Sabrina] •Español•

➳𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟸: "𝙻𝚎𝚝 𝙶𝚛𝚎𝚎𝚗𝚍𝚊𝚕𝚎 𝚌𝚊𝚜𝚝 𝚊 𝚜𝚙𝚎𝚕𝚕 𝚘𝚗 𝚢𝚘𝚞!"

—Ya está amaneciendo, Pollux...— Avisó la chica a su sabueso, que descansaba en el asiento junto a ella y que solamente levantó sus orejas como respuesta. —Eres un holgazán.— Dijo ella sin apartar su mirada de la carretera, escuchó un gruñido por parte del perro y soltó una risa algo divertida. —Pronto llegaremos a Greendale...—

En el viaje habían parado solamente dos veces, solamente por comida, ya que el sueño nunca había sido un impedimento en ese viaje, porque desde muy pequeña se había acostumbrado a quedarse estudiando toda la madrugada, para algo a parte de eso le había servido.
Cada tanto, Cassiopeia revisaba el GPS de su celular, este le indicaba que estaban a punto de llegar a Greendale, tal vez en una hora más y eso era todo de su viaje por carretera.

—Mierda, mierda, ¡mierda!— Maldijo la pelinegra, que paró en el lado de la carretera por la que iba. El maldito teléfono se había apagado y ella, por supuesto, no se había fijado antes y no había grabado el camino que debía tomar después. —Mierda, Pollux, ¿qué haremos?— Lanzó el celular bruscamente al asiento de atrás y trató de concentrarse en el camino que seguía, para sentir por donde debían seguir.

El sabueso ladró, indicando con su cabeza que continuara manejando recto por la carretera. —De acuerdo.— Soltó un suspiro, fastidiada, y continuó el camino manejando el auto un poco más deprisa. La carretera estaba sola y necesitaba despejar el enojo que cargaba.
Pasaron unos 20 minutos de estar manejando hasta que vio un letrero, separaba dos pueblos:

El sol estaba saliendo por entre los árboles de forma tenue, y ella no pudo evitar sentir algo de felicidad por dentro, ya iba a llegar. Y sin el maldito GPS. —Estamos tan cerca, Pollux.—Le dijo a su compañero, mientras le acariciaba la cabeza y manejaba con más calma, ya no estaba molesta. Y al estarse acercando a Greendale, podía sentir el aroma de los deliciosos pastelitos de su Tía Hilda.

Unos minutos más manejando y ahí estaba, el letrero que había esperado todo el camino: "Let Greendale cast a spell on you!". Rió por tal originalidad en él, ¿sería posible que no supieran qué habían brujos ahí? y negando con su cabeza, se adentró hacia el pueblo con su auto. Al estar amaneciendo, todas las personas apenas abrían sus locales, además de las panaderías salía un exquisito aroma de pan recién hecho.

Paró en un semáforo y cerró sus ojos un momento. Luego, se miró por el retrovisor y pudo ver una ojeras horribles adornando su rostro, rápidamente se colocó sus lentes de sol y continuó manejando. Habían chicos por las calles, al parecer yendo hacia la escuela, personas paseando con sus mascotas y otras que al parecer se iban al trabajo. —La vida de un mortal es tan aburrida, Pollux.—

Su camino continuó hasta que salió de toda la urbanización del pueblo, veía el bosque mientras manejaba y sabía que estaba cerca de llegar a casa de sus tías. Solo un par de minutos más y su nueva vida empezaría.
No pasó mucho tiempo cuando vio el letrero que tanto había estado esperando desde que había llegado a Greendale: La casa de sus tías.

La chica manejó dentro del lugar por el camino que indicaba y aparcó en frente de la casa. No se veía mucha actividad dentro, pero apenas iban a ser las 7 de la mañana, claro que aún continuaban durmiendo. Bajó del auto, acompañada de Pollux que salió por la puerta del piloto también y apretó sus labios. Fue caminando lentamente hacia los escalones y subió uno a uno, lento, pensaba en qué decirle a sus tías para que la aceptaran con ellas. Al estar en la cima de las escaleras, acarició la cabeza de su compañero. —Espérame aquí, chico...— Le dijo en algo parecido a un susurro.

Caminó hasta la puerta y luego de acomodar sus lentes oscuros y aclararse la garganta, tocó un par de veces y se dio la vuelta para esperar a que alguien le abriera. Miraba a Pollux y también a su alrededor, no recordaba mucho el lugar, pues se la habían llevado cuando estaba muy pequeña pero se sentía bien, se sentía en casa. Escuchó luego como se abrió la puerta y se dio la vuelta con una sonrisa pequeña adornando sus labios al mismo tiempo se quitaba los lentes, su sonrisa se borró al ver quien había abierto la puerta. No la reconocía, no sabía quién era.

—¿Hola?— Ella habló. Era una chica con el cabello rubio platinado. Algo le decía que alguna vez la había visto, pero no la recordaba. —¿Te puedo ayudar?—

—Eh... Hola— Cassiopeia habló quedada, miraba a la chica desconocida de arriba a abajo. Hasta que otra voz, una masculina, interrumpió.

—Sabrina, la Tía Zelda pregunta quién...— A él sí lo reconocía. Su sonrisa se amplió y el chico se acercó a ella tan rápidamente para abrazarla, estaba riendo. —¿Cassie?— La pelinegra correspondió al abrazo con cierta emoción, pero sin expresión en su rostro más que la sonrisa. —¿Qué haces aquí?—

Antes de que pudiera abrir la boca para responder, una voz más se unió al momento. Una voz fría de mujer, pero tan fina que podía reconocerla en cualquier lugar. —Ambrose, Sabrina, ¿Quién... Cassie?—

—Hola, tía Zee...— Saludó la chica, moviendo sus dedos. Ahí estaba la mujer que más admiraba en su vida. AHÍ ESTABA.

—¿"Tía Zee"?— La voz de la chica rubia la sacó del momento tan emotivo. Ese nombre lo había escuchado antes, "Sabrina"... —¿Quién eres tú?— La chica rubia se veía tan confundida, ella también lo estaba, pero solamente trataba de recordar donde la había visto.

—Sabrina...— Era la voz de la mayor de las Spellman. —Ella es tu hermana.— Cassie abrió sus ojos sorprendida, la rubia estaba igual. No era posible.

—¿Hermana?— Fue la pregunta de las dos chicas a unísono, volviendo cada una la mirada a la otra. Imposible.

To be continue...

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¡Ta-dah! Actualicé muy rápido, lo sé, pero me inspiré muchísimo con este capítulo y lo escribí en un par de horas. :0
Muchas gracias por los votos y los comentarios en el capítulo anterior 🖤 Agradezco cada uno de ellos y me pone muy feliz saber que les está gustando. Igualmente espero que este capítulo les agrade, y espero sus comentarios.

xoxo, Watermelon Girl ✨